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“Cuando escribo, converso con los lectores y conmigo misma”

Así lo afirma la autora de la novela "Una vida más verdadera" en diálogo con El Tribuno.
Domingo, 29 de octubre de 2017 14:23

Foto: gentileza Dolores Lynch Pueyrredón

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Foto: gentileza Dolores Lynch Pueyrredón

Inés Garland es escritora, traductora  periodista. Colabora con distintos medios gráficos y enseña escritura creativa en la Argentina y Chile. Publicó la novela El rey de los centauros en 2006  y los libros de cuentos Una reina perfecta, en  2008 - premiada por el Fondo Nacional de las Artes- y La arquitectura del océano (2014). Una vida más verdadera es su nueva obra. Allí delínea la trama de un sentimiento adolescente que se actualiza en dos adultos sin nombre: “El tema de que ellos sean anónimos fue una manera de universalizarlo. El amor es una conexión muy profunda con uno mismo y con otras personas. Cuando digo una vida más verdadera me refiero a lo que cada uno de nosotros vino a desplegar como seres únicos que somos”, asegura.

¿Qué te motivó hoy a escribir una historia de amor, donde muchos creen en  las relaciones abiertas?

Esta novela es muy íntima. Me la planteé como una historia de amor, para hacer preguntas a través de la novela. Los tiempos han cambiado, pero el amor sigue siendo bastante parecido. Tal vez, parte de mis preguntas tengan que ver con eso: si el formato establecido de matrimonio, de parejas monogámicas: por qué sigue funcionando, qué es lo que hace que te enamores de alguien, qué es lo que hace que ese encuentro –que es muy profundo y muy verdadero al principio- después se vaya desarmando, si es que ese primer momento de deslumbramiento y de descubrimiento se hace insostenible. Qué es lo que hay que hacer para seguir en una pareja, qué cosas hay que ceder, cuán verdadero es ese encuentro y cuán verdadera es otro tipo de elección.  Si para estar en un matrimonio uno tiene que dejar de lado  cosas que tienen que ver profundamente con uno.

Los personajes se conocían con anterioridad ¿reactualizaron sus sentimientos?

Ellos ya se conocían. Ella lo conocía desde la adolescencia y siente que lo vio en esa época, en un primer momento de la vida muy cercano a la esencia de las personas, de lo que verdaderamente son o quieren ser. Y lo ve treinta años después, con todos los cambios que esto trajo. Se vuelve a enamorar, pero se hace todas estas preguntas. Surgen muchas preguntas y un deseo de que se abra esta conversación. Se ha escrito muchísimo sobre el amor, y se ve a seguir escribiendo, porque es uno de los grandes temas del corazón humano, y de eso habla la literatura.  Sigue siendo un tema que da curiosidad, que despierta preguntas, que cada uno de nosotros –con nuestra singularidad-  venimos a mirarlo y a sentirlo de una manera determinada.

En mi libro, planteo, a través de una protagonista muchas de las preguntas, la mirada y el recorte que hago yo. Es un tema que trato en casi todas mis novelas y cuentos cortos. En esta quise hacer una primera persona muy íntima para conversas de este tema con los lectores y para conversar conmigo misma, que es lo que hago cuando escribo.

La religión aparece como una dimensión importante en la historia…

Me parecía interesante plantear el caso de la religión en un caso así: cómo marca, cómo reprime en una historia así, cómo incide en la vida sexual. Me parece que hay muchas novelas en tercera persona  donde se plantea una historia así como triángulo amoroso y yo quise hacer otra cosa. Me parece que hay pocas historias escritas desde el lado de la amante, en primera persona. Y no quería plantearlo como un triángulo amoroso, sino como un amor entre dos personas. En un momento ella dice ‘hasta ahora éramos él y yo y él y ella, y no éramos un triángulo. Y ahora él la metió a ella’  Entonces me parece que la dimensión religiosa tiene que ver con el marco que le da a la historia de amor, con que él tiene esos mandatos tan fuertes de la religión. Ella también ha tenido educación religiosa y en un momento quiere pensar que puede ser el cordero descarriado que vuelve al rebaño y se da cuenta de que no puede hacerlo.

¿Qué preguntas te surgen luego de este libro?

Me impresiona cómo puedo tener distintas teorías y escribirlas en un libro, que en la vida real se desarman. También me interesa abordar eso en la literatura, por eso muchas veces hablo de historias de amor. Aparece mucho también en mis escritos la arbitrariedad del deseo,  eso me interesa. Me hago preguntas a mí misma  cuando escribo, me descubro, descubro las cosas que pienso. Me sumerjo en las escenas para que mis personajes saquen a la luz algo que está en la oscuridad para mí y que se ilumina cuando los veo a ellos actuar y pensar. Con la arbitrariedad del deseo me refiero a por qué deseás o te cruzás a alguien en particular, por qué ella sigue deseando a un hombre que quiso a los trece años, por qué el deseo de él siguió congelado y se reedita. Esas son cuestiones arbitrarias del deseo.

En medio de esa arbitrariedad aparece el engaño…

El engaño es engañarse a uno mismo con respecto a su propio deseo y a lo que verdaderamente uno es. Muchas veces los mandatos y las obligaciones apartan a las personas de esa conexión. Hay muchas personas que encuentran otros modos de relación más allá de la dupla. En una obra en base a un texto mío se habla de la anarquía de las relaciones. Es un movimiento donde plantean el persona por persona, grupos, incluir otros.  No tener reclamos sobre la otra persona ni ser posesivo. En la obra ella dice ‘me parece muy bien que él me lo planteó desde el principio, pero en algún momento mi cuerpo empezó a extrañarlo sin mi consentimiento y la anarquía de las relaciones se fue al tacho” porque además este hombre del que habla tenía muchas variantes. Me parece que parte de lo que pasa en las duplas es que aparecen la posesividad y los celos, que son quizás lo menos interesante de una relación, pero es inevitable. Por eso me hago preguntas, pero mi vida cotidiana reciben los cimbronazos de los enamoramientos y de todo lo que te sacude y vuelve a estar a flor de piel cuando uno conoce a alguien. Soy medio dramática, pero digo que es como si se abriera la herida, porque es muy feliz enamorarse, pero también es doloroso y aterrador.

 

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