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De Facebook, a la Casa Blanca

El magnate de Silicon Valley, se mide como candidato demócrata, contrata asesores de los Clinton y Obama y pone nervioso a Donald Trump. 
Miércoles, 18 de octubre de 2017 00:00

Cultor de la máxima de que "la mejor defensa es un buen ataque", las invectivas de Donald Trump contra Facebook fueron interpretadas en círculos de Washington como una acción preventiva ante la extendida suposición de que Mark Zuckerberg, fundador de la red social más importante del mundo, con más de 2.000 millones de usuarios, estudia presentar su candidatura para las elecciones presidenciales de 2020. Esos rumores, consignados tiempo atrás por POLITICO (el sitio de noticias políticas más influyente de la capital norteamericana), recrudecieron cuando Zuckerberg, junto con su esposa, Priscilla Chan, contrató a Joel Benenson, estratega de campaña de Hillary Clinton en 2016, para realizar investigaciones para sus iniciativas filantrópicas. De esta manera, Benenson se sumó a los exitosos David Plouffe y Ken Mehlman, exjefes de campaña de Barack Obama y George W. Bush respectivamente.

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Cultor de la máxima de que "la mejor defensa es un buen ataque", las invectivas de Donald Trump contra Facebook fueron interpretadas en círculos de Washington como una acción preventiva ante la extendida suposición de que Mark Zuckerberg, fundador de la red social más importante del mundo, con más de 2.000 millones de usuarios, estudia presentar su candidatura para las elecciones presidenciales de 2020. Esos rumores, consignados tiempo atrás por POLITICO (el sitio de noticias políticas más influyente de la capital norteamericana), recrudecieron cuando Zuckerberg, junto con su esposa, Priscilla Chan, contrató a Joel Benenson, estratega de campaña de Hillary Clinton en 2016, para realizar investigaciones para sus iniciativas filantrópicas. De esta manera, Benenson se sumó a los exitosos David Plouffe y Ken Mehlman, exjefes de campaña de Barack Obama y George W. Bush respectivamente.

Curiosamente "The New York Observer", otro sitio de noticias que fue propiedad del yerno de Donald Trump, Jared Kushner, marido de Ivanka Trump y reputado hoy como uno de los personajes más influyentes en la Casa Blanca, quien después de las elecciones que encumbraron a su suegro vendió su participación en ese medio y dejó al frente a su cuñado Joseph Meyer, publicó un artículo con una extensa argumentación sobre las razones por las que Zuckerberg sería el candidato más idóneo del Partido Demócrata para 2020. En la lógica del artículo, para enfrentar a un Trump lanzado a la reelección sería necesario oponerle un empresario más poderoso y exitoso. En una comparación de antecedentes con Zurckerberg, Trump perdería por escándalo. Con un patrimonio estimado en US$56.000 millones, que lo ubica como el quinto multimillonario del mundo según el clásico ranking anual de la revista "Forbes", el fundador de Facebook, decuplica la fortuna de Trump. Pero la ventaja de Zurckerberg sobre Trump no sería sólo cuantitativa sino también cualitativa. Facebook no sólo está a la vanguardia de los negocios sino que "es" la vanguardia de los nuevos negocios, en abierto contraste con el aroma rancio del sector inmobiliario al que pertenecen las compañías del actual presidente.

En una comparación de antecentes con Mark Zuckerberg, Donald Trump perdería por escándalo; cuantitativa y cualitativamente

 

Zuckerberg, con sus 33 años, es uno de las personalidades más influyentes del mundo y uno de los emblemas de los "millennials". Dialoga con el papa Francisco y con ganadores del Premio Nobel, hace ejercicios con deportistas famosos y establece vínculos con presidentes de distintos países para llevar su mensaje de "construcción de comunidades" a través de Internet. Su figura es sinónimo de éxito, un elixir irresistible para el público norteamericano. Una reciente encuesta de la firma Public Policy Polling determinó que el joven magnate de Silicon Valley es el "demócrata" que estaría en mejores condiciones de competir con Trump en una eventual contienda electoral. La existencia de ese sondeo es doblemente sugestiva. Primero por el simple hecho de haberse realizado. Segundo, porque Zuckerberg no es afiliado demócrata y en ningún momento manifestó una inclinación partidaria. A la pregunta sobre a quién votarían si en 2020 tuvieran que optar entre Trump y Zuckerberg, un 40% de los encuestados se inclinaría por cada uno y el restante 20% no emitió respuesta. El dato es aún más relevante si se tiene en cuenta que Zuckerberg no es todavía una figura suficientemente conocida a nivel nacional. El 47% de los consultados dijeron no tener ninguna opinión formada sobre él. 

La guerra de la información

Zuckerbeg está realizando una "gira de escucha" de un año de duración. Recorre los cincuenta estados norteamericanos y dialoga con líderes comunitarios de cada lugar, para conocer sus opiniones y expectativas. Para documentar la gira, contrató a Charles Ommanney, fotógrafo de las campañas presidenciales de Bush y Obama.

Este singular periplo está matizado por algunos gestos sugestivos. En Browning, un pueblo situado en una reserva India de Montana, sacó fotos sobre las condiciones deplorables en que se encuentran los hogares abandonados de la comunidad y el problema de drogas que afecta a su población. Ambos temas, la falta de dinero para poder pagar la renta o la hipoteca, y el consumo de drogas son dos asuntos que preocupan especialmente al electorado estadounidense.

Con un patrimonio de 56.000 millones de dólares, es el quinto multimillonario del mundo según el ranking de la revista Forbes

 

Otro punto que Zuckerbeg enfatiza es la importancia de la lucha contra el cambio climático y la necesidad de que la energía que se use en Estados Unidos no aumente la contaminación ambiental. En estas dos cuestiones, su opinión contrasta con las afirmaciones y las políticas de Trump. “Detener el cambio climático es uno de los desafíos más importantes de nuestra generación, por lo que es muy importante conocer más sobre nuestra industria energética, aunque sea un tema controvertido”, señaló el fundador de Facebook. Zuckerberg también se manifestó a favor de una agenda de igualdad de género. Declaró que busca incluir a personas de orientación homosexual en la toma de decisiones de su empresa. De origen judío, tuvo un giro hacia la práctica religiosa, otra virtud apreciada por el electorado estadounidense. Con una esposa china, su matrimonio es un ejemplo paradigmático de diversidad cultural. Subraya el sentido social de su empresa: “Facebook ya no se trata solamente de conectar al mundo, sino de darle a la gente el poder de construir comunidad y hacer que el mundo se una más”. En circunstancias en que el Partido Demócrata no se repuso todavía de la derrota de Hillary Clinton, con un vacío de figuras presidenciables en la que sólo puede mencionarse como excepción a Michelle Obama, un “outsider” como Zuckerberg podría aparecer como un ángel salvador, aunque seguramente el aparato demócrata le opondría una resistencia semejante a la que el “establishment” republicano opuso infructuosamente a Trump. 
 No obstante, hay tres poderosas razones para suponer que esa resistencia tampoco tendría éxito. En primer lugar, la sociedad estadounidense parece dispuesta a optar por la élite empresaria, expresión de la cultura del “self made man ”, por sobre la élite política, sospechada de corrupción. En segundo término, el cambio tecnológico permite que la inmensa base de datos atesorada por Facebook, por su magnitud sólo comparable con la de Google, potencie una campaña electoral inédita, fundada en la utilización intensiva de la “big data ”, absolutamente personalizada, con mensajes direccionados individualmente a cada uno de los votantes, según las preferencias personales de cada uno. Por último, el 1% del patrimonio de Zuckerberg equivale al costo de la totalidad de la campaña de Hillary. Para un aparato partidario, pragmático por naturaleza, esa disponibilidad económica es una oferta imposible de rehu    sar.
 

 

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