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Que el orgullo aflore en Gimnasia y Tiro

Domingo, 22 de octubre de 2017 00:05

Gimnasia y Tiro debe despertar, reaccionar y “pelar” la personalidad y la actitud que el hincha tanto le reclama. Aún está a tiempo y el “apocalipsis” tan temido aún no asoma en el horizonte. Una zona 4 del Federal A con un nivel general mediocre, en el cual solo Sarmiento de Resistencia mostró consistencia y regularidad, mantiene al albo con vitalidad pese a la blanca palidez de su juego, a su ausencia de rebeldía -salvo casos excepcionales- y a los contundentes datos fácticos, que marcan que fueron cinco puntos de nueve los que resignó en el Gigante del Norte, aquella fortaleza que hace no mucho tiempo imponía respeto, pero que hoy parece pesarle más de la cuenta a este plantel que todavía no se terminó de acomodar a un patrón de juego, a un esquema y al cimbronazo de un cambio de técnico que suele ser traumático cuando un nuevo DT no trae respuestas mágicas bajo el brazo, con la confabulación de una impaciencia colectiva que lo ata de pies y manos, de una histeria generalizada que parece no admitir titubeos y de un clima en constante ebullición que se emana desde los costados de un Monumental que se está convirtiendo seguido en una caldera viva de hostigamiento.
Habiéndose disputado 7 de las 18 fechas de una maratónica primera ronda que debe ajustarse a los calendarios nacionales y que debe finalizar a mediados de diciembre, el equipo de Víctor Riggio depende de sí mismo para recuperar la brújula, enderezar la dirección y conseguir el ansiado pasaje a la siguiente ronda, ya que se encuentra aún cuarto y en zona de hipotético clasificado. 
La derrota ante Sarmiento y el empate del pasado jueves ante Mandiyú, ambos en la Vicente López, no fueron un oasis en el desierto, una excepción a la regla, pese a la aceptable mini-campaña que lo mantiene invicto como visitante. Ambos pasos en falso desnudaron alarmantes falencias no admisibles para un equipo que se precie de profesional y que asuma pelear un campeonato. Y si bien será fundamental la mano de Riggio para torcer el rumbo con un plantel heredado que él no armó -algo que tampoco será válido ahora ni a futuro como excusa-, lo más preocupante tiene que ver con que algunos futbolistas hasta ahora expusieron serias limitaciones individuales, no mostraron cualidades y hasta parecen pesarle la responsabilidad de la camiseta de Gimnasia. De ser realmente así, eso será difícil de equilibrar con cualquier tecnicismo, cambio de esquema, fortalecimiento mental y arenga motivadora. Ojalá que no. Ojalá que el material aparezca, que solo se haya tratado de dos malas noches y que los abucheos del jueves hayan inyectado orgullo y que, a la larga, se conviertan en aplausos
 

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Gimnasia y Tiro debe despertar, reaccionar y “pelar” la personalidad y la actitud que el hincha tanto le reclama. Aún está a tiempo y el “apocalipsis” tan temido aún no asoma en el horizonte. Una zona 4 del Federal A con un nivel general mediocre, en el cual solo Sarmiento de Resistencia mostró consistencia y regularidad, mantiene al albo con vitalidad pese a la blanca palidez de su juego, a su ausencia de rebeldía -salvo casos excepcionales- y a los contundentes datos fácticos, que marcan que fueron cinco puntos de nueve los que resignó en el Gigante del Norte, aquella fortaleza que hace no mucho tiempo imponía respeto, pero que hoy parece pesarle más de la cuenta a este plantel que todavía no se terminó de acomodar a un patrón de juego, a un esquema y al cimbronazo de un cambio de técnico que suele ser traumático cuando un nuevo DT no trae respuestas mágicas bajo el brazo, con la confabulación de una impaciencia colectiva que lo ata de pies y manos, de una histeria generalizada que parece no admitir titubeos y de un clima en constante ebullición que se emana desde los costados de un Monumental que se está convirtiendo seguido en una caldera viva de hostigamiento.
Habiéndose disputado 7 de las 18 fechas de una maratónica primera ronda que debe ajustarse a los calendarios nacionales y que debe finalizar a mediados de diciembre, el equipo de Víctor Riggio depende de sí mismo para recuperar la brújula, enderezar la dirección y conseguir el ansiado pasaje a la siguiente ronda, ya que se encuentra aún cuarto y en zona de hipotético clasificado. 
La derrota ante Sarmiento y el empate del pasado jueves ante Mandiyú, ambos en la Vicente López, no fueron un oasis en el desierto, una excepción a la regla, pese a la aceptable mini-campaña que lo mantiene invicto como visitante. Ambos pasos en falso desnudaron alarmantes falencias no admisibles para un equipo que se precie de profesional y que asuma pelear un campeonato. Y si bien será fundamental la mano de Riggio para torcer el rumbo con un plantel heredado que él no armó -algo que tampoco será válido ahora ni a futuro como excusa-, lo más preocupante tiene que ver con que algunos futbolistas hasta ahora expusieron serias limitaciones individuales, no mostraron cualidades y hasta parecen pesarle la responsabilidad de la camiseta de Gimnasia. De ser realmente así, eso será difícil de equilibrar con cualquier tecnicismo, cambio de esquema, fortalecimiento mental y arenga motivadora. Ojalá que no. Ojalá que el material aparezca, que solo se haya tratado de dos malas noches y que los abucheos del jueves hayan inyectado orgullo y que, a la larga, se conviertan en aplausos
 

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