Este viernes se inicia el ciclo "Pensar mujeres" que propone el Teatro El Pasillo (José de la Iglesia 1.190), en este mes de marzo, en que se conmemora el Día Internacional de la Mujer.
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Este viernes se inicia el ciclo "Pensar mujeres" que propone el Teatro El Pasillo (José de la Iglesia 1.190), en este mes de marzo, en que se conmemora el Día Internacional de la Mujer.
Consiste en tres puestas teatrales que llega desde Salta, Tucumán y Buenos Aires, sobre mujeres que son historia. Monólogos sobre la vida de Ana Maria Villareal, Encarnación Ezcurra y Manuela Saenz. "Nos proponemos traer a la memoria estos nombres y pensarlas en nuestra historia", explica Rodolfo Pacheco, desde la organización.
Así, este viernes a las 21.30, se presentará "En-sayo", performance sobre la vida de Ana Maria Villareal, de la salteña Maria Laura Buccianti, en la Sala Carime Estopiñan del teatro.
Se trata de unan obra que reivindica a "La Sayo", Ana María Villarreal, salteña fusilada en Trelew un 22 de agosto 1972. Tras una fuga en la que su esposo – Roberto Santucho, fundador del ERP – llegó a Chile con otros guerrilleros. En Chile supo del final de su mujer con la que recorrió Latinoamérica antes de que tomaran las armas.
El sábado 9 de marzo a las 21.30, en la misma sala, será el turno de "Yo, Encarnación Ezcurra" de Cristina Escofet. Es un unipersonal de Huerto Rojas Paz acompañada por la guitarra de Pablo Herrera, de Tucumán. Están dirigidos por Jorge de Lassaletta.
Encarnación Ezcurra, la mujer de Juan Manuel de Rosas, artífice en las sombras de la Revolución de los Restauradores, es una figura maltratada por la historia oficial, pero de una riqueza evidenciada en las intensas cartas que enviaba a su hombre en el desierto. Tan apasionada por su esposo como por la causa política que los unía.
Finalmente con dos funciones, los días viernes 15 y sábado 16, a las 21.30, en la misma sala, La actriz Cecilia Hopkins, de Buenos Aires, pone en escena "La celebración de Manuela Saenz", de Luis Zuñiga.
A orillas del Pacífico, en la casa del pueblo peruano de Paita donde transcurre su exilio, Manuela Sáenz recuerda los años compartidos junto al Libertador Simón Bolívar.
Entre ironías, bromas y risas, revive su juventud rebelde y decidida en el Quito colonial, condenada por la sociedad y la iglesia de su tiempo, Manuela evoca disputas y victorias políticas.