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Laberintos humanos. Viaje interjurisdiccional

Jueves, 23 de noviembre de 2017 22:38

 

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Y no me miraban extrañadas porque en su planeta no hubiera hombres, nos dijo el remisero en medio del relato de cómo lo raptaron desde una nave extraterrestre, sino porque allá son las mujeres las que emprenden viajes intergalácticos mientras los hombres se quedan a cuidar a los niños.

¿Y cómo lo supo?, quiso saber Armando. Me lo dijeron, dijo el remisero. ¿Es que acaso hablaban nuestro idioma?, preguntó don Braulio. No, dijo el remisero, las escuchaba hablar en algo así como un silbido, pero pronto me aclararon que el aire estaba cargado con un humito traductor que nos permitía entendernos.

Veo que tiene recursos literarios para sostener su historia, opinó don Don, y el remisero asintió, agregando que ellas tenían los suyos también, porque lo cierto es que ese humito no es invención mía sino de una cultura mucho más evolucionada que la nuestra, como lo era la de esas extraterrestres.

Extraterrestres que, para que negarlo, eran extremadamente sensuales con sus trajes plateados ajustados al cuerpo, pero ese no es el tema, y en cuanto me acostumbré a semejantes compañías le eché una mirada a los controles, toqué uno o dos botones y la nave se lanzó a toda velocidad por el espacio.

Yo no sé por qué los hombres no se dedican a lavar los platos en vez de a tratar de manejar las naves, refunfuñó una de ellas mientras se agarraba de una barra para no caer. ¿Es que acaso en la tierra es distinto?, me preguntó asombrada capaz que porque me leía el pensamiento. Algo distinto es pues, nos dijo el remisero que le dijo.