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Elecciones 2017:ahora...mirar adelante

Lunes, 23 de octubre de 2017 10:00

La semana que pasó y la que se inició, estarán absolutamente teñidas del color de las elecciones en todo el país. En Jujuy, obviamente, los coletazos de los guarismos, con una aplastante victoria radical que plesbicitó de manera rotunda la gestión de Gerardo Morales se pasó lejos el 40% a nivel local y el 50% en cargos nacionales, más que duplicando al peronismo al que pocas veces le costó tanto sudor y lágrimas alcanzar un puesto honroso; la sorpresa no tan sorpresa de la histórica elección de la Izquierda de los Trabajadores, liderado por la figura de Alejandro Vilca, hoy un referente de clara proyección nacional; y finalmente la caída abrupta del Frente massista, algo que también se vislumbraba desde el mismo momento de la conformación de sus cuadros de candidatos en las Paso. Y también está la desaparición electoral de un conjunto de pequeños partidos y frentes, que deja mucha tela para cortar. Con un muy buen porcentaje de votantes que ronda el 80%, y más allá de los guarismos finales, las alegrías de unos y las broncas indigeribles de los otros, todo debería convertirse (tanto el análisis y como la experiencia cosechada) en una oportunidad de oro para elaborar un presente de convivencia madura y en el diseño de un futuro proyecto de provincia que no excluya ningún aporte de las vertientes de pensamiento vivas en Jujuy.

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La semana que pasó y la que se inició, estarán absolutamente teñidas del color de las elecciones en todo el país. En Jujuy, obviamente, los coletazos de los guarismos, con una aplastante victoria radical que plesbicitó de manera rotunda la gestión de Gerardo Morales se pasó lejos el 40% a nivel local y el 50% en cargos nacionales, más que duplicando al peronismo al que pocas veces le costó tanto sudor y lágrimas alcanzar un puesto honroso; la sorpresa no tan sorpresa de la histórica elección de la Izquierda de los Trabajadores, liderado por la figura de Alejandro Vilca, hoy un referente de clara proyección nacional; y finalmente la caída abrupta del Frente massista, algo que también se vislumbraba desde el mismo momento de la conformación de sus cuadros de candidatos en las Paso. Y también está la desaparición electoral de un conjunto de pequeños partidos y frentes, que deja mucha tela para cortar. Con un muy buen porcentaje de votantes que ronda el 80%, y más allá de los guarismos finales, las alegrías de unos y las broncas indigeribles de los otros, todo debería convertirse (tanto el análisis y como la experiencia cosechada) en una oportunidad de oro para elaborar un presente de convivencia madura y en el diseño de un futuro proyecto de provincia que no excluya ningún aporte de las vertientes de pensamiento vivas en Jujuy.

Brindar sin marearse

No será fácil. Al oficialismo le será complicado combatir contra la propia soberbia que muchas veces se enquista cuando el triunfalismo en lugar de ser una herramienta se convierte en objetivo. Muchos radicales también tendrán que dejar atrás deseos de desquite para que la humildad aparezca inversamente proporcional a la declinación la arrogancia. Si los radicales jujeños superan la resaca que siempre deja la borrachera típica del triunfo y el poder, les será más sencillo aceptar después de dos años en el Gobierno, que todos los proyectos deberán ser compartidos y consensuados. Y así culpas y errores, serán más fáciles de sobrellevar y de solucionar. Y sus logros cobrarán una estatura inusitada. Eso sería afirmar un verdadero cambio en lo político, lo social y lo cultural. Si los radicales lo entienden e intentan llevarlo a la práctica, desde la nueva mayoría que ahora ejercen en los parlamentos, tienen bronce al alcance de sus manos. Deberán comenzar por aceptar la suerte de tener en el gobernador Morales un líder que marca el camino y que hace rato viene excediendo los límites provinciales, llenando los vacíos del equipo gobernante y hasta aquí, haciéndose cargo de todos los errores e impericias de sus colaboradores. Ahora, fortalecido electoralmente, quizá el GM complete la victoria avanzando en la ya demorada renovación de su gabinete porque la prolongada "luna de miel" que supo estirar con maestría, no será la misma en los próximos dos años de gestión. Todo lo que se le perdonó hasta ahora, no merecerá la misma consideración de los jujeños en el futuro. A nivel de su partido político, los radicales jujeños, otrora autodenominados "campeones de la democracia" no volverán seguramente ni a las ruidosas elecciones internas y las combativas convenciones partidarias. Tiene demasiado orden estructurado, mucha victoria y demasiada autoridad encima como para pensar en esas pequeñeces.

Objetivo: no defraudar

La Izquierda que durante tantos años conservó sus expectativas crioconservadas finalmente, eclosionó. Van dos elecciones en que el FIT amagaba con dar el golpe. Finalmente, las primarias anticiparon el triunfo, aunque tal vez sin imaginar que le arrebatarían al PJ la condición de escolta en la propia capital provincial. Tampoco dejar tan lejos al cuarto, el oficialista FR. Es un triunfo que toda la izquierda nacional y provincial esperaban. Ale Vilca y Gastón Remy remaron desde atrás, solos, con escasos recursos, ni siquiera tuvieron la visita de los referentes nacionales, ocupadísimos con su propia supervivencia. Pero no defraudaron: contuvieron sus votos cautivos, desplazaron a las otras izquierdas, capitalizaron miles de votos independientes y miles más de peronistas que jamás hubieran derivado hacia Cambiemos, y que los eligieron para expresar descontento interno y para confiarles un segmento de oposición hacia afuera. Dejaron muy atrás el odioso piso del 5 %, y rompieron las barreras que les impedían el acceso a los parlamentos municipales y a la Legislatura. Ojalá que no defrauden hacia adelante. Se espera de ellos legislar con el ejemplo y diferenciarse de los demás.

Volver o desaparecer

El peronismo de Jujuy apenas logró mantenerse contra la corriente. Lo que en un escenario adverso y sin un conductor indiscutido, no es poco. Trabajosamente buscan dejar atrás el knockout técnico en el 2015 y dos años en los que debieron soportar tras la hecatombe electoral, el desfile y las explicaciones requeridas por la Justicia a gran cantidad de exfuncionarios (que seguirá un buen tiempo más), y también el deseo de revancha de muchos adversarios políticos, y en algunos casos el ensañamiento que llegó hasta en el escarnio. También debieron luchar contra sí mismos. Los peronistas jujeños, sin experiencia en el llano, trabajaron a la intemperie y en la orfandad y eso hizo aflorar con crudeza viejos rencores y roces internos, se potenciaron desconfianzas y resquemores. Pudieron aprovechar las Paso para comenzar un reciclado de cuadros y propuestas. Ayer en las urnas, el mandato popular les asignó de nuevo -con reservas- el compromiso de ser oposición. La merma notable del caudal de votos con respecto a las primarias, conlleva un llamado de atención: deben ser una oposición inteligente, con contenidos, con un discurso atrayente y un compromiso cierto. En la Legislatura, así como en muchos concejos deliberantes, los "nuevos ricos" de la política local, les hicieron probar su propia medicina, los ignoraron, les aplicaron el físico y en varias ocasiones hasta los obligaron a entrar a regañadientes en votaciones favorables al oficialismo, so pena de quedar a contramano de la historia. Por eso el peronismo debe apelar a la grandeza, buscar su democratización y unidad, y con prudencia comenzar a pensar en el "trasvasamiento generacional", en que "sólo la organización vence al tiempo", y todas las instrucciones que conforman el riquísimo legado de Perón. Antes de la asunción de los nuevos legisladores, los peronistas deberán completar su año de votaciones, concurriendo a una interna que sólo si se realiza sin trampas, sin contubernios, sin dobleces, sin quedar de espaldas a los afiliados, les permitirá desembarcar en la ruta que los lleve al 2019 con posibilidades de fortalecerse y crecer. O lo hacen o desaparecen. Porque en esa elección deberá aparecer la figura de un líder que oponga fuerzas e inteligencia, nada menos que al jefe radical y gobernador, el siempre ascendente GM, y al nuevo actor que se sentará a la mesa de las grandes conversaciones, Alejandro Vilca.

A manera de cierre

Los números finos que se conocerán mañana, dejarán en claro quiénes son finalmente los que ocuparán las bancas de senadores nacionales, diputados nacionales, diputados provinciales y concejales. Cuál fue el comportamiento de los electores de la Capital, a veces imprevisibles y sorprendentes.

En qué lugares del interior los caciques locales mantuvieron sus banderas ondeando victoriosas. Y cuántos y cuáles fueron los numerosísimos cortes de boletas. Los jujeños votaron. No dejaron cheques en blanco. Mostraron madurez y aclararon que nadie es dueño permanente de sus voluntades. Y obligan a toda la dirigencia, ganadores y perdedores, a darse cuenta que hay que empezar a mirar hacia adelante.

 

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