La reforma tributaria propuesta por el Gobierno nacional aumentará la presión tributaria sobre la clase media, especialmente sobre los asalariados y cuentapropistas, al gravar productos de consumo masivos y la renta financiera, mientras que la baja de impuestos queda circunscriptas a empresas y un reducido número de contribuyentes.
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La reforma tributaria propuesta por el Gobierno nacional aumentará la presión tributaria sobre la clase media, especialmente sobre los asalariados y cuentapropistas, al gravar productos de consumo masivos y la renta financiera, mientras que la baja de impuestos queda circunscriptas a empresas y un reducido número de contribuyentes.
En caso de prosperar la iniciativa tal como fue presentada este sería el escenario posible para un empleado o cuentapropista con ingresos promedio de 40.000 pesos:
- Pagará más caros consumos diarios.- Son los casos de la cerveza, gaseosa azucarada, vinos, champañas y bebidas. El ajuste propuesto no discrimina por valores y en consecuencia afectará tanto a productos de primera línea como así también a las segundas y terceras marcas que son adquiridas por los segmentos más bajos de la sociedad.
- Créditos.- De haber obtenido un crédito hipotecario, personal o prendario, deberá hacer frente a una mayor cuota por el aumento de las tasas de interés que provocará el impuesto a la renta financiera.
- Tarjetas de crédito.- Por la misma razón del punto anterior, sufrirá un aumento sobre una eventual deuda con la financiación .
- Pérdida de su rentabilidad.- La sufrirá en inversiones financieras (plazo fijo, bonos, etc) por la aplicación del tributo.
- Netflix más caro.- Deberá pagar 21% más por suscripciones de servicios digitales como Netflix, Spotify, o cualquier similar, al pasar a estar gravados con IVA.
- Operaciónes inmobiliarias.- Continuarán pagando el Impuesto a la Transferencias de Ingresos (ITI) ya que su eliminación se aplicará cuando se complete el ciclo de compra/venta posterior a la sanción de la ley.
A este escenario cabe agregarle que asalariados y cuentapropistas deberán absorber los aumentos de las tarifas energéticas y del transporte público.
La compensación de esta mayor carga tributaria se concentra en empresas, a las que se les reducirá la alícuota del impuesto a las ganancias de 35 a 25 por ciento, en caso que reinviertan utilidades.
Además se acelerará la devolución de crédito fiscal de IVA a las empresas que hayan realizado inversiones y no la hayan recuperado en seis meses.
A su vez, se beneficiarán por una reducción parcial y escalonada del pago de contribuciones.
A esto se suma la progresiva eliminación del impuesto al cheque, de ingresos brutos y de los impuestos a los sellos.
Asalariados y cuentapropistas deberán absorber los aumentos de las tarifas energéticas y del transporte público.