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El agua de riego en Tilcara puede desaparecer

Los regantes reclaman una urgente solución a problemas que amenazan afectar los cultivos y la identidad cultural de la zona.
Martes, 21 de noviembre de 2017 10:40

TILCARA. Tras una reunión de regantes de los barrios Pucará y Pueblo Nuevo, llevada a cabo en la mañana del lunes, los presentes elevaron una nota dirigida al Ing. Guillermo Sadir, director de Recursos Hídricos, en la que manifiestan “nuestro malestar por la mala distribución de agua de riego del canal La Soledad”, asegurando más abajo que este hecho “nos está perjudicando de sobremanera, lo que provoca mucha tensión”.

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TILCARA. Tras una reunión de regantes de los barrios Pucará y Pueblo Nuevo, llevada a cabo en la mañana del lunes, los presentes elevaron una nota dirigida al Ing. Guillermo Sadir, director de Recursos Hídricos, en la que manifiestan “nuestro malestar por la mala distribución de agua de riego del canal La Soledad”, asegurando más abajo que este hecho “nos está perjudicando de sobremanera, lo que provoca mucha tensión”.

Para conocer mejor esta realidad, conversamos con Titina Gaspar, quien por muchos años formó parte de la Junta de Regantes y es una de las principales defensoras de los tradicionales canales de riego, y con el arquitecto César Marquina, quien empieza por explicarnos que “la provisión histórica de agua en las quintas de Tilcara era a través del canal Soledad, y el otro canal era el sobrante que venía desde más arriba de la Laguna Colorada”.

Titina Gaspar agrega que “desde ahí bajaba muchísima agua, pero iba una parte para el lado de Ledesma y otra venía para acá, y como no se podía aumentar el caudal, solicitamos a la dirección de Recursos Hídricos, hace cosa de seis años, que venga una comisión. Salieron a caballo a las 4 para regresar a las 21, y estudiaron el tema pero se dieron con que habían dinamitado esa parte, cosa que ya no se puede encauzar para acá. Sería necesario encauzarlo cosa de medio kilómetro, hasta la Garganta del Diablo”.

Nos explica que “sólo se podría hacer entubando el agua porque, al venir, se iría perdiendo en la roca, además que en el camino alguien trancaba el canal con piedras. Se mantuvo por más de cien años, alimentaba la cisterna de Agua de los Andes y el sobrante era agua para riego”, y Marquina agrega que “hace unos años, entre gallos y medianoche, derivaron esa agua para proveer de agua a Sumay Pacha”.

Titina recuerda que “peleamos para que no lo hicieran, pero cuando nos dimos cuenta ya estaban colocados los caños”. César Marquina aclara que “se entiende que sea prioridad el agua potable, pero se había hecho una obra faraónica en la Quebrada de Huichaira, con una toma varios kilómetros arriba, y que no se usa. Es una obra terminada, con sus piletones, con las bocas de registro cada tanto, todo embutido bajo el río, y sin embargo se hace el uso del agua de Tilcara”.

Entonces Gaspar nos dice que “va mermando el agua y, con el cambio climático, cada vez es menos hasta que desaparece el agua”. Marquina nos habla de “una alternativa desde el Perchel, donde hay vertientes que se podrían canalizar para conectarlas con el canal Soledad y traer mayor caudal de agua”, y Gaspar recuerda que “vino una comisión hace unos años y midieron el agua, diciendo que había cualquier cantidad. Esa sería la gran solución”.

Luego agrega que “son muchos los regantes en muchos sectores. El canal recorre actualmente diecinueve kilómetros desde la toma hasta llegar a Pucará, tardando dos días, y ante la falta de agua hay arrenderos de La Banda la atajan para cruzarla por el río y la ruta. Venía menos agua en los últimos años, pero ahora empezó a secarse y ya no hay”, y Marquina nos dice que “se está usando agua potable para regar las quintas más chicas”.

Gaspar dice que “la gente pone en sus casas su maíz, sus habas, su papa, una rayita”, cuya pérdida Marquina nos dice que “hace a la pérdida de identidad, porque somos un pueblo fundamentalmente agrícola ganadero, y se está destruyendo esa esencia”. Entonces hablamos de los canales que, recuerda Titina, “cuando yo estaba en la Junta se hacían respetar, con el Juez de Agua, con la policía, y todo el que construía tenía que respetarlos. El Código de Riego de la Provincia establece que primero está la acequia, y para construir había que tenerlo en cuenta”.

Nos dice entonces que “por eso los regantes elevamos esta nota, que se llevará a una audiencia con Recursos Hídricos el miércoles, porque están desapareciendo todas las quintas. Muchos decidieron edificar, y es una pena porque se pierde la identidad del pueblo. Antes todos tenían su rastrojo, una rayita al menos, y se pierde hoy por falta de agua”, a lo que Marquina suma que “yo tenía unos sembrados más por agradecimiento a la tierra que por necesidad, para que se cumplan esos ciclos de la fruta, la verdura, los choclos de fin de año, pero ahora no puedo por falta de riego”.

Titina termina diciendo “que el espacio verde está desapareciendo, y se necesita respirar bien. Si se edifica todo, eso se pierde, y sin agua se secan los sauces, y nuestros nietos no van a tener nada el día de mañana. Teníamos una red de acequias que se fue cortando, obras del siglo XIX, y hace falta obra incluso para mantener el canal Soledad, porque los muros que lo sostienen los va comiendo el río, es algo delicado. Tengo mis nueces que se riegan en invierno, ¿cuál es su futuro?”

Marquina, por su parte, reclama que “la solución no es hacer parches, porque se afectan zonas en favor de otras y no se resuelve nada”.

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