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Cuadros en El Pasillo del barrio Arrieta de Libertador

Salir a comprar el pan, pasar por un lugar de paredes grises, y de repente, una irrupción de color. Un espacio cotidiano intervenido por Cecilia Espinoza, da qué hablar en los últimos días.
Jueves, 04 de abril de 2024 01:01
INVASIÓN DE COLOR | EN EL PASILLO QUE HASTA AYER SÓLO SERVÍA PARA CORTAR CAMINO

Ella siempre está pensando como compartir y llevar el placer y los beneficios del arte a todos, a los que como ella estudiaron y se profesionalizaron, a los que simplemente somos espectadores y admiradores, y a los que ni siquiera tuvieron nunca la experiencia de pararse frente a una obra por diversas razones.

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Ella siempre está pensando como compartir y llevar el placer y los beneficios del arte a todos, a los que como ella estudiaron y se profesionalizaron, a los que simplemente somos espectadores y admiradores, y a los que ni siquiera tuvieron nunca la experiencia de pararse frente a una obra por diversas razones.

Cecilia Espinoza, la artista plástica yungueña, que trasciende con sus creatividades la provincia, esta vez, en Libertador, donde además tiene su espacio cultural, y donde vive, comenzó con una nueva experiencia.

La llamó "El Pasillo", y tiene que ver con colgar una obra en un espacio muy transitado del barrio Arrieta, de esa ciudad. Es justamente un pasillo o pasaje que une una calle con otra, para peatones. Muy corto trayecto y muy gris. Solo sirve para cortar el camino.

Desde el mes pasado, comenzó ahí, algo diferente.

LA ARTISTA | CECILIA ESPINOZA, SIEMPRE ESTÁ DISPUESTA A CHARLAR

A Cecilia se le ocurrió colgar un cuadro en ese pasillo, por espacio de tres horas, y observar lo que le pasa a la gente que a diario transita por ahí.

En comunicación con nuestro diario, ella explica su motivación: "Lo que para algunos es innecesario o insignificante, para mí es fundamental. Me es necesario que el arte, llegue a la vida de otras personas que tal vez no tienen tiempo, ganas o simplemente no van a muestras".

Para esto es que hace arte público, es decir esculturas (como el Homenaje a la Pachamama en San Francisco, que es uno de los atractivos de la región), u otras obras que son parte del patrimonio de la ciudad. "El arte público me salva, pero también hay otras obras que se muestran en salas, y por eso, decidí modificar desde la percepción, uno de los pasillos de este barrio", explica. "No es una sala de exposiciones, pero es un lugar transitado por muchos vecinos, y entonces le comenté la idea a un amigo, Matías Aparicio, quien es gestor cultural, y de ahí surgió hacer una acción previa a la idea original, algo así como un experimento social", cuenta.

El sábado 16 de marzo a las 9 de la mañana colgó la obra "Florcita amarilla" en ese transitadísimo pasillo, y observó que "algunos vecinos lo transitaron sin levantar la mirada, sin ver el cuadro, porque estaban en su mundo. Otros al descubrirlo se detuvieron a mirar la obra y uno que otro sintió la necesidad de tocar la superficie, pensé: 'deben dudar que sea un cuadro de verdad colgado en ese espacio'. Salían del pasillo y observé que sonreían y luego les comentábamos por qué estaba esa obra ahí".

Eso sucedió durante tres horas, y luego se repitió el domingo pasado de 18 a 19.30, con más obras.

La primera se hizo sin previo aviso, la segunda se publicitó en redes.

ASISTENTES | LA GENTE NO FUE INDIFERENTE A LA PROPUESTA

La gente volvió a pasar, y "esto me da la razón, como siempre digo: el arte es necesario en la vida de todos, en la vida diaria de una comunidad puede generar cambios de actitud para bien. A veces se demanda, pero si la respuesta no está, no me voy a quedar esperando. Si no hay lo que busco para mi hacer, lo voy a crear", concluyó nuestra artista. Y en sus redes, satisfecha, exclamó: "íHoy nació El Pasillo!".

A la experiencia del domingo, que tuvo promoción, fue más gente. "Una señora que fue a ver el expo, venia de otro barrio, me preguntó si hago mis cosas sólo aquí. Le dije que también salí de Libertador y de Jujuy, pero con exposiciones solamente, y lo mejor fue que me dio las gracias por no irme con estas ideas a otro lado, por quedarme y querer que la ciudad se vea más bonita", contó emocionada.

Ya vendrán nuevas invitaciones.

"Esta idea nace por la inquietud mía de movilizar la ciudad, con una actividad que sale de lo tradicional de las propuestas que se hacen acá. Ese pasillo es como una parte vital del barrio Arrieta, por ahí se corta camino, es un atajo. Cuando uno pasa por ahí es tan impersonal, parece tan insignificante, pero es parte de la cotidianeidad de los vecinos", asegura.

"Una obra que normalmente yo presento en una galería, la cuelgo en el pasillo, en ese espacio gris", dice refiriéndose a las paredes literalmente y un poco también al ambiente. "Colgar un cuadro que puede estar en la sala de una casa, en la calle, es como 'desubica'", dice muy entusiasmada con lo que propone.

Por supuesto que la cabeza de Cecilia, o, mejor dicho, su corazón de artista, no para de proyectar, y pareciera que se viene su intervención con un mural, en ese lugar que es un desafío por ser reducido y a la vez jugar con otras perspectivas, según explica.

El barrio Arrieta de Libertador, que también acuna su espacio cultural… agradecido.

 

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