¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

20°
19 de Marzo,  Salta, Centro, Argentina
PUBLICIDAD

TOC, un trastorno de ansiedad más presente de los que creemos

Se estima que en nuestro país, el Trastorno Obsesivo Compulsivo afecta a unas 800.000 personas. Para controlarlo, recomiendan un tratamiento integral que incluya medicación y psicoterapia.
Sabado, 18 de noviembre de 2017 10:16

María Belén Zannier
“Cada vez que salía de mi casa pensaba que me iba a contagiar algún virus o bacteria. Al llegar a mi casa, me sacaba toda la ropa, la ponía a lavar y me bañaba. Hacía eso cada vez que salía. Era horrible. No podía invitar a nadie a mi casa porque sentía que la ‘contaminaban, aunque me daba cuenta de que no era así. En esa época, tampoco podía andar en colectivo”, relató Clara M., una joven profesional de 28 años que padece un mal del cual se habla bastante y se conoce poco: el Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC). 

Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla

María Belén Zannier
“Cada vez que salía de mi casa pensaba que me iba a contagiar algún virus o bacteria. Al llegar a mi casa, me sacaba toda la ropa, la ponía a lavar y me bañaba. Hacía eso cada vez que salía. Era horrible. No podía invitar a nadie a mi casa porque sentía que la ‘contaminaban, aunque me daba cuenta de que no era así. En esa época, tampoco podía andar en colectivo”, relató Clara M., una joven profesional de 28 años que padece un mal del cual se habla bastante y se conoce poco: el Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC). 

Esta afección se encuadra dentro de los trastornos de ansiedad y es más común de lo que se cree: la padece entre el 3 y el 5 % de la población. Se estima que en nuestro país unas 800 mil personas tienen este trastorno. 
Clara fue diagnosticada con TOC cuando tenía 24 años. Lo cierto es que hasta ese momento, el hacer algo sencillo y cotidiano representaba un enorme sufrimiento, ya que vivía atormentada por el miedo, las dudas constantes y la inseguridad, al punto tal de quedar, incluso, paralizada para realizar determinadas actividades, como salir de su casa o trasladarse en el transporte público.
“El TOC se caracteriza por la irrupción de ideas, pensamientos e imágenes recurrentes e insidiosas. El paciente siente que no las puede alejar ni controlar. Esto genera la aparición de conductas rituales, como lavado compulsivo de manos, hacer cuentas innumerables, etc”, señaló a El Tribuno la Lic. Carina Salas, del Centro de Psicoterapias de Salta (Cepsi).
Así, estos ritos y pensamientos intrusos interfieren en la vida diaria de la persona y perjudican sus relaciones sociales y su vida laboral. En muchos casos, la persona es consciente de que lo que le ocurre es excesivo e irracional, pero la mayoría desconoce que se trata de una enfermedad y, como tal, que necesita ser tratada. Incluso, muchos, por vergüenza, se resisten a contar lo que les sucede. Algunos hasta pueden tardar años en buscar ayuda profesional. “Quienes padecen este problema suelen tener un comportamiento normal ante los demás. Las manías y rituales solo son apreciables por su círculo íntimo. Esta necesidad de no mostrar el padecimiento, en muchas ocasiones los aísla socialmente”, explicó por su parte la neuróloga Gabriela Ferretti.

Un circuito vicioso
Para entender el TOC es esencial tener presente su círculo vicioso, integrado por las obsesiones y las compulsiones, que no son lo mismo. El círculo comienza con una situación desencadenante, que hace emerger los pensamientos obsesivos, aunque a veces pueden aparecer solos.  Esta situación le genera tanto malestar a la persona, que para aliviarse recurre a ciertos rituales. “Estos producen un alivio transitorio de la tensión ante las obsesiones. Pero la persona luego queda presa del mismo ritual que le sirvió inicialmente, porque ya no puede dejar de hacerlo”, destacó la Lic. Carina Salas.

Obsesión y compulsión
Por su parte, las obsesiones son pensamientos, impulsos o imágenes recurrentes, intrusivas e inapropiadas, que la persona no puede controlar y le generan un enorme malestar. No son simples preocupaciones excesivas sobre problemas de la vida real. Las más comunes son el miedo a la suciedad, a las bacterias, virus y gérmenes, a actuar violentamente, a perder el control de las cosas, a que ocurra un accidente, etc.
Las compulsiones son comportamientos o actos mentales (rezar, contar o repetir palabras en silencio) de carácter repetitivo que el individuo se ve obligado a realizar para encontrar cierto alivio a su tensión.
“El objetivo de las compulsiones es reducir el malestar o prevenir algún acontecimiento negativo. Pero no están conectadas de forma realista con aquello que pretenden prevenir”, comentó Ferretti.
Estos ritos son limpiar, ordenar, lavarse o comprobar que la puerta o la llave de gas están cerradas, etc. 

Las causas 
No existe una edad determinada para la aparición del TOC. “Algunos estudios consideran que el inicio se da por lo general durante la niñez o adolescencia. El 50% desarrollan el TOC antes de los 15 años y el 65% antes de los 25 años”, especificó la Dra Ferretti.
Acerca de las causas que originan este trastorno, la Lic. Salas explicó que si bien hay una base orgánica, que radican en alteraciones en los neurotrasmisores, a ello se le suman experiencias de vida traumáticas que desencadenan el TOC.
“Si bien existe una causa orgánica que puede predisponer la aparición del TOC, siempre hay una historia de vida que precede a dicha aparición. Hay un trauma de base en este trastorno. Antes se decía que el origen era solo neurobiológico y hoy se sabe la importancia de estos traumas de base”, explicó.

El tratamiento
Algo fundamental que deben saber quienes padecen este trastorno es que no se cura solo. “El tratamiento es esencial y debe ser integral, que es lo mejor. Debe incluir el suministro de medicación, regulado por un psiquiatra, y psicoterapia. Hoy existen varios modelos terapéuticos muy buenos y el nivel de mejora es altísimo”, afirmó la Lic. Salas. 
En tanto, la neuróloga Gabriela Ferretti agregó: “El tratamiento farmacológico por sí solo no es efectivo. Además, como en cualquier otro problema de salud, es imprescindible la comprensión y el apoyo del entorno”.
Una de las terapias más empleadas para que abordar este trastorno es la cognitivo-conductual (TCC). Su objetivo es ayudar al paciente a cambiar su forma de pensar, sentir y comportarse. 
“La terapia y la medicación me cambiaron la vida. Hoy puedo salir tranquila o invitar a amigos a casa. Para controlar el TOC es necesario pedir ayuda. No hay otra”, señaló Clara, que ahora disfruta a pleno de las reuniones familiares que organiza en su casa y de salidas con sus amigos.
 

PUBLICIDAD