Gracias a un viaje con destino a Rusia por el Mundial en el año 2018, Juan Pablo Assef logró llegar a España y disfrutar de otra realidad, en un primer acercamiento al viejo continente. Al ser contador público de profesión, empezó a evaluar los pros y los contras de la economía de aquél momento en el país y llegó a la conclusión de que la inflación sería difícil de enfrentar en breve. Entonces, la idea de conocer otro país reactivó sus ganas de viajar. Y entonces, motivado por ser protagonista en la aventura hacia nuevos rumbos cobró alto vuelo y llegó a Brasil.
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Gracias a un viaje con destino a Rusia por el Mundial en el año 2018, Juan Pablo Assef logró llegar a España y disfrutar de otra realidad, en un primer acercamiento al viejo continente. Al ser contador público de profesión, empezó a evaluar los pros y los contras de la economía de aquél momento en el país y llegó a la conclusión de que la inflación sería difícil de enfrentar en breve. Entonces, la idea de conocer otro país reactivó sus ganas de viajar. Y entonces, motivado por ser protagonista en la aventura hacia nuevos rumbos cobró alto vuelo y llegó a Brasil.
En tierras cariocas, vivió la experiencia de asimilar el idioma y de compartir durante un mes y medio con personas de una cultura diferente a la argentina. Hasta que un amigo lo convenció de viajar -pero esta vez- hacia tierras europeas, precisamente, a España, el lugar que lo había enamorado algunos años atrás. “La decisión fue porque quería vivir en un lugar estabilizado a nivel económico, pero sí tuve que pasar por diferentes trámites para vivir aquí, por ejemplo, para la residencia fueron cinco meses y otros dos meses para el carnet físico. Si bien no te deportan, hay que tener todo en regla y todo juega en contra de la gente que viene sin un respaldo económico”, expresó Juan Pablo Assef sobre su experiencia inicial al otro lado del Atlántico.
“Es difícil venir a hacerse la América a Barcelona, porque aquí está saturado de todo”, destacó el jujeño acerca del primer impacto que le causó esta ciudad por demás cosmopolita; pero que, en referencia a la seguridad, es garantía de tranquilidad. “Si te olvidás el celular en un bar, te lo sacan pero en la calle no se sufren ni asaltos, ni te da miedo”, destacó “El Turco” como le dicen sus amigos. Y es que este amante del enduro urbano se abrió camino en otra nación para crecer y vivir una experiencia única. Es así que su presente lo encuentra en San Andrés de la Barca, un pueblo español a 20 kilómetros de Barcelona donde la vista es sencillamente maravillosa. “Cerca de mi casa, que está en la urbanización, puedo observar montañas y un paisaje hermoso.
De a poco estoy asimilando el estar aquí”, comentó Assef, quien antes de llegar a España, se mentalizó de manera positiva para enfrentar riesgos y desafíos. Con las expectativas a flor de piel, se motiva en arreglar su casa y acondicionarla para vivir como lo soñó tiempo atrás. Aun así, escuchar los motores en alguna hora del día le despierta en el corazón la ansiedad por subirse a una moto y volver al hobby que solía practicar en el Club Jujeño de Enduro Rescate (Cjer). “Conocí Jujuy de punta a punta gracias al enduro. Con la moto hacía ejercicio y disfrutaba muchísimo.
Extraño recorrer los caminos. Uno a la distancia valora más los momentos compartidos”, dijo quien como pasatiempo adoptó visitar la playa y jugar al vóley. “Aquí es lindo pero Jujuy es un destino de nivel mundial que no se aprecia como se debería”, expresó “El Turco” que celebra su presente, sin dejar de recordar con nostalgia a la familia y los sabores que lo acompañaron siempre. “Mi argentinidad salió en pleno Mundial. Afuera te encendés y valorás más todo”, dijo Assef, explicando que el sólo hecho de viajar es una experiencia de vida valiosa por disfrutar y que -en todos los casos- deja múltiples enseñanzas.