Son Jaime, los conozco

Jaime Stiusso y Ricardo Jaime son dos pícaros sesentones que en su momento ostentaron poderes omnipotentes y, lo más grave, sin ningún tipo de control. Aprovecharon las circunstancias y demostraron que el poder, desde cualquier sector que se lo mire, es seductor e intocable, más aún ante el paso del tiempo. Alguien dijo: "El tiempo que pasa es la verdad que huye".

Stiusso, de ser un modesto ingeniero se convirtió en un superespía al frente de la SIDE, superando al mismísimo James Bond, la más grande creación del británico: Ian Fleming. James Bond tenía "permiso para matar", el nuestro, más modesto: "permiso para espiar".

Ricardo Jaime, con su pinta de inocente bibliotecario, era rápido firmando convenios, pero más rápido era para "coimear". El lo reconoció, pero utilizando sutilmente la palabra dádiva (suena mejor) y los jueces, quizá, se conmovieron de los argumentos de ese escurridizo y hábil mitómano. Pagó la fianza de $ 2.000.000 como quien se preocupa por el aumento del precio de un paquete de cigarrillo y sigue fumando.

Menos mal que ambos fueron por camino separados; el problema habría sido si se llamara Jaime Jaime, con esos antecedentes y sin desprestigiar el nombre me quedó con "Lucifer", que ya fue autorizado en un Registro Civil de Santa Fe. Hoy el aroma de fin de ciclo lo impregna todo, desde la SIDE a los empresarios, y desde los medios al Poder Judicial. Por el momento Stiusso estará muy preocupado con el alerta azul de Interpol (solo para ubicarlo), al igual que Ricardo, que ya renovó el pasaporte para otro viaje al Caribe, pero con "recursos propios".

Al final recuerdo ese tema de León Giecco: "Nosotros no somos como los Orozco, yo los conozco, son ocho los monos: Pocho, Toto, Cholo, Tom, Moncho, Rodolfo, Otto, Pololo. Yo pongo los votos solo por Stiusso y por Ricardo, los otros son locos, yo los conozco, no los soporto".

Jaime Stiusso y Ricardo Jaime son dos pícaros sesentones que en su momento ostentaron poderes omnipotentes y, lo más grave, sin ningún tipo de control. Aprovecharon las circunstancias y demostraron que el poder, desde cualquier sector que se lo mire, es seductor e intocable, más aún ante el paso del tiempo. Alguien dijo: "El tiempo que pasa es la verdad que huye".

Stiusso, de ser un modesto ingeniero se convirtió en un superespía al frente de la SIDE, superando al mismísimo James Bond, la más grande creación del británico: Ian Fleming. James Bond tenía "permiso para matar", el nuestro, más modesto: "permiso para espiar".

Ricardo Jaime, con su pinta de inocente bibliotecario, era rápido firmando convenios, pero más rápido era para "coimear". El lo reconoció, pero utilizando sutilmente la palabra dádiva (suena mejor) y los jueces, quizá, se conmovieron de los argumentos de ese escurridizo y hábil mitómano. Pagó la fianza de $ 2.000.000 como quien se preocupa por el aumento del precio de un paquete de cigarrillo y sigue fumando.

Menos mal que ambos fueron por camino separados; el problema habría sido si se llamara Jaime Jaime, con esos antecedentes y sin desprestigiar el nombre me quedó con "Lucifer", que ya fue autorizado en un Registro Civil de Santa Fe. Hoy el aroma de fin de ciclo lo impregna todo, desde la SIDE a los empresarios, y desde los medios al Poder Judicial. Por el momento Stiusso estará muy preocupado con el alerta azul de Interpol (solo para ubicarlo), al igual que Ricardo, que ya renovó el pasaporte para otro viaje al Caribe, pero con "recursos propios".

Al final recuerdo ese tema de León Giecco: "Nosotros no somos como los Orozco, yo los conozco, son ocho los monos: Pocho, Toto, Cholo, Tom, Moncho, Rodolfo, Otto, Pololo. Yo pongo los votos solo por Stiusso y por Ricardo, los otros son locos, yo los conozco, no los soporto".