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No hay peligro para las familias del Pilcomayo

Sabado, 19 de julio de 2014 01:30
El derrame de desechos tóxicos del 4 de julio sobre el río Pilcomayo, aguas arriba en tierras bolivianas, causó alarma entre los habitantes salteños de Santa Victoria Este, en el departamento Rivadavia. El secretario de Recursos Hídricos de la Provincia, Alfredo Fuertes, se acercó a El Tribuno para llevar tranquilidad a los pobladores de ese rincón del Chaco salteño que tanto aman su río. "Ante la gran distancia que existe es prácticamente imposible que esto se acumule y afecte de alguna manera a las poblaciones de nuestra provincia", aseguró. Es que ahí subsisten miles de argentinos de al menos cinco etnias aborígenes distintas. Son eximios cazadores, avispados recolectores e implacables pescadores, que se zambullen con sus redes en las turbias aguas. Son hijos del monte y del río. Entre Salta y Formosa, más de 50.000 indígenas viven a orillas del Pilcomayo.

El derrame fue en altas cumbres de la cordillera oriental boliviana. Es una zona rocosa. Después el río tiene que atravesar todas las cierras subandinas. Recién a la altura de Villamontes, en Bolivia se termina el encausamiento que le daban las rocas y el río se abre en un abanico de sedimentos de tierra. El accidente generó niveles de contaminación con metales tóxicos, como hierro y cromo, y químicos cowwmo sodio y magnesio. El gobernador boliviano de Chuquisaca, Esteban Urquizu, ya mandó a iniciar acciones penales contra la empresa minera que provocó el derrame. "La explotación minera estaba en un afluente del Pilcomayo, a unos 50 kilómetros de su cauce. Lo que se reventó es un dique de cola, que es una suerte de piletón donde se estanca el material que no se utiliza. Lo que se hace en estos casos es colocar una geo-membrana para que el dique resista cualquier fisura o movimiento. Pero, aparentemente, acá no se había construido, entonces se produjo lo que se denomina un sifonaje, que es cuando el agua se filtra por debajo de la estructura y produce una fisura", explicó el ingeniero Alfredo Fuertes.

"Los desechos contaminantes, según la información que tenemos, han irrumpido aguas abajo aproximadamente unos 5 kilómetros. El afluente Colabí, donde fue el derrame, tiene un trayecto de 25 a 30 kilómetros hasta llegar al Pilcomayo. Las primeras versiones dicen que los desechos no llegaron, pero hay otras que indican que eso pudo haber pasado. Lo importante es ir al lugar y corroborar la información. Por eso, el 24 estaremos viajando al terreno con una comisión mixta de Bolivia, Paraguay y del Instituto Nacional del Agua", informó Fuertes, que minimizó el impacto ambiental que pueda existir en el Chaco salteño.

"Los minerales pesados, por definición, tienen un corto recorrido. Al ser pesados se quedan en el fondo y no avanzan. A pesar de eso, afortunadamente, nos separan del derrame más de 600 kilómetros. Para nosotros, según pude consultar con el secretario de Minería de la Provincia, no hay posibilidad de que los desechos puedan tener un recorrido tan extenso como para afectar la forma de vida de los que viven en la ribera salteña del Pilcomayo", agregó el especialista hídrico.

"En un principio, la gente de Minería en Bolivia hizo un mea culpa al reconocer que no tenían un control de los diques de cola. La gente de medio ambiente del vecino país considera que el daño no fue significativo porque se mitigó rápidamente. De todas formas, la empresa debería haber comunicado lo que sucedió el mismo 4 de julio, cosa que ocurrió una semana después. Pronto tendremos más información", dijo.

No hay que comer vísceras de pescado

Aunque el reciente derrame de sustancias tóxicas no alcanzaría las tierras salteñas. El secretario de Recursos Hídricos de la Provincia recomendó algunas medidas de seguridad para los habitantes del lugar. "En Misión La Paz, personal que llega desde Buenos Aires realiza informes en forma periódica. Nunca encontraron vestigios de contaminación. Sin embargo, estudios han registrado en una oportunidad, el año pasado, rastros de metales pesados en el hígado de algunos peces. Pero nunca se encontraron metales pesados en los músculos, que es donde puede ser dañino para la salud humana", destacó Fuerte.
"De todas maneras, aprovecho la oportunidad para recomendar a la gente de la ribera del Pilcomayo que no consuma las vísceras de los pescados, aunque suponemos que no se consumen", agregó.

4 DE JULIO PASADO OCURRIO EL DERRAME EN BOLIVIA

"Tendremos más información dentro de una semana, pero queremos llevar tranquilidad a los pobladores porque el problema no afectará la vida de los que viven en la ribera salteña del Pilcomayo".
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El derrame de desechos tóxicos del 4 de julio sobre el río Pilcomayo, aguas arriba en tierras bolivianas, causó alarma entre los habitantes salteños de Santa Victoria Este, en el departamento Rivadavia. El secretario de Recursos Hídricos de la Provincia, Alfredo Fuertes, se acercó a El Tribuno para llevar tranquilidad a los pobladores de ese rincón del Chaco salteño que tanto aman su río. "Ante la gran distancia que existe es prácticamente imposible que esto se acumule y afecte de alguna manera a las poblaciones de nuestra provincia", aseguró. Es que ahí subsisten miles de argentinos de al menos cinco etnias aborígenes distintas. Son eximios cazadores, avispados recolectores e implacables pescadores, que se zambullen con sus redes en las turbias aguas. Son hijos del monte y del río. Entre Salta y Formosa, más de 50.000 indígenas viven a orillas del Pilcomayo.

El derrame fue en altas cumbres de la cordillera oriental boliviana. Es una zona rocosa. Después el río tiene que atravesar todas las cierras subandinas. Recién a la altura de Villamontes, en Bolivia se termina el encausamiento que le daban las rocas y el río se abre en un abanico de sedimentos de tierra. El accidente generó niveles de contaminación con metales tóxicos, como hierro y cromo, y químicos cowwmo sodio y magnesio. El gobernador boliviano de Chuquisaca, Esteban Urquizu, ya mandó a iniciar acciones penales contra la empresa minera que provocó el derrame. "La explotación minera estaba en un afluente del Pilcomayo, a unos 50 kilómetros de su cauce. Lo que se reventó es un dique de cola, que es una suerte de piletón donde se estanca el material que no se utiliza. Lo que se hace en estos casos es colocar una geo-membrana para que el dique resista cualquier fisura o movimiento. Pero, aparentemente, acá no se había construido, entonces se produjo lo que se denomina un sifonaje, que es cuando el agua se filtra por debajo de la estructura y produce una fisura", explicó el ingeniero Alfredo Fuertes.

"Los desechos contaminantes, según la información que tenemos, han irrumpido aguas abajo aproximadamente unos 5 kilómetros. El afluente Colabí, donde fue el derrame, tiene un trayecto de 25 a 30 kilómetros hasta llegar al Pilcomayo. Las primeras versiones dicen que los desechos no llegaron, pero hay otras que indican que eso pudo haber pasado. Lo importante es ir al lugar y corroborar la información. Por eso, el 24 estaremos viajando al terreno con una comisión mixta de Bolivia, Paraguay y del Instituto Nacional del Agua", informó Fuertes, que minimizó el impacto ambiental que pueda existir en el Chaco salteño.

"Los minerales pesados, por definición, tienen un corto recorrido. Al ser pesados se quedan en el fondo y no avanzan. A pesar de eso, afortunadamente, nos separan del derrame más de 600 kilómetros. Para nosotros, según pude consultar con el secretario de Minería de la Provincia, no hay posibilidad de que los desechos puedan tener un recorrido tan extenso como para afectar la forma de vida de los que viven en la ribera salteña del Pilcomayo", agregó el especialista hídrico.

"En un principio, la gente de Minería en Bolivia hizo un mea culpa al reconocer que no tenían un control de los diques de cola. La gente de medio ambiente del vecino país considera que el daño no fue significativo porque se mitigó rápidamente. De todas formas, la empresa debería haber comunicado lo que sucedió el mismo 4 de julio, cosa que ocurrió una semana después. Pronto tendremos más información", dijo.

No hay que comer vísceras de pescado

Aunque el reciente derrame de sustancias tóxicas no alcanzaría las tierras salteñas. El secretario de Recursos Hídricos de la Provincia recomendó algunas medidas de seguridad para los habitantes del lugar. "En Misión La Paz, personal que llega desde Buenos Aires realiza informes en forma periódica. Nunca encontraron vestigios de contaminación. Sin embargo, estudios han registrado en una oportunidad, el año pasado, rastros de metales pesados en el hígado de algunos peces. Pero nunca se encontraron metales pesados en los músculos, que es donde puede ser dañino para la salud humana", destacó Fuerte.
"De todas maneras, aprovecho la oportunidad para recomendar a la gente de la ribera del Pilcomayo que no consuma las vísceras de los pescados, aunque suponemos que no se consumen", agregó.

4 DE JULIO PASADO OCURRIO EL DERRAME EN BOLIVIA

"Tendremos más información dentro de una semana, pero queremos llevar tranquilidad a los pobladores porque el problema no afectará la vida de los que viven en la ribera salteña del Pilcomayo".

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