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?Salta es mi lugar en el mundo?

Sabado, 07 de julio de 2012 21:19

Rubén Ehizaguirre es la voz distintiva de Los Nocheros. Es un elegido a quien la naturaleza puso en su garganta un don que pocos pueden igualar. Sencillo, sensible, amigo de sus amigos, de pura cepa salteña y orgulloso por eso. Con Mario, Kike y Alvaro Teruel integra el exitoso grupo folclórico que desde 1986 no deja de sumar éxitos. Este hombre de 47 años, que con devoción habla de su hija Constanza y con firmeza inquebrantable asegura que nada podría sacarlo de su Salta, hoy Dice lo Suyo.

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Rubén Ehizaguirre es la voz distintiva de Los Nocheros. Es un elegido a quien la naturaleza puso en su garganta un don que pocos pueden igualar. Sencillo, sensible, amigo de sus amigos, de pura cepa salteña y orgulloso por eso. Con Mario, Kike y Alvaro Teruel integra el exitoso grupo folclórico que desde 1986 no deja de sumar éxitos. Este hombre de 47 años, que con devoción habla de su hija Constanza y con firmeza inquebrantable asegura que nada podría sacarlo de su Salta, hoy Dice lo Suyo.

¿Cómo marcha la grabación del nuevo disco?

Este fin de semana terminamos la grabación de voces e instrumentos para luego pasar a la masterización, la ecualización, lo que llamamos revoque fino. Pensamos que estará listo en agosto

¿Con qué repertorio?

Tiene zambas, chacareras y muchos ritmos latinos. El público espera de nosotros lo que le ofrecemos siempre, canciones de amor, románticas, historias de la vida puestas en chacareras, zambas, baladas, ritmos del altiplano. Nunca fuimos por el lado de la política social o del cuestionamiento político a través de la canción porque creemos que hay artistas con más autoridad para eso.

¿Qué tuviste que resignar de tu vida en este camino con Los Nocheros?

Dos cosas. Lo primero y principal, no haber podido ser padre presente de mi hija que vive en Buenos Aires. Ella es una chinita hermosa, la mamá la educa de una manera increíble, solo puedo hablar bondades de cómo la cría, pero yo estoy a la distancia. Son muy pocos los cumpleaños, Día de la Madre o del Niño que podemos compartir, pero a eso ya estamos acostumbrados. La otra cosa que uno relega en esta carrera es la intimidad. Vos pasás a ser una figura popular y vayas donde vayas todo el mundo te conoce. Acá en Salta la gente es superrespetuosa, quizás sea porque están acostumbrados a verme en todas partes. Acá son saludos de todos, pero nada más, yo me muevo con total tranquilidad. En cambio, en otros lugares, inclusive en el interior de esta provincia, la cosa es diferente. No es que uno reniegue por eso, todo lo contrario, soy un agradecido al cariños de la gente, pero se siente cuando uno ya no tiene intimidad. Pero a eso también uno se acostumbra porque es parte de esto.

¿Qué edad tiene tu hija?

Constanza tiene 13 años y estudia danzas clásicas. Ella hizo con nosotros toda la gira del disco Gen. Y, mirá... si anda bien, el día de mañana que yo deje Los Nocheros puedo ser representante de mi hija...

¿Te sentís famoso, popular?

Sé que soy famoso, pero no me siento famoso. Para mí, la fama empieza cuando subo a un escenario y se prenden las luces, y termina cuando bajo del escenario y se apagan las luces. Ahí terminó el artista, punto. Yo fui aceptando las reglas del juego y en esto mucho tiene que ver el entorno; mis amigos más cercanos y mi familia me ayudaron mucho en eso, pero obviamente que el punto neurálgico siempre es uno, es la personalidad que cada uno tiene.

¿Tu lugar de residencia es Salta o Buenos Aires?

­Salta! Salta es mi lugar en el mundo. La suerte quiso que por esto de la música conociera muchos lugares muy lindos en distintos países, pero no la cambio por nada. Aquí está mi historia, mi familia, mis amigos. Es el lugar donde me siento bien, y creo que aquí terminaré mis días.

¿Pensaste alguna vez en un límite para esta carrera de artista?

Siempre digo, como algunos futbolistas, que el día que me cueste armar un bolso para irme de viaje, tenga pocas ganas de subirme a un avión o a un micro o cuando no disfrute del escenario, será el momento de ir viendo en qué voy a ocupar mi tiempo. Salir de viaje en el colectivo del grupo es como un viaje de fin de curso. Nos divertimos mucho, nos conocemos mucho. Somos 18 tipos arriba del colectivo de acá para allá. Nuestras familias son las que llevan las peores partes, nosotros la pasamos bien y encima hacemos lo que nos gusta...

...Y encima ganan mucha plata.

(Asiente y se ríe)

¿En qué invertís la plata que ganás?

Por ahora en mi familia, en alguna propiedad que asegure el futuro. No más de eso. Yo no podría invertir en algo que me obligara a estar atendiendo o conduciendo. Nosotros no tenemos tiempo para eso. Por ahora, todo el tiempo nuestro está puesto en Los Nocheros.

¿Por qué cada tanto aparece el rumor sobre la separación de Los Nocheros?

¿Por qué será? Yo no lo sé...

Pero han tenido crisis en el grupo...

Sabés que no. Cuando se fue Enrique (el “Pala” Aguilera) hubo crisis pero por trabajo. Era la época del cólera y nosotros trabajábamos muy bien en una peña (Gauchos de Gemes), ni siquiera nos interesaba ir a los festivales del interior. En ese tiempo, el cólera mató al turismo y nosotros nos quedamos sin trabajo. Enrique ya tenía a su bebé, de la que yo soy padrino, y tenía otras necesidades. Le salió otro trabajo mejor, nos planteó la situación y solo nos quedaba decirle que lo aceptara porque lo necesitaba.

¿Estudiaste o estudiás canto?

Jamás estudié canto. El año pasado fui por primera vez a tomar unas clases con Guillermo Romero y tengo que volver. Fue lo único. Cantábamos en el coro con el Mario y el Kike, pero ahí podés aprender algo de independencia auditiva pero no enseñan a respirar, por ejemplo.

Aprendiste solo.

Debe ser así nomás, es natural. El estudio es una materia pendiente que tengo...

Aunque escuchándote cualquiera puede decir que más que estudiar tendrías algo para enseñar.

Vos sabés que algunos chicos me piden que les dé clases de canto. Ojalá pudiera o supiera cómo hacerlo. El Mario es igual, nunca estudió música y aprendió igual que yo, al lado del tocadiscos, escuchando a Los Cantores del Alba. Así aprendió el punteo con la guitarra. Kike lo mismo. Ninguno de nosotros estudiamos música. Alvaro es diferente; él tiene formación, venía de la escuela de Valeria Linch y sigue estudiando. Incluso ahora también anda por la filmación.

¿Siempre cantaste?

Desde que tengo uso de razón.

¿Es herencia familiar?

No, todos en mi familia son boxeadores. Mi mamá es de apellido Arroyo. Miguel “El Puma” Arroyo es primo hermano mío; su papá es hermano de mi mamá. Mi viejo era boxeador, todos eran deportistas... Yo soy el bicho raro de la familia.

¿Qué recordás de tus comienzos como cantor siendo niño?

Recuerdo que en casa había un combinado (de los viejos Ranser), ponía los discos, me sentaba al lado de los parlantes y escuchaba a Los Cantores del Alba, Los Chalchaleros, Los Fronterizos, a Aceves Mejía (me gustaban mucho los mexicanos), Javier Solís. Creo que así eduqué el oído. Hasta el día de hoy escucho a Javier Solís y para mí es una clase de canto.

Si no hubieras sido artista, ¿te hubiera gustado algún estudio universitario?

Sí, medicina. Pero resulta que empezamos con el grupo cuando yo todavía estaba en la secundaria, nocturna. Salía de la clases y me iba a la peña. Ahora dicen que van a poner medicina aquí en Salta. Quién te dice que por ahí, más adelante, pueda hacer algo, sobre todo estando acá, sin tener que pensar en viajar a Tucumán, Córdoba o Buenos Aires, como para que no quede como materia pendiente.

¿Sos creyente?

Soy creyente a mi manera. Yo he dicho esto y por ahí no se interpretó como realmente es, entonces empezaron a mandarme libros, rosarios, pero lo mío no va por ahí. Con la Iglesia como institución no tengo problemas, mis cuestiones están con la investidura del cura... y eso que tengo un gran amigo cura, Néstor Aramayo, que es muy especial, bárbaro. Cada mañana agradezco por un día más y, si necesito, cuando ando caminando por ahí converso con El. A la iglesia voy para la novena a la Virgen del Milagro y si estamos viajando me llevo la novena y la rezo donde esté.

¿Hacés la procesión del Milagro?

No. Me gusta ir a la noche, cuando entran las imágenes. Para mí ese es un momento tremendo, de muchísima emoción. Ver llegar las imágenes en medio de esa multitud es muy fuerte. Ahí hablo mucho con Ellos (Señor y Virgen del Milagro), pido mucho por la gente que está al lado mío, por la gente que quiero y, aunque suene a frase hecha, no dejo de pedir porque el mundo pueda ser un lugar mejor para vivir.

Hay mucha violencia, la droga nos mata los chicos...

Al tema de la droga lo veo en la calle desde que soy chico, pero nunca se ha manifestado tanto como ahora. Esto tiene que ver con el entorno familiar, con la crianza y con la falta de acción de la parte dirigencial.

¿Cómo se maneja esto en el ambiente artístico?

En el ambiente artístico hay droga como en todos lados, para qué lo vas a esconder, pero, una vez más, siempre depende de uno. Recuerdo cuando tenía 16 o 17 años, terminábamos de jugar al fútbol y siempre había alguno que invitaba a “ir a chorear un estéreo” para comprar tal o cual cosa. La ocasión estaba para todos, dejarla o tomarla dependía de cada uno, como siempre. Uno elige.

¿Sos amigo de las redes sociales?

¡No! Tengo mi computadora y este celular que solo uso para comunicarme con la oficina o por mensajes rápidos. Me enferma estar frente a la computadora, prefiero toda la vida estar con mi familia, con mis amigos... Lo otro creo que es perder el tiempo. Yo abro la computadora, veo si tengo mensajes de trabajo o de compañeros o amigos y la cierro. Por supuesto que es una herramienta indispensable en este tiempo. Y te cuento, cuando nosotros actuamos en Londres y en Australia, la gente (en general latinos)ve nuestro nombre en el cartel, va a Google, mira quiénes somos y luego va a vernos.

En el momento de elegir qué cantar, ¿preferís el folclore o temas románticos?

No tengo preferencias. Para mí la música es un estado de ánimo. Si bien mi disco rígido es folclórico, fuimos agrandando el repertorio, fuimos sumando. Arriba del escenario somos los que somos, un grupo que hace música popular, música nochera le llamamos. Nosotros le dimos otra estética.

Cuando andás en el auto, ¿qué escuchás?

Como la música es un estado de ánimo, cuando salgo de mi casa prendo la radio y busco hasta que algo me atrae y listo; ahí dejo. Escucho cualquier cosa, desde temas nuestros hasta algo de clásico. Yo disfruto la música, disfruto mucho toda la música.

¿Cómo fue la experiencia de hacer Vedetísima con Carmen Barbieri en el verano de 2010?

Fue muy loco, sobre todo al principio, cuando recibimos la oferta. Cuando nos hablaron nos sentamos a conversar con los changos sobre cómo nos insertaríamos nosotros en la obra, qué haríamos nosotros en medio de las chicas livianas de ropas. Le buscamos la vuelta y salió bien, nos sentimos bien. Nosotros siempre hemos sido de intentar cosas nuevas, nunca nos quedamos quietos, siempre fuimos más allá. Probamos. Y abrimos la puerta para que otros folcloristas (Cuty y Roberto Carabajal, por ejemplo) también incursionaran en esos escenarios del verano.

¿Volverías a hacerlo?

Claro, por qué no. Pero si se volviera a dar, hay que pensar en algo nuevo, diferente; hay que cambiar. Conocimos gente de otro rubro, con cosas muy diferentes a las nuestras, entonces eso está bueno porque abre la cabeza. Fue una experiencia muy buena.

¿Cómo ves el vínculo, muy estrecho en algunos casos, entre el Gobierno y algunos artistas?

Para nosotros es un trabajo como cualquier otro. A nosotros nos da lo mismo que sea un gobierno o un particular el que nos contrata; es un trabajo, así lo vemos, sin preocuparnos si es peronista o radical. A nosotros nos contratan, si nos conviene cerramos el negocio. De eso se trata.

 

Eso está claro, el reclamo de la gente es porque se trata de utilización de dineros públicos.
 

Es lógico que la gente se queje porque piense que hay otras necesidades. Hay miles de necesidades en salud, educación, el estado de las calles. Pero el entretenimiento de la gente también es parte de las acciones de los gobiernos. Y a través de los artistas los gobiernos también llegan a la gente. Sin embargo, no he escuchado reclamos por los partidos de fútbol que se juegan con equipos nacionales. Y bueno, ahora les tocó a los artistas.
 

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