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Pitín, el cantor de una voz particular y un repertorio auténtico

Domingo, 01 de diciembre de 2013 02:06

“No sé si tengo buena voz, me expreso con el corazón, mi mensaje vislumbra sentimiento, tierra y amor. En el balance general de mi carrera estaré eternamente agradecido, porque recibí más de la cuenta. La amistad es el mejor contrato que logré en más de cuatro décadas. Mi posición siempre fue de respeto, honestidad y humildad. Son los valores que me enseñó mi padre”, estas fueron las palabras del legendario folclorista Pitín Zalazar.

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“No sé si tengo buena voz, me expreso con el corazón, mi mensaje vislumbra sentimiento, tierra y amor. En el balance general de mi carrera estaré eternamente agradecido, porque recibí más de la cuenta. La amistad es el mejor contrato que logré en más de cuatro décadas. Mi posición siempre fue de respeto, honestidad y humildad. Son los valores que me enseñó mi padre”, estas fueron las palabras del legendario folclorista Pitín Zalazar.

Martín Navor Zalazar, más conocido como Pitín, nació en el Ingenio San Martín de Tabacal, hace 62 años. Hijo de Celin Zalazar y Evelia Escobar, ambos oriundos de Rivadavia Banda Sur, allá en el Chaco salteño.



 

“Mi padre le cuidaba los caballos a la familia Patrón Costas, en el ingenio. Heredé de mi viejo la pasión por la música, él cantaba y además tocaba la guitarra, el violín y el acordeón. Era bravo para las coplas, le gustaba hacer divertir a la gente, organizaba los bailes en el campo y ahí me inició en esta profesión”.

El humor es su más sincero “cómplice”, las ocurrencias son cotidianas en su vida. El elegante traje de gaucho lo lleva con mucho orgullo por donde se cristaliza su figura.

Evidentemente, Pitín Zalazar no solo es una voz auténtica de nuestro cancionero, sino un artista preocupado por consolidar en las nuevas generaciones de autores e intérpretes, la evolución interior del hombre de nuestro pueblo, para que su espíritu sea un contenido humanizante de la tecnología y no un rasgo efímero sonando fuera de sí mismo.

Su popularidad comenzó con Las Voces de Orán, a fines de la década del "60, un otoño de 1969, cuando Martín Zalazar, Federico Córdoba y Roberto Franco, amigos entre sí, formaron un trío y decidieron emprender la tarea de andar la Argentina..... cantando.

Dueño de una trayectoria envidiable, Pitín formó su familia junto a Nora y trajeron al mundo a Stella Maris.

¿Cómo fue tu infancia?

Tuvimos un hogar donde predominó el amor, a los cinco hermanos nos criaron en la abundancia del cariño. Cuando yo tenía 3 años, nos radicamos en Orán; gran parte de mi tiempo también lo pasaba con mis abuelos en el Chaco salteño.

¿Cómo se explica tantos años de vigencia?

“Por eso aún soy un niño que va de la mano de su padre, un músico del monte del Chaco de Salta, abriendo los cinco sentidos para que entren en un alma todos los sentidos de la naturaleza universal y humana. Pero también el hombre seguro de vivir agradeciendo la generosidad edificante de otros seres que, como el Chango Nieto y Roberto Ternán, me enseñaron a sentir que la nostalgia es el alma inexplicable de los hechos de la vida, de la muerte y del amor.

¿Te costó alejarte de Las Voces de Orán?

Siempre es difícil tomar una decisión importante en la vida, pero era lo mejor para mi en ese momento. Fueron varios los motivos, pero principalmente porque ellos se volvieron a radicar a Orán y yo estaba instalado en Buenos Aires. La distancia dificultaba todo. Además, no voy a negar que lo económico también incidió en mi determinación.

¿Te fuiste a vivir a España?

Primero debuté como solista en el Cosquín del "90, un mes después de mi desprendimiento de Las Voces. Llegué por intermedio del Chango Nieto. Luego, armé la valija y partí rumbo a la ciudad de Marbella. Abrí un restaurante a sociedad con un belga. Despuntaba mi vicio del canto, animando los espectáculos de mi negocio. También ofrecía recitales en fiestas privadas; una vez me tocó cantar para el actor Sean Connery

Los Gauchos de Orán también fue una etapa importante en tu vida...

Sí, claro. Lo inicié con Lucio Arguello, en una de mis visitas a Argentina. Lo convencí y me lo llevé a España. Estuvimos en el Mundial de Fútbol de Italia y le cantamos para la delegación argentina, fue inolvidable. Luego, Fabián Herrera reemplazó a Lucio. Este dúo se mantuvo por 10 años. Al país regresé en el "93.

¿Cuando comienza tu verdadera carrera como solista?

En el 2001. Primero grabé un disco para mi familia y para mí, con un título que resumía mi realidad: "Si el corazón me lo pide'. El público no dudó en aceptarlo y eso me motivó a abrazar aún más fuerte a mi guitarra. Luego se sucedieron los trabajos: "Con alma de baguala', "Con el color de mi voz' y por último "Nostalgia', que lo edité hace unos meses atrás. Este material, para mí, no es lo que yo he vivido, sino todo lo que vivo y me hace seguir viviendo todavía. Es el origen esencial e inclaudicable que permanece en los distintos estados de la vida.

¿Sos el autor de varias canciones de tu repertorio?

Me gusta componer, pero jamás incluí más de cuatro temas en mis diferentes discos. Tengo un enorme respeto por nuestros poetas, autores y compositores. Mi padre me inculcó el respeto por las raíces, las tradiciones y las costumbres de nuestro país. Se que mi lenguaje es el canto, pero más allá de la música, siento que en la palabra escrita hay algo que no puedo decir cantando. Me es imprescindible expresar porque es una extensión de mi entrega artística, pues tengo plena conciencia de que el arte no se explica ni se justifica ni se siente, sino por su propia obra.

¿Qué te dejó tu oficio de cantor?

Miles de amigos y una familia maravillosa. ­Qué más puedo pedir! En mi carrera me muevo de manera independiente, eso me otorga libertad para la elección. Tampoco me desespera cantar en los festivales de mayor envergadura del país. Lógicamente, si me convocan no dudo en aceptar. En realidad, voy adonde me necesitan.

Sin dudas, este cantor de una voz particular y un repertorio auténtico, sigue vigente dentro del folclore. Tiene sobrado camino recorrido y la humildad de los grandes. Y su diálogo lo culminó con su acostumbrada frase: ­Si señor...!

El éxito se inició con Las Voces de Orán

Como un juego de adolescentes, cada tarde se juntaban a cantar, en aquellos ardientes veranos de Orán. Federico Córdoba, Roberto “Ucucha” Franco, Aníbal Flores y Pitín, formaron el grupo Los Salteños, en el año 1967.

“La situación no era buena, así que decidimos comernos a uno y quedar como trío”, dijo Zalazar, siempre recurriendo a sus ocurrencias.

Con Fede y “Ucucha”, luego se llamaron Las Voces del Zenta. Pero como era un nombre prestado, el “Gordo” Abrate los bautizó: Las Voces de Orán. Distinción que logran con una fuerza que les viene desde sus ancestros, del corazón mismo del Chaco salteño, de su autenticidad, de su repertorio original. Hay que situarlo en las orillas barrosas del Bermejo, en las noches húmedas del verano, cuando surcan el aire las bagualas chaqueñas que ellos mismos sus padres y abuelos cantaron junto a las tipas y lapachos del monte que conocen y quieren.

“En el ‘71, el Chango nos llevó a Buenos Aires para realizar una prueba en una compañía discográfico; nos aceptaron y grabamos La Taleñita. Justo en ese momento estaban armando el disco de Cosquín con todos los famosos y nadie quería grabar el tema La chaya de los pobres. Nosotros nos ofrecimos y nos incluyeron en el disco. Eso nos permitió competir en el Festival de Cosquín de la Canción, en el ‘72. Nos mentalizamos en cantar solo una velada, pero fuimos pasando las etapas y al final estuvimos las nueve noches coscoínas. La final fue con el Chango Nieto, nuestro padrino. El público nos eligió a nosotros y así logramos la revelación y consagración en el festival. La gente nos llevada en andas. También fue increíble el recibimiento en Orán”.
El conjunto grabó más de 20 discos y realizó giras por: Egipto, México, Colombia, Perú, España, Chile, Paraguay, Uruguay, Bolivia, Venezuela, entre otros países. Lograron muy buenos niveles de venta.

Las historias y anécdotas son innumerables

Las historias y las anécdotas son innumerables en la vida este artista salteño.
“Me acuerdo cuando mi viejo nos fue a despedir porque partíamos rumbo Cosquín para participar del Festival de la Canción. Llevábamos unos trajes de gaucho que no eran de muy buena calidad. Justo se dio que ganamos el certamen y se incrementaron notoriamente nuestros ingresos. Lo primero fue invertir en la vestimenta. Cuando volvimos a Orán con trajes nuevos, mi papá me dijo: ¡qué lindo que te queda, pero lo mismo seguís siendo puñal de gaucho! Le pregunté porque y me respondió: ¡Porqué parecés de plata, pero no sos! Estas palabras tenían un doble mensaje.

En un hotel de Córdoba, estábamos por desayunar con Gilberto Vaca -Los Cantores del Alba-. En eso apareció Tutú Campos refregándose el ojo y nos dijo: ¡che me molesta el ojo, parece que tengo cataratas! El “Gordo” rápido le respondió: ¡Y bueno ponete un hotel internacional!.

Cuando viajamos a Egipto, llevé dos pares de botas. Una noche me pasó algo extraño: me puse las dos botas del pie izquierdo. Así subí al escenario. Los changos se mataban de risa y me apodaron el gaucho Chaplín.

Estábamos en un hostal de Rancul, en La Pampa, junto con Los Cantores del Alba, esperando para ir a comer a la casa de Alberto Cortéz. Justo llegó Jorge Cafrune que afrontaba el proyecto “Caballo por mi patria”. Tutú Campos no tuvo mejor idea que pegarle una cachetada al caballo del “Turco”, con tanta mala suerte que éste lo estaba mirando por la ventana. Salió enfurecido con rebenque en mano y empezó a darle azotes a Tutú. Gilberto Vaca gritaba: ¡no le aflojés, que a ese jamás le pegaron, ni en su casa cobró!

Un habilidoso

Pitín Zalazar también se destacó en el deporte, su habilidad en el fútbol siempre lo depositó en un lugar de privilegio.

“A los 16 años debuté en la primera división de Sportivo Aviación. También jugué para la Liga de Orán, donde compartí con el recordado Hugo Cuéllar, más conocido como el Cara i’ Mula. Luego me trajeron a la capital salteña para sumarme al equipo de Correo, pero solo participé de algunos partidos. También me aliste en Juventud Unida, de Rosario de Lerma. Finalmente regresé a Orán. Tuve una corta pero hermosa carrera deportiva”.

“Recuerdo que en la década del ‘80, jugamos un partido solidario en la cancha de Boca Juniors contra Los Galancitos. En el equipo rival estaban: Carlos Calvo, Ricardo Darín, Pablo Codevila, Fabián Gianola, entre otros. Le ganamos 5 a 2. En los folcloristas se destacaban: el Chango Nieto, Cuty, Peteco y Roberto Carabajal, Zamba Quipildor, los integrantes de los Tucu Tucu y Los 4 de Córdoba. También serán inolvidables los partidos que se jugaban en Cosquín, entre los folcloristas y los periodistas. Nosotros ganábamos en la cancha, pero ellos publicaban al revés”.

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