Desde San Luis llega una puesta teatral que está recorriendo varios escenarios nacionales con el tema de los derechos humanos, "Un mismo árbol verde". Se presentó anoche en el Teatro Estación Perico de la ciudad homónima; hoy a las 21.30 se repone en La Mar en Coche (Puna 173, barrio San Pedrito); y mañana a las 20 en "El Galpón de los Sueños" (Alfonsina Storni 210- Loteo La Noria- Palpalá- sobre ruta provincial Nº 1).
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Desde San Luis llega una puesta teatral que está recorriendo varios escenarios nacionales con el tema de los derechos humanos, "Un mismo árbol verde". Se presentó anoche en el Teatro Estación Perico de la ciudad homónima; hoy a las 21.30 se repone en La Mar en Coche (Puna 173, barrio San Pedrito); y mañana a las 20 en "El Galpón de los Sueños" (Alfonsina Storni 210- Loteo La Noria- Palpalá- sobre ruta provincial Nº 1).
Se trata de la premiada obra escrita por Claudia Piñeiro. La obra recibió el Premio Florencio Sánchez, el Premio María Guerrero, y el Premio Asociación de Críticos del Espectáculo, en el año 2007.
La puesta en esta versión puntana de la obra La puesta está a cargo del Grupo Teatro Universitario de San Luis, contando con las actuaciones de Graciela Martínez y María Fernanda Schwindt, y la dirección de Marcelo Di Gennaro y Raúl Martínez.
Es la historia de Luisa Hairabedian, fallecida en plena juventud, copatrocinante en el Juicio por la Verdad sobre el genocidio del pueblo armenio, quien comentaba con su amiga Claudia Piñeiro los relatos de la abuela de una familia armenia sobre los acontecimientos trágicos por los que había pasado ella y su familia durante la deportación ordenada por los gobernantes turcos entre los años 1915 y 1923.
La abuela contaba sobre el sufrimiento que implicó la usurpación y expulsión de su casa familiar; las atrocidades a que estaban sometidos los deportados; el fallecimiento de cinco de sus hijos por hambre y enfermedades endémicas, etc.
La abuela jamás se había imaginado que su familia sería objeto de un nuevo atropello inhumano, esta vez en las tierras que previamente la habían acogido.
Pero así fue. En la década del setenta una vez más su casa fue invadida y violentada. En este caso por parte de las fuerzas de represión de la dictadura militar que asoló la Argentina durante esa década.
Claudia Piñeiro, encuentro tras encuentro, supo tomar nota detallada de las vivencias de la Metzma reproducidas por Luisa y con la humanidad que la caracteriza captó brillantemente los sentimientos e imaginó y creó esta historia de esperanza dando vida a Dora y a Silvia, quienes viven en sus recuerdos.