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Unas 250 familias volvieron a asentarse en el sudeste de la ciudad

Martes, 26 de abril de 2016 00:15
Los asentados están al lado del loteo Santa Mónica desde el jueves pasados. JAN TOUZEAU.
Los vecinos que iniciaron su reclamo la semana pasada cuando se asentaron en un terreno lindante a la ruta 26, en la zona sudeste de la ciudad, denuncian que a pesar del compromiso asumido entonces por Ángel Sarmiento, titular de la Subsecretaría de Tierra y Hábitat, no les están recibiendo sus inscripciones como postulantes a recibir un lote fiscal.
Habían sido desalojados pero ahora armaron sus carpas en otro lugar.
Tras una serie de manifestaciones, que incluyeron movilizaciones al Concejo Deliberante y cortes en la intersección de las avenidas Tavella y República de El Líbano, el miércoles de la semana pasada algunos representantes de las cerca de 250 familias que piden un lugar donde vivir fueron recibidos en las oficinas de Tierra y Hábitat por Sarmiento.
El Tribuno estuvo presente en la reunión en la que titular de la Subsecretaría de Tierra y Hábitat, asumido tras las denuncias sobre entrega irregular de tierras en Parque La Vega ventiladas en febrero, les prometió a los manifestantes que desde ese momento pondría a disposición de ellos al coordinador del área, Ramiro Angulo, quien se encargaría personalmente de recibir la documentación para que todos inicien sus expedientes en la repartición provincial.
Sin embargo, los asentados denunciaron que desde el jueves asisten a Tierra y Hábitat sin haber podido dar con el funcionario aludido.
Según contaron, son detenidos por una secretaria que excusa al funcionario y les asegura que no puede recibir los papeles porque ha recibido instrucciones precisas de no atenderlos a ellos hasta que desistan de asentarse en terrenos que nos les pertenecen.
"Desde el jueves, estuvimos yendo todas las mañanas y nos dicen que no podemos empezar los trámites para inscribirnos", aseguró Pamela Vargas, referente de los asentados.
Ante la negativa de ser atendidos para inscribirse formalmente en Tierra y Hábitat, el jueves al mediodía los manifestantes se trasladaron hacia la Legislatura, donde fueron recibidos por el presidente de la Cámara Baja, Manuel Santiago Godoy, según relataron. De acuerdo con lo que apuntaron los vecinos, el legislador prometió interceder para promover soluciones ante el déficit habitacional que padecen.
En diálogo con este medio, los voceros de las cerca de 250 familias narraron los resultados de dicho encuentro. Dijeron que el presidente de los diputados les sugirió que no vuelvan al terreno que habían tomado inicialmente, del que habían sido desalojados el martes de la semana pasada.
Conforme a lo que los voceros señalaron, el diputado les prometió que intercedería y que pondría en marcha los medios a su alcance para que recibieran una pronta respuesta.
En la reunión con Sarmiento, éste les había informado a las familias que se estaba organizando el sorteo del loteo Santa Mónica, también en la zona sudeste. Allí se preparaban 80 parcelas para ser cedidas entre los que tienen expedientes en Tierra y Hábitat.
Nuevo asentamiento
Luego del encuentro con Santiago Godoy, los manifestantes optaron por acampar en la cancha de fútbol que se encuentra frente al barrio Justicia y al lado del loteo de Santa Mónica.
Desde el jueves por la tarde montaron unas 50 carpas, que la Policía de la Provincia los obliga a desarmar todas las mañanas de acuerdo con lo que relataron.
Si bien no se han dado hechos de violencia, la fuerza de seguridad insta a que las carpas vayan levantándose cada vez más lejos de la cancha y más cerca de un terreno con yuyarales que hay al costado.
Los asentados no quieren estar tan próximos a la maleza ya que en los días que llevan allí ya se toparon con varias alimañas y hasta con dos víboras de casi un metro de largo.
Uno de los ofidios fue hallado en una de las carpas de los asentados en la que duermen niños.
Afirman que se mantendrán en el lugar hasta tanto se les brinde una resolución concreta a sus problemas habitacionales, ya que no cuentan con recursos para alquilar una vivienda.
Aclararon que no pretenden que se les regale nada, que quiere abonar el terreno que se les asigne, siempre y cuando se cree un plan de pago que no exceda sus posibilidades.
Hasta 500 pesos por mes estarían dispuestos a pagar para titularizar una parcela.

Una olla popular para 200 personas

Desde que se apostaron en la cancha de fútbol reclamando soluciones habitacionales, los vecinos han creado un sistema de campaña para sobrevivir de manera colectiva. Uno de los aspectos destacados es la alimentación. Las familias se organizan cocinando en dos ollas populares de 70 y 100 litros.
En cada almuerzo o cena se congregan más de 200 comensales, ya que algunos de ellos van a alimentarse en casas de familiares que están radicados en las proximidades del campamento. Costean las comidas con fondos comunes. Cada asentado aporta entre 5 y 15 pesos por día. Hasta el momento han cocinado diversos guisos y hasta un locro. La reunión colectiva para comer ha cobrado cierta ritualidad y genera que los manifestantes hagan más sólidos sus lazos de solidaridad mutuos. Las tareas para cocinar también son compartidas, desde las compras y la preparación de los insumos hasta el encendido y el mantenimiento de una potente hoguera.
El fuego contribuye también a que los niños no se destemplen con las abruptas bajas de temperatura.
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Los vecinos que iniciaron su reclamo la semana pasada cuando se asentaron en un terreno lindante a la ruta 26, en la zona sudeste de la ciudad, denuncian que a pesar del compromiso asumido entonces por Ángel Sarmiento, titular de la Subsecretaría de Tierra y Hábitat, no les están recibiendo sus inscripciones como postulantes a recibir un lote fiscal.
Habían sido desalojados pero ahora armaron sus carpas en otro lugar.
Tras una serie de manifestaciones, que incluyeron movilizaciones al Concejo Deliberante y cortes en la intersección de las avenidas Tavella y República de El Líbano, el miércoles de la semana pasada algunos representantes de las cerca de 250 familias que piden un lugar donde vivir fueron recibidos en las oficinas de Tierra y Hábitat por Sarmiento.
El Tribuno estuvo presente en la reunión en la que titular de la Subsecretaría de Tierra y Hábitat, asumido tras las denuncias sobre entrega irregular de tierras en Parque La Vega ventiladas en febrero, les prometió a los manifestantes que desde ese momento pondría a disposición de ellos al coordinador del área, Ramiro Angulo, quien se encargaría personalmente de recibir la documentación para que todos inicien sus expedientes en la repartición provincial.
Sin embargo, los asentados denunciaron que desde el jueves asisten a Tierra y Hábitat sin haber podido dar con el funcionario aludido.
Según contaron, son detenidos por una secretaria que excusa al funcionario y les asegura que no puede recibir los papeles porque ha recibido instrucciones precisas de no atenderlos a ellos hasta que desistan de asentarse en terrenos que nos les pertenecen.
"Desde el jueves, estuvimos yendo todas las mañanas y nos dicen que no podemos empezar los trámites para inscribirnos", aseguró Pamela Vargas, referente de los asentados.
Ante la negativa de ser atendidos para inscribirse formalmente en Tierra y Hábitat, el jueves al mediodía los manifestantes se trasladaron hacia la Legislatura, donde fueron recibidos por el presidente de la Cámara Baja, Manuel Santiago Godoy, según relataron. De acuerdo con lo que apuntaron los vecinos, el legislador prometió interceder para promover soluciones ante el déficit habitacional que padecen.
En diálogo con este medio, los voceros de las cerca de 250 familias narraron los resultados de dicho encuentro. Dijeron que el presidente de los diputados les sugirió que no vuelvan al terreno que habían tomado inicialmente, del que habían sido desalojados el martes de la semana pasada.
Conforme a lo que los voceros señalaron, el diputado les prometió que intercedería y que pondría en marcha los medios a su alcance para que recibieran una pronta respuesta.
En la reunión con Sarmiento, éste les había informado a las familias que se estaba organizando el sorteo del loteo Santa Mónica, también en la zona sudeste. Allí se preparaban 80 parcelas para ser cedidas entre los que tienen expedientes en Tierra y Hábitat.
Nuevo asentamiento
Luego del encuentro con Santiago Godoy, los manifestantes optaron por acampar en la cancha de fútbol que se encuentra frente al barrio Justicia y al lado del loteo de Santa Mónica.
Desde el jueves por la tarde montaron unas 50 carpas, que la Policía de la Provincia los obliga a desarmar todas las mañanas de acuerdo con lo que relataron.
Si bien no se han dado hechos de violencia, la fuerza de seguridad insta a que las carpas vayan levantándose cada vez más lejos de la cancha y más cerca de un terreno con yuyarales que hay al costado.
Los asentados no quieren estar tan próximos a la maleza ya que en los días que llevan allí ya se toparon con varias alimañas y hasta con dos víboras de casi un metro de largo.
Uno de los ofidios fue hallado en una de las carpas de los asentados en la que duermen niños.
Afirman que se mantendrán en el lugar hasta tanto se les brinde una resolución concreta a sus problemas habitacionales, ya que no cuentan con recursos para alquilar una vivienda.
Aclararon que no pretenden que se les regale nada, que quiere abonar el terreno que se les asigne, siempre y cuando se cree un plan de pago que no exceda sus posibilidades.
Hasta 500 pesos por mes estarían dispuestos a pagar para titularizar una parcela.

Una olla popular para 200 personas

Desde que se apostaron en la cancha de fútbol reclamando soluciones habitacionales, los vecinos han creado un sistema de campaña para sobrevivir de manera colectiva. Uno de los aspectos destacados es la alimentación. Las familias se organizan cocinando en dos ollas populares de 70 y 100 litros.
En cada almuerzo o cena se congregan más de 200 comensales, ya que algunos de ellos van a alimentarse en casas de familiares que están radicados en las proximidades del campamento. Costean las comidas con fondos comunes. Cada asentado aporta entre 5 y 15 pesos por día. Hasta el momento han cocinado diversos guisos y hasta un locro. La reunión colectiva para comer ha cobrado cierta ritualidad y genera que los manifestantes hagan más sólidos sus lazos de solidaridad mutuos. Las tareas para cocinar también son compartidas, desde las compras y la preparación de los insumos hasta el encendido y el mantenimiento de una potente hoguera.
El fuego contribuye también a que los niños no se destemplen con las abruptas bajas de temperatura.
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