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"Forcejeamos, sentí la detonación y corrí"

El imputado Enrique Rojas Díaz dijo que él protagonizó un forcejeo con Velásquez en la puerta de una vivienda. "Fuimos a comprar marihuana, y como él estaba solo aproveché la oportunidad para intentar robarle", dijo.
Miércoles, 15 de noviembre de 2017 00:00

En el Centro Judicial de la ciudad de San Pedro se celebró la primera audiencia del juicio oral y público que se le sigue a siete jóvenes acusados de tener alguna participación en el crimen de Ariel Velásquez, hecho ocurrido en agosto del 2015 en el asentamiento Juan Pablo II del barrio La Merced de esa ciudad del Ramal jujeño.

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En el Centro Judicial de la ciudad de San Pedro se celebró la primera audiencia del juicio oral y público que se le sigue a siete jóvenes acusados de tener alguna participación en el crimen de Ariel Velásquez, hecho ocurrido en agosto del 2015 en el asentamiento Juan Pablo II del barrio La Merced de esa ciudad del Ramal jujeño.

Enrique "Henry" Rojas Díaz, el único joven sindicado como supuesto autor del hecho (el resto está imputado por participación necesaria), prestó declaración ante el Tribunal en lo Criminal Nº 3, dio su versión de los hechos y detalló minuto a minuto la secuencia en que terminó herido de bala Ariel Velásquez, y dijo que "él (por Velásquez), desenfundó un arma de fuego, forcejeamos los dos, sentí una fuerte detonación y salimos corriendo".

Rojas Díaz es un joven de 26 años, de un hablar pausado, robusto, con domicilio en el barrio Centro de la ciudad ramaleña, y desde tiempo atrás se había hecho amigo de un grupo de jóvenes en el asentamiento Juan Pablo II.

"Estábamos tomando alcohol en la puerta de la casa de "Cachilo' (Mauro Julio Mamaní) que vive en el barrio Ejército del Norte y sugerí a los muchachos que vayamos hasta la casa de "Caloyo' (Juan Castillo) a comprar marihuana", dijo.

Mencionó a los otros imputados por sus apodos. Dijo que compartía las bebidas con el mismo "Cachilo" (Mauro Mamaní) "Edu" (Eduardo Mamaní), "Caraguay" (Máximo Zenteno), "Torito" (Sebatián Corimayo), "Guano" (Julio Silisque) y que fue hasta el asentamiento Juan Pablo II a comprar marihuana junto con "Edu" Mamaní en una moto prestada por "Cachilo" Mamaní y en otro rodado iban "Torito" Corimayo y "Caraguay" Zenteno. "Mandamos a "Torito' que vaya a comprar la droga, nos estacionamos a media cuadra de la casa de Juan Carlos "Caloyo', en una esquina. Después volvió "Torito' con la droga y con el vuelto y me dijo que "Caloyo' estaba solo", dijo Rojas Díaz.

"No se qué me se me pasó por la cabeza y le pedí a "Edu' que me acompañara. Yo tenía un fierrito con una punta de unos 15 centímetros y entré a la casa de "Caloyo' (Castillo) para intimidarlo y robarle la droga. Pero no estaba "Caloyo', había otro muchacho que no lo conocía, cuando me vio con el fierrito en la mano sacó de la cintura un arma de fuego, yo solté la punta y me abalancé para agarrarlo, forcejeamos y le gano. Se le cae el celular y le dije a "Edu' que lo levantara, pero él estaba inmóvil. Ahí se me hizo todo confuso y cuando él (Velásquez) intentó escapar sentí una detonación y el muchacho salió corriendo para la calle, yo alcé el celular, el fierrito, el arma de Velásquez y salí corriendo también para la calle, pero en sentido contrario", dijo Rojas Díaz.

"El arma no era mía"

Rojas Díaz mantuvo sus dichos y dijo que el arma de fuego que se detonó en el "forcejeo" la extrajo de entre sus prendas Ariel Velásquez, pero en la huida él se la llevó.

Luego del hecho, los efectivos detuvieron a unas cinco personas que luego fueron sobreseídas de la causa por la fiscal Silva Farall. Entre ellos un tal "Tarzán" Lezcano. "Cuando yo me entero de eso, puse el arma en el techo de la casa de "Tarzán' cuando él estaba detenido", dijo.

Declararon once testigos y tres de los jóvenes imputados

IMPUTADO. ENRIQUE ROJAS DÍAZ.

En la jornada de ayer declararon 11 testigos aparte de las tres declaraciones testimoniales de los siete imputados que llegaron a juicio. Entre ellos declaró la madre de Ariel Velásquez, María Magdalena Jurado, quien negó que su hijo pudiera tener problemas con la droga y mucho menos que portara un arma de fuego.

Que se enteró del hecho por medio de uno de sus hijos, que fue hasta su domicilio y le pidió el DNI de Ariel porque lo habían baleado y estaba internado en San Salvador de Jujuy.

Tanto la querella representada por Eduardo Vergara y Jorge Rivas, como la Fiscalía de Cámara representada por Silvia Farall y Delia Ortiz insistieron en preguntar si una joven de apellido Cortez habría visto o escuchado la transacción de venta del celular entre Enrique Rojas Díaz y Marco Mamaní, joven imputado por encubrimiento y hermano de otros dos jóvenes imputados en esta causa.

Fue así que Camila Florencia Cortez fue traída a juicio como testigo y “llamativamente” dijo no acordarse de las declaraciones hechas en la investigación penal preparatoria y por las notables contradicciones y las esquivas respuestas, la querella solicitó reserva de su declaración para denunciarla por “falso testimonio”.

Pero dijo que vio a Díaz Rojas con Marco Mamaní con un teléfono, además vio las motos de sus vecinos en la vereda y en otro tramo de su relato dijo haber visto que Rojas Díaz tenía un revólver.

“Compré un celular”

Marco Mamaní dijo conocer a “Henry” Rojas Díaz y que cuando se dirigía a su casa, este joven le ofreció un teléfono celular a 600 pesos.

“Justo yo viajaba al otro día a Buenos Aires y como no tenía se lo compré. Cuando volví a Jujuy había un rumor en el barrio que buscaban un celular, me asusté y arrojé el teléfono en un canal camino a la finca Parapetí”, dijo el hombre.