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28 de Marzo,  Jujuy, Argentina
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Todos distintos, pero iguales... y la Justicia también

Domingo, 16 de julio de 2017 18:56
GM/ EL CAMBIO CONTINÚA.
RUBÉN RIVAROLA/ “MI VOTO ES DE JUJUY”.
JULIO MOISÉS/ “TRAICIÓN AL SUB 45”.
MARIO FIAD/ SÓLO CANDIDATO.
CRISTINA/ ¿JUNTANDO VOTOS EN JUJUY?

Qué curiosa es la forma en que los ciclos se repiten. Como se repite también la desesperación de todos los actores políticos justamente por no repetir la manía de tropezarse siempre con las mismas piedras. En nuestro cono sur Latinoamericano, los grandes ciclos políticos arrancaron a mitad del siglo XX con la aparición de grandes líderes políticos y sus respectivos poderosos movimientos, como Juan Domingo Perón, Getulio Vargas en Brasil, Jorge Alessandri Rodríguez en Chile, Víctor Paz Estenssoro y Hernán Siles Suazo en Bolivia, Fernando Belaúnde Terry y posteriormente Alan García en Perú, Fidel Castro Ruz en Cuba, Julio María Sanguinetti en Uruguay y Alfredo Stroessner en Paraguay. A todos esos estadistas -de idearios y estilos diferentes-, los rodearon sus movimientos masivos y ejercieron el poder con fuerza y a discreción, y no siempre muy democráticamente. Pero todo este conjunto por diferentes o parecidas razones, fue mutando o sucumbiendo frente a sangrientas dictaduras cuya culminación fue un eje perverso que terminó con el Plan Cóndor en el cono sur en la década del 70, hasta la invasión norteamericana a Granada, pequeño país insular procubano en 1983. Después de décadas, juntando los retazos de su propia historia, volvieron a florecer las democracias, juramentadas en no dejar paso nunca más a los gobiernos de facto. Pero todavía son democracias débiles, acuciadas por sus pasados recientes, y llenas de claroscuros que aparecen en forma intermitente conspirando en contra del afianzamiento de las voluntades y los mandatos populares. Ahora, el ciclo, está en una de sus etapas de intento de consolidación, pero los viejos vicios no permiten la claridad necesaria. Y en el medio de tanto ruido, la Justicia súbitamente revalorizada, todavía aparece -a pesar de sus esfuerzos- como voluble moneda de cambio que inclina la balanza sutil o groseramente según empujen los vientos del poder. La impresionante supremacía de Lula y de Dilma agoniza en Brasil, donde el emblemático líder obrero acaba de ser condenado a más de nueve años de prisión y su sucesora, permanece arrancada de la presidencia en un golpe palaciego que convalidaron los otros dos poderes. En Bolivia el expresidente Gonzalo Sánchez de Lozada aún vive autoexiliado en USA, país que rechazó todos los pedidos de extradición formulados, igual que el exalcalde de Cochabamba y excandidato presidencial, Manfred Reyes Villa. Recientemente, el expresidente peruano Ollanta Humala, y su esposa Nadine Heredia, fueron detenidos por el juez Richard Carhuancho, con 18 meses de prisión preventiva acusados de recibir coimas por el caso Odebrecht. Antes, el exjefe de Estado Alberto Fujimori, tras su controvertida presidencia, acusado y condenado a 25 años de cárcel por delitos de lesa humanidad y corrupción, falleció de un infarto en una cárcel de su país en el 2011. En Argentina, el expresidente Carlos Menem, continúa todavía una batalla judicial que lo condenó a prisión por tráfico de armas, mientras ejerce la senaduría nacional por su provincia La Rioja y se postula como precandidato a repetir el caso desde diciembre.

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Qué curiosa es la forma en que los ciclos se repiten. Como se repite también la desesperación de todos los actores políticos justamente por no repetir la manía de tropezarse siempre con las mismas piedras. En nuestro cono sur Latinoamericano, los grandes ciclos políticos arrancaron a mitad del siglo XX con la aparición de grandes líderes políticos y sus respectivos poderosos movimientos, como Juan Domingo Perón, Getulio Vargas en Brasil, Jorge Alessandri Rodríguez en Chile, Víctor Paz Estenssoro y Hernán Siles Suazo en Bolivia, Fernando Belaúnde Terry y posteriormente Alan García en Perú, Fidel Castro Ruz en Cuba, Julio María Sanguinetti en Uruguay y Alfredo Stroessner en Paraguay. A todos esos estadistas -de idearios y estilos diferentes-, los rodearon sus movimientos masivos y ejercieron el poder con fuerza y a discreción, y no siempre muy democráticamente. Pero todo este conjunto por diferentes o parecidas razones, fue mutando o sucumbiendo frente a sangrientas dictaduras cuya culminación fue un eje perverso que terminó con el Plan Cóndor en el cono sur en la década del 70, hasta la invasión norteamericana a Granada, pequeño país insular procubano en 1983. Después de décadas, juntando los retazos de su propia historia, volvieron a florecer las democracias, juramentadas en no dejar paso nunca más a los gobiernos de facto. Pero todavía son democracias débiles, acuciadas por sus pasados recientes, y llenas de claroscuros que aparecen en forma intermitente conspirando en contra del afianzamiento de las voluntades y los mandatos populares. Ahora, el ciclo, está en una de sus etapas de intento de consolidación, pero los viejos vicios no permiten la claridad necesaria. Y en el medio de tanto ruido, la Justicia súbitamente revalorizada, todavía aparece -a pesar de sus esfuerzos- como voluble moneda de cambio que inclina la balanza sutil o groseramente según empujen los vientos del poder. La impresionante supremacía de Lula y de Dilma agoniza en Brasil, donde el emblemático líder obrero acaba de ser condenado a más de nueve años de prisión y su sucesora, permanece arrancada de la presidencia en un golpe palaciego que convalidaron los otros dos poderes. En Bolivia el expresidente Gonzalo Sánchez de Lozada aún vive autoexiliado en USA, país que rechazó todos los pedidos de extradición formulados, igual que el exalcalde de Cochabamba y excandidato presidencial, Manfred Reyes Villa. Recientemente, el expresidente peruano Ollanta Humala, y su esposa Nadine Heredia, fueron detenidos por el juez Richard Carhuancho, con 18 meses de prisión preventiva acusados de recibir coimas por el caso Odebrecht. Antes, el exjefe de Estado Alberto Fujimori, tras su controvertida presidencia, acusado y condenado a 25 años de cárcel por delitos de lesa humanidad y corrupción, falleció de un infarto en una cárcel de su país en el 2011. En Argentina, el expresidente Carlos Menem, continúa todavía una batalla judicial que lo condenó a prisión por tráfico de armas, mientras ejerce la senaduría nacional por su provincia La Rioja y se postula como precandidato a repetir el caso desde diciembre.

Iguales pero distintos

Mientras el PRO timbrea en el país, la gran mayoría de los jujeños miró sin demasiado entusiasmo la carrera que iniciaron Cristina Elisabet Fernández de Kirchner, Sergio Tomás Massa y Aníbal Florencio Randazzo por convertirse en senadores nacionales. La exjefa y sus dos exempleados, como gustan refregar los K. En realidad, lo que quieren los tres es subir el escalón que los ponga en las puertas de la candidatura presidencial en el 2019. Quien no tenga éxito en el 2017, ya podrá ir olvidándose de seguir participando. Igual que en Jujuy. Hay otros candidatos pero ellos sí tienen como objetivo único alcanzar senadurías y diputacías nacionales a través de las Paso que se juegan exactamente dentro de 28 días. Después, con suerte, verán cómo sigue la película. Pero los tres "grandotes del barrio" que pelean en la Provincia de Buenos Aires, el más grande distrito electoral de Argentina, saben que están en una vidriera que les garantiza venta de imagen desde La Quiaca hasta la base Marambio. Y así se comportan. Los tres aparecieron iguales y aunque son muy diferentes: sus tres actos de lanzamiento fueron en tres recintos cerrados, para garantizar un lleno total, un atronador entusiasmo, y una prolija llegada de las imágenes de TV a los hogares argentinos. Los tres eligieron la centralidad como fundamento: que se destaque claramente sólo cada uno de ellos. Los demás puro adorno, claque, escenografía. Pareciera que a los tres, hubiese sido el mismísimo Jaime Durán Barba el que les montó el set y el estilo. Si hubieran aparecido globos de colores, el coach ecuatoriano de Macri ya podría pasar a cobrar derechos de autor por los tres bunkers. Las diferencias sustanciales quedaron en segundo plano. CEFK armó con la angustia de los desposeídos y excluidos un grupo de actores de reparto que le sirvió para emocionar y consolidar a su núcleo duro, pero que no cayó del todo bien al resto del país. La idea era golpear a Macri, cargarlo de insensibilidad y evidenciar que su gestión está dedicada a proteger a los que no necesitan protección. Pero fue un culebrón desmañado con hedor a golpe bajo que buscó esquivar una vez más -con bastante poco éxito- la enorme porción de responsabilidad que objetivamente le cabe al modelo K en el origen de la escena montada en Mar del Plata. Sergio Massa en la ciudad de Tigre, con gestos "tinellianos" también les mostró y les dijo a sus parciales, exactamente lo que querían escuchar de él. Se ufanó de que el macrismo elogió a su municipio de Tigre: "Y si es un ejemplo, síganlo", desafió. Y más componedor suplicó a Macri que deje de equivocarse. Dio otros dos detalles: mostró a su economista estrella Roberto Lavagna como el hombre que rescató al país en el 2001 y aseguró que puede hacerlo de nuevo. Y no se privó de preguntarle a CEFK (sin mencionarla), si la inseguridad que fomentó y que tanto la preocupa ahora, sigue siendo para ella nada más que una sensación. Sergio tuvo su lanzamiento feliz en la ciudad de Bolívar: evocó sus orígenes de "muchacho de barrio" y pidió que se rescate el valor de la palabra para desembocar en el nombre de su espacio: cumplir. Y recordó -a medias- la máxima de los pueblos originarios incaicos, (que fue adoptada por la ONU en septiembre del 2015 a propuesta del gobierno de Evo Morales, como norma de gestión pública): Ama Sua, Ama Llulla y Ama Quella. Que quiere decir: no seas ladrón, no seas mentiroso y no seas flojo. Florencio dijo "no robar, no mentir y cumplir la palabra". Como sea, el esfuerzo por aproximarse tiene un mérito. Quien no alcanzó el mismo éxito, fue la señora Cristina, tras su equivocación al hacer subir a su palco a una médica jujeña a la que presentó como peruana. Advertida del error muy suelta de cuerpo lanzó una extraña explicación: "En esta Patria grande, hay más diferencias entre un porteño y un jujeño, que entre un jujeño y un peruano". Ese remate supuestamente jocoso, más las noticias de su diálogo telefónico (cuyo contenido no trascendió pero es obvio), con la dirigente tupaquera Milagro Amalia Ángela Sala Leyton de Noro, detenida en Jujuy, sin duda deben formar parte de una campaña para la recuperación de votos en nuestra provincia. Como sea, la expresidente Cristina Elisabet Fernández mide bien y quizás por eso despertó la Justicia y así ella y un enorme grupo de sus funcionarios que encabeza su exvicepresidente Amado Boudou, por diferentes causas, vastamente conocidas, se encuentran presos o en los umbrales de los juicios orales. Hasta Alejandra Gils Carbó, la procuradora general que el modelo K dejó enquistada para torturar a Macri, fue citada a indagatoria a fin de mes. A todos los que la Justicia que hoy arrincona, les sirvió callada y sumisamente mientras detentaban la deliciosa y dulce adicción que proporciona el poder. Así, a vuelo de pájaro apenas rasante, apenas periodístico, como estos pocos ejemplos -nacionales o internacionales- de historias apasionantes, llenas de vericuetos que esconden traiciones y especulaciones, lealtades y amistades, reaparecen en cada proceso electoral, con forma de campañas, de grietas y pasiones que mezclan la voluntad de servicio con la vocación del poder.

Fiesta radical

Y en Jujuy, todo está en ebullición también. El acto más clásico de todos fue el de Cambiemos. Multitudinaria caminata, bandas, palco embanderado y grupos musicales para un final a toda orquesta con toda la compañía en escena. Y dos estrellas centrales: Mario Fiad, el exministro que no iba a renunciar y que luego hizo lo correcto, y el gobernador Morales. Ambos con discurso típico de los viejos tiempos, entonado y gritado para delirio de la barra, y la reafirmación constante de los ejes de campaña: sostener la paz lograda, ratificar la vigencia del frente Cambia Jujuy (sólo por hoy sin los massistas al lado), afirmar que el cambio debe continuar, y repetirle a los jujeños que están haciendo por ellos, todo lo que nunca jamás antes nadie hizo en Jujuy. Quizás la exageración del GM endulzando a Mauricio Macri, sonó muy PRO en un acto 90 % UCR, pero hoy son las comprensibles reglas del juego. Igual que el GM, ningún gobernador anterior tampoco se hubiese animado a morder la mano que alimenta de fondos, obras y ayuda a la provincia, aunque las simpatías no se sintonicen tal como se declama. Hubo otros oradores de encendida verba, a algunos de los cuales el jefe de campaña debería destinarles unos fondos para la costumbre de moda de hacerse "coachear" porque la campaña recién comienza y la larga lista de discursos también. Pero fue una fiesta en Libertador, que para alegría del intendente anfitrión, Oscar Jayat, salió muy bien.

El Peronismo

Otra fiesta, pero de desencuentros, es el peronismo. La senadora Liliana Fellner va acompañada por su candidato a diputado nacional el joven Héctor Huespe. Cada vez menos silenciosamente, bajaron desde Santa Catalina a Pampa Blanca y decoraron la ciudad con afiches que invitan a votarlos. Rubén Rivarola y Walter Barrionuevo, los dos "históricos"vigentes que van por la titánica tarea de "econstruir el peronismo" aceptan tácitamente que están tratando de volver como el Ave Fénix chamuscada en un incendio electoral. RR y WBB -dicen sus allegados- rechazaron una posibilidad de tener una referencia nacional con el peronista Randazzo. "Si tenemos la suerte de que la gente nos vote, nuestros votos en el Congreso serán de Jujuy y no quedarán atados al carro de ningún proyecto que nos quiera meter en otra bolsa", dijeron. Sin embargo, muestran simpatía por la "condición PJ" que embandera al exministro. Ambos sectores afirman sus listas de diputados provinciales. Donde la salsa está muy picante en el sector de Guillermo Snopek. "Los Moisés" (Julito y Carolina) rumian su bronca por lo que califican de inesperada traición. Hace meses, el exintendente sampedreño había confiado entusiasmado a este periodista que su acuerdo con Guillermito estaba cerrado. En un primer momento se entusiasmaba con volver a ser diputado nacional, pero, como se trataba de "un proyecto para el 2019, 2021 y 2023, con el arreglo Carolina primera diputada provincial". Luego todo estalló. La primera contrariedad fue cuando en una nocturna citación a "rosquear", se encontraron con el licenciado Dany Frigerio tomando parte de las decisiones del grupo. El hermano del ministro del Interior, pareció ejercer fuerte influencia: "La Caro va tercera o no va" estaba decidido, pero "Julito puede ir segundo" era el consuelo. Los sampedreños partieron desairados, indignados también con Alberto Matuk, Osvaldo del Grosso, Nilson Ortega, Juan Cardozo y Manuel Soler. No sirvió recordarles que si Guillermito gana, Carolina vuelve al Congreso porque es su suplente en el viejo voto. No sirvió que les expliquen que el primer diputado Roly Ficoseco es "sólo testimonial", y lo reemplazaría el compañero Olindo. No sirvió nada. "Era un proyecto para diez años, con una selección "sub 45', pero alguien de más arriba metió la cuchara" lamentaba el temperamental ramaleño. Hoy, estudia cómo repartir sus votos 10 mil cautivos -según sus detractores serían menos de la mitad-, pero reconocen que hasta el pelo más delgado hace sombra en el suelo. Quizás Julito la emprenda con su partido provincial "Arriba Jujuy", o tal vez alumbre otra propuesta. Pero lo que sea será después de las Paso.

Massistas en carrera

El massismo también está en la calle, comprobando que el "candidato sorpresa" del vicegobernador, Ignacio Sadir que comenzó a caminar barrios humildes haciéndose conocer y conociendo, tendrá la difícil tarea de contraponer su imagen y su trayectoria con la de Carlos Daniel Snopek, un histórico que por kilometraje recorrido, le lleva varias vueltas de ventaja en las memorias y los afectos de muchos (y que en golpe emocional reabrió la sede de calle Neochea, epicentro de las buenas épocas). Terciando entre ellos, Marcelo Nasif y Carlos Cantero, hoy todavía exultantes tras el acto del sábado en Monterrico.

"Es la política..."

Todos van adelante. Ya están liberados los espacios de radio y TV. En los fuertes retoques de las fotos de afiches y folletos, muchos parecen sus hermanos menores. El entusiasmo crece y al mismo tiempo, pensando en después, todos aprontan las ambulancias para salir a recoger heridos, contusos y desilusionados. Volvemos al comienzo: todos se presentan como distintos, pero en muchas cosas son tan iguales. Y en tanto la campaña va y unos se cuidan de los teléfonos pinchados, otros observan como casi casualmente florecen más denuncias, y aparece la nueva Justicia jujeña usando su independencia, arrincona a candidatos, a amigos de candidatos, quizás emprenda algunos oportunos procesamientos e indagatorias. Y tal vez hasta se anime con un procesamiento a un intendente candidato, un millonario embargo a una municipalidad no alineada, mientras demora inexplicablemente decisiones sobre otros municipios en situaciones institucionales irregulares. Hasta del Tribunal de cuentas se esperan mas observaciones y reclamos.Todo casualmente, aunque alguien diga: “Es la política… estúpido!”

 

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