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14 de Mayo,  Jujuy, Argentina
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Cena Blanca coronó el fin del secundario con tono familiar

Lunes, 08 de diciembre de 2014 00:00
El tradicional festejo masivo para agasajar a los egresados de colegios secundarios capitalinos se materializó anoche con buen tiempo, permitiendo a las familias disfrutar del acompañamientos a los jóvenes, captar las imágenes de recuerdo y a ellos disfrutar de una gran fiesta.
La Cena Blanca se concretó teniendo como atractivo central la pasarela en la que los 3.700 jóvenes hicieron su paso luego de pacientes esperas en la avenida Córdoba para ingresar en el vallado que les permitiera llegar al predio del RI 20 donde se concretó el festejo.
El buen tiempo fue clave y así la pasarela se llevó adelante pese a las cientos de historias de apuros, encuentros y desencuentros entre las familias y sus compañeros para hacer su paso organizado según el orden establecido.
Conmovidos, nerviosos y con mucho entusiasmo los padres y familiares se apresuraban a sacar fotos en el reducido espacio que se generaba en los lugares de espera, los otros los esperaban con lluvia de flashes a lo largo del vallado hasta la pista de atletismo del RI 20 donde se ingresaba.
La fiesta se tornó cada vez más familiar, motivo de orgullo o de contención quizás, y se reflejó en el masivo acompañamiento de padres, abuelos, otros en pareja y con los pequeños bebés en brazos. Hubo padres gauchos, con su tradicional indumentaria y sombrero, y madres que se pusieron sus mejores galas para hacer de "partenaire".
Las "selfies" eran entretenimiento sobre todo de las chicas, que se lucieron, en muchos casos rompiendo la monotonía del nombre de la cena con una tendencia diversa y se puede decir que ajustada a la personalidad. Llevaron desde tradicionales vestidos blancos o tono pastel en gasa, hasta un sinfín de combinaciones con dorado, azul, rojo, rosa, con largos irregulares al estilo de la cantante Violetta, hasta cortos, al cuerpo, en dorado y brillos. Los varones lucieron trajes con algunos toques de excentricismo en peinados, corbatas y zapatos. Muchos lucían entusiastas y bromistas, excepto por algunos que no tenían la tarjeta, y sólo había tres registrados.

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El tradicional festejo masivo para agasajar a los egresados de colegios secundarios capitalinos se materializó anoche con buen tiempo, permitiendo a las familias disfrutar del acompañamientos a los jóvenes, captar las imágenes de recuerdo y a ellos disfrutar de una gran fiesta.
La Cena Blanca se concretó teniendo como atractivo central la pasarela en la que los 3.700 jóvenes hicieron su paso luego de pacientes esperas en la avenida Córdoba para ingresar en el vallado que les permitiera llegar al predio del RI 20 donde se concretó el festejo.
El buen tiempo fue clave y así la pasarela se llevó adelante pese a las cientos de historias de apuros, encuentros y desencuentros entre las familias y sus compañeros para hacer su paso organizado según el orden establecido.
Conmovidos, nerviosos y con mucho entusiasmo los padres y familiares se apresuraban a sacar fotos en el reducido espacio que se generaba en los lugares de espera, los otros los esperaban con lluvia de flashes a lo largo del vallado hasta la pista de atletismo del RI 20 donde se ingresaba.
La fiesta se tornó cada vez más familiar, motivo de orgullo o de contención quizás, y se reflejó en el masivo acompañamiento de padres, abuelos, otros en pareja y con los pequeños bebés en brazos. Hubo padres gauchos, con su tradicional indumentaria y sombrero, y madres que se pusieron sus mejores galas para hacer de "partenaire".
Las "selfies" eran entretenimiento sobre todo de las chicas, que se lucieron, en muchos casos rompiendo la monotonía del nombre de la cena con una tendencia diversa y se puede decir que ajustada a la personalidad. Llevaron desde tradicionales vestidos blancos o tono pastel en gasa, hasta un sinfín de combinaciones con dorado, azul, rojo, rosa, con largos irregulares al estilo de la cantante Violetta, hasta cortos, al cuerpo, en dorado y brillos. Los varones lucieron trajes con algunos toques de excentricismo en peinados, corbatas y zapatos. Muchos lucían entusiastas y bromistas, excepto por algunos que no tenían la tarjeta, y sólo había tres registrados.