LA QUIACA (Corresponsal). A las bajas temperaturas reinantes en esta época del año, que alcanzaron los siete grados bajo cero, los habitantes de La Quiaca y la Puna toda debieron soportar las consecuencias del cambio climático. La jornada de martes de caracterizó por un cielo plomizo y notable aumento de la humedad que alcanzó el 69 por ciento. Atrás quedaron los días en que el sol siempre sale en la región, sumado a una temperatura de solo tres grados, además de viento. Los pobladores están acostumbrados al frío seco, durante la tarde, noche y buena parte de la mañana mientras el astro rey asoma tibiamente. La ropa de lana que el habitante usa, no pudo mitigar el frío húmedo, muchos menos la lluvia que cayó desde el mediodía hasta las 14 aproximadamente. La gente presurosa comenzó a retornar a sus casas, buscando el calor de las estufas a leña del hogar, quedando las calles prácticamente desiertas.
Los vecinos más antiguos, señalaron lo extraño del fenómeno, apuntando que era raro que llueva en mayo, teniendo en cuenta que la última vez que hubo una gran nevada fue en junio de 1993. El Servicio Meteorológico Nacional pronosticó lluvias y tiempo inestable hasta mañana. Algo si quedó en claro en la comunidad, el invierno será riguroso con temperaturas bajo cero extremas, para lo cual hay que estar preparados. Es la vida cotidiana en la Puna jujeña, hasta el mes de septiembre, cuando el clima comienza a mejorar.
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LA QUIACA (Corresponsal). A las bajas temperaturas reinantes en esta época del año, que alcanzaron los siete grados bajo cero, los habitantes de La Quiaca y la Puna toda debieron soportar las consecuencias del cambio climático. La jornada de martes de caracterizó por un cielo plomizo y notable aumento de la humedad que alcanzó el 69 por ciento. Atrás quedaron los días en que el sol siempre sale en la región, sumado a una temperatura de solo tres grados, además de viento. Los pobladores están acostumbrados al frío seco, durante la tarde, noche y buena parte de la mañana mientras el astro rey asoma tibiamente. La ropa de lana que el habitante usa, no pudo mitigar el frío húmedo, muchos menos la lluvia que cayó desde el mediodía hasta las 14 aproximadamente. La gente presurosa comenzó a retornar a sus casas, buscando el calor de las estufas a leña del hogar, quedando las calles prácticamente desiertas.
Los vecinos más antiguos, señalaron lo extraño del fenómeno, apuntando que era raro que llueva en mayo, teniendo en cuenta que la última vez que hubo una gran nevada fue en junio de 1993. El Servicio Meteorológico Nacional pronosticó lluvias y tiempo inestable hasta mañana. Algo si quedó en claro en la comunidad, el invierno será riguroso con temperaturas bajo cero extremas, para lo cual hay que estar preparados. Es la vida cotidiana en la Puna jujeña, hasta el mes de septiembre, cuando el clima comienza a mejorar.