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Hoy se cumple otro aniversario de la muerte de Gustavo Cuchi Leguizamón

Viernes, 27 de septiembre de 2013 19:25

Gran conversador, memorioso y a la vez inventor de historias apasionantes, con gracia dionisíaca y carcajadas de retumbo Gustavo “El Cuchi” Leguizamón dejó, aparte de su música, el legado de su pensamiento. Aunque muy pocas veces escribió otra cosa que poesía, desperdigada en cientos de reportajes podemos encontrar una voz que comprende al Universo, observándolo desde Plaza 9 de Julio. Tanto en el humor que siempre filtraba la comunicación de las ideas, como en la entrega alegre a la fatalidad del destino humano, Leguizamón representó sobre todo la inteligencia del hombre criollo y su concepción del fenómeno de la vida. Como en la frase de Manuel Castilla, su ‘amigoalma’, donde afirma que “Mi sabiduría viene de esta tierra”, El Cuchi constantemente recalcaba su pertenencia salteña impregnando todo lo que podía expresar.

Confieso que he reído

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Gran conversador, memorioso y a la vez inventor de historias apasionantes, con gracia dionisíaca y carcajadas de retumbo Gustavo “El Cuchi” Leguizamón dejó, aparte de su música, el legado de su pensamiento. Aunque muy pocas veces escribió otra cosa que poesía, desperdigada en cientos de reportajes podemos encontrar una voz que comprende al Universo, observándolo desde Plaza 9 de Julio. Tanto en el humor que siempre filtraba la comunicación de las ideas, como en la entrega alegre a la fatalidad del destino humano, Leguizamón representó sobre todo la inteligencia del hombre criollo y su concepción del fenómeno de la vida. Como en la frase de Manuel Castilla, su ‘amigoalma’, donde afirma que “Mi sabiduría viene de esta tierra”, El Cuchi constantemente recalcaba su pertenencia salteña impregnando todo lo que podía expresar.

Confieso que he reído

Nacido el 29 de setiembre de 1917, su prosapia familiar se traslada a lo largo de la historia de la provincia, aun desde antes su fundación. Por el lado de su padre, José María, era descendiente de José Galo Leguizamón, cuya casa, en La Florida y Caseros, es monumento nacional. Por allí desfilaron los personajes y sucesos más importantes de la vida de Salta de fines del siglo XIX. El mismo José Galo luchó en las gestas de la Independencia y fue lugarteniente de Güemes. Por esa línea El Cuchi se emparenta también con los Arias Rengel y José María Todd. Su madre, Tomasa Toledo y Pimentel, fue descendiente del virrey Toledo, que ordenó la fundación de la ciudad de Salta.

Gustavo Leguizamón fue abogado, fiscal de Estado, legislador y profesor de Historia y Literatura. Pero sobre todo fue muy amigo de sus amigos, con quien vivió intensamente un momento especial de la historia de Salta, “cuna de músicos y poetas”. Entre esos creadores se debe mencionar a Castilla, José Juan Botelli, Raúl Araoz Anzoátegui, Luis Pretti, Miguel Ángel Pérez, etc. Con ellos quedó anclado el poeta español León Felipe, que había venido por unos días a la ciudad y terminó quedándose años.

Fue un brillante pianista pero sobretodo, un compositor riguroso y autodidacta, de sólida formación, que innovó las formas musicales del folklore. Simultáneamente salteño hasta la médula y universal sin proponérselo, El Cuchi fue un genio singular e irrepetible cuyas creaciones son reconocidas por músicos del mundo como la cantante de jazz inglesa Esperanza Spalding, que se hace llamar “La Cantora de Yala”, por la canción homónima del autor salteño. Epicúreo por naturaleza, no por eso dejó de participar en la vida y dramas de su pueblo. Devoró con unción todos los placeres de la cocina norteña y de sus propias invenciones gastronómicas.

Desmitificador, lúdicamente irrespetuoso de toda formalidad y de sí mismo, fue sin embargo un perfecto caballero criollo, que prefería hablar mucho de la poesía y la música ajena y muy poco de la propia que lo convierte quizá en el compositor más talentoso y profundo del folklore argentino.

Leguizamón disfrutó de los ritos y del ritmo de su ciudad, a la que volvió música y picardía. Sus bromas eran monumentales y entre ellas, que median con el arte surrealista, se encuentran el concierto de campanas y el de trenes. Cultivó y promocionó las virtudes vitales del provincialismo, aunque también fue un crítico amable y burlón de sus defectos.

Aquí reunimos notas y frases -dadas a Clarín, El Tribuno, La Gaceta, la BBC, etc.- para acercarnos a su idea de Salta, que cumple años, y como un homenaje a uno de sus creadores fundamentales.

Sociedad

-¡En Salta hay setenta clases sociales, de las cuales cuarenta son de primera clase! Si hay un afán tremendo de los salteños, es el afán genealógico. Y la genealogía siempre es el arte de encontrar antepasados que han sido mejores que uno, que han tenido más poder y más dinero.

En la primera clase están los descendientes de los fundadores de la ciudad o de guerreros de la Independencia. Que por una u otra razón resulta ser gente pobre pero de gran orgullo. Como casi toda la gente de Salta tiene su origen en el Perú, en las genealogías hay muchos grandes de España, como el duque del Alba. Aquí todos se disputan como ancestro al virrey Toledo, pariente del duque y con muchos descendientes por aquí. Es que el salteño es un hombre muy orgulloso de serlo. Una copla que lo representa dice así: ‘Si es que no hubiera nacido en la tierra en que nací/ andaría arrepentido de no haber nacido aquí’. Pero todos esos blasones han sufrido el terremoto de la patria financiera. Por ejemplo antes, un señor de prosapia salteña nunca se hubiera permitido ser usurero. Pero ahora se llenan la boca de gusto comentando los frutos de la usura como si fueran hazañas. ¿Dónde está la Salta de las viejas sabias? Una de mis bisabuelas, Martina Silva de Gurruchaga, criolla de hacha y tiza que peleó en la Batalla de Salta, embaucaba a los pretendientes de sus hijas con su exquisito dulce de leche casero. Su marido, José María Todd, era un hombre fuerte de la región que, recomendado por su tío, el general Arenales, había sido ayudante del Manco Paz y llegó a teniente primero. Urquiza le ofreció los despachos de coronel, y Todd los rechazó indignado: ‘¿Cómo voy a mixturar charreteras ganadas con sangre y charreteras pegadas con moco?‘.

Una vez, cuando Todd debía ausentarse de la comarca, los Uriburu le prepararon una revuelta. Entonces, y hasta su regreso, nombró gobernador interino al Señor del Milagro, y en esos días ¡nadie se atrevió a robar ni una gallina! Juan Martín Leguizamón, mi abuelo, desoyó los consejos de su propio padre sobre las propiedades embelesantes del dulce de leche y se casó así con Emilia Todd Gurruchaga.

Salta

-Existen muchas razones por las que nunca me fui de Salta, pero voy a mencionar una: todas las ciudades tienen olores, pero el aroma de Salta es único. Tiene una cantidad de yuyos secos que brindan un perfume increíble. El pan es otra de las cosas que perfuman el ambiente. Como es un producto caro, la gente humilde lo fabrica con excelente trigo en sus hogares. Con esta provincia ocurre algo especial, porque el trópico pasa por ella y la altura nivela su climaà Me gusta estar acá. En esta ciudad tengo amigos, buen paisaje y buen clima. Tengo muchos privilegios por vivir en Salta: el carnicero es condiscípulo mío. En el almacén son amigos y consigo lo mejor para cocinarà ¡Y cocinar es mi autentica profesión! En las ciudades el tiempo es una ignominia. Aquí es lento, se madura con el paisaje. La vida, en el mundo entero, tiene un secreto provincianoà Además, mirá ese árbol. ¿Vos crees que va a crecer igual si te lo llevas a otro lado? Hay que vivir con una gran levedad, como si nadie se diera cuentaà

Irse

-Cuando me voy de Salta siento que me falta algo. Dejar tu provincia es como abandonar tu casa, a la que conoces y está realizada a la medida de tus necesidades y gustos. No se puede dejar un día para el otro un pueblo hermoso y solidario, donde su gente trata de facilitarte todoà A mí me gusta cocinar. Cuando voy al mercado, aunque hace mucho que no voy, me gusta encontrarme con los solomillos que me están esperando, con los ingredientes de un locro pulsudoà Una vez venia en avión desde Bolivia y cuando sentí el aire, me dije “Ya estamos en Salta”. A mí me produce una gran satisfacción ver a una vieja en el Mercado tarareando una música mía. Una vez venia bastante malhumorado con muchas cosas de las estupideces que pasan a diario, cuando un changuito pasó en bicicleta silbando la Zamba del Pañuelo. Entonces lo paro y le pregunto qué es lo que silba: “No sé, pero me gusta y por eso la silbo”, me ha dicho. En nuestra ciudad todo está al servicio de nuestra alegría. Todo lo acerca al hombre con el paisaje y también con el espacio cósmico. Los salteños además del paisaje, somos miradores del cielo. El salteño se va donde quiere y vuelve y se para a mirar el paisaje donde tiene ganas.

Los salteños

-Los salteños son filósofos a los seis años y artistas a los veinte. Claro que nos ayudan muchas cosas porque es cierto que el salteño tiene tiempo para todo. Los salteños somos capaces de juntarnos a cantar o recitar veinticuatro horas seguidas. En Atenas los peripatéticos inventaron la forma de caminar filosofando. Nosotros encontramos la manera de beber caminando. Varias veces se nos perdía el vino. Algo raro: se perdía. Entonces nosotros salíamos a buscarlo por las noches. En Salta los boliches no tienen puertas porque no cierran nunca. Y también están las mujeres desesperadas dando vueltas porque el marido se está gastando todo el jornal.

Tradiciones salteñas

-Hay una extraña tradición que hace que el vino nunca sea enjuiciado, que el vino siempre se salve. Si fuera creyente diría que tiene un ángel que lo salva. O muchos ángeles. Las tradiciones no son las costumbres envejecidas. Algunas de ellas estúpidas, sino las que se conservan por ser útiles y beneficiosas para todos. La revolución es algo muy importante. Yo sé que soy revolucionario en algunas cosas mías pero me quedo calladito. Me gustaría que los que consideran que andar con ropas de gaucho es ser mas autentico, anduvieran con poncho en verano, así cuando la cabeza les transpire se dan cuenta que la tienen... Igual, sería terrible encontrarse en un mundo sin tradiciones. Hay que defender la tradición porque es nuestro antecedente inmediato de la experiencia. Yo soy producto de lo que fue mi abuelo y los que vengan tienen que ser hijos de la tradición. Si no, ¿de dónde vienen? ¿Qué son? Claro que hay unos señores “X” que quieren que perdamos nuestra identidad. ¿Para qué? Para que no sepamos quienes somos. Por ejemplo se hace la música más estúpida del mundo y se la imponen con fuerza, pero ¿con qué objeto? Para que perdamos la música nuestra. Y con ella nuestra identidad. Ese es el paso más seguro y macabro para matar a un país.

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