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“Me quedan cuatro meses para saber cómo murió mi hija Daniela; después ellos quedarán libres”

Entrevista con Verónica Guantay, madre de la joven cuyo cuerpo apareció en el río Vaqueros.
Sabado, 18 de noviembre de 2017 23:17

De a ratos, la voz se le quiebra. Y respira. Hace esfuerzos por hablar y recordar con exactitud los momentos más dolorosos. Al final, después de unos veinte minutos de relato, todo esfuerzo es en vano y las lágrimas brotan. Pero Verónica Guantay no pierde la compostura ni la decisión de buscar -y exigir la búsqueda- de la verdad sobre lo que le sucedió a su hija de 22 años, desaparecida el martes 28 de febrero y hallada muerta el 7 de marzo en el río Vaqueros. Por este homicidio hay tres detenidos, pero solo por testimonios. Ella reclama que la Fiscalía Penal 3, a cargo de Rodrigo González Miralpeix, haga la investigación científica del caso para develar lo que aún no se sabe: los responsables y la mecánica del femicidio de Daniela Guantay, que dejó a tres pequeños niños huérfanos y a una mamá sin su hija.

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De a ratos, la voz se le quiebra. Y respira. Hace esfuerzos por hablar y recordar con exactitud los momentos más dolorosos. Al final, después de unos veinte minutos de relato, todo esfuerzo es en vano y las lágrimas brotan. Pero Verónica Guantay no pierde la compostura ni la decisión de buscar -y exigir la búsqueda- de la verdad sobre lo que le sucedió a su hija de 22 años, desaparecida el martes 28 de febrero y hallada muerta el 7 de marzo en el río Vaqueros. Por este homicidio hay tres detenidos, pero solo por testimonios. Ella reclama que la Fiscalía Penal 3, a cargo de Rodrigo González Miralpeix, haga la investigación científica del caso para develar lo que aún no se sabe: los responsables y la mecánica del femicidio de Daniela Guantay, que dejó a tres pequeños niños huérfanos y a una mamá sin su hija.

¿Qué avances tuvo la causa por la muerte de su hija?
Yo estoy pidiéndole al fiscal que haga una inspección ocular en los lugares donde dicen que ella estuvo y que hagan otros estudios como una autopsia, que convoque a un antropólogo y que analicen su ropa. Hay varios testigos que dicen que mi hija estuvo en la casa de un hombre de apellido Álvarez, que lo conocen como el viejo Álvarez, que está detenido por drogas no por la causa de mi hija.

¿Alguien le comentó que Daniela estuvo en esa casa?
Sí, muchos me han dicho eso. Incluso me vinieron a contar las chicas que están de testigo.

¿Cómo fue la búsqueda?
El martes 20 de febrero, Daniela sale a las 22 de su casa para ir a la mía. Nunca llegó. La vieron con una amiga que se llama Verónica, que le dicen “la Porteña” a las 4 de la mañana del miércoles 1. Ese miércoles, a las 12, yo estaba trabajando y aparece la suegra de ella y me dice “Daniela no ha venido a dormir”. Era algo muy raro porque ella siempre volvía a dormir, más porque los tres chiquitos estaban solos. Pensé que quizás estaba en la casa de mi mamá porque se habría peleado con el marido, tenía muchos problemas de violencia de género con él, pero ya iba a volver. Mi otra hija dijo “mamá Daniela nunca hace esto”, y se fue a preguntar a algunas amigas pero no la encontró. El jueves su suegra fue a la comisaría a pedir ayuda. Un policía le tomó algunos datos en un papel, así nomás, pero no la buscaron. Mi hija incluso fue a la casa del señor Álvarez porque le habían dicho que ahí se juntaban. Nadie la había visto. Voy a la comisaría y un policía se negó a recibirme la denuncia.

¿Cuántas veces no le tomaron la denuncia?
Tres veces

¿Y entonces?
El viernes la seguimos buscando. El sábado le pedí a una vecina que llamara al 911 o a algún lado para que me ayuden. A las 2 de la tarde vino el 911 y me llevan a la comisaría a hacer la denuncia. Con dos policías fuimos adonde yo ya había ido. También a la casa de Verónica. Ella le había dicho a mi hija que a Daniela la dejó sola en el río. Ese día le dijo a los policías que la había dejado sola con un chango en el barrio 15 de Septiembre. Nada que ver ninguna de las dos cosas. Sí hay personas que la vieron con ella por última vez.

¿Verónica está detenida?
No, no está detenida.

¿Después?
El domingo junté un montón de chicos amigos de ella y salimos casa por casa. Apareció una chica llamada Marisol, y me dice: “¿Vos estás buscando a Daniela? Ella estaba en la casa del viejo Álvarez con la Gaturra”. Describió cómo estaba vestida y era toda la ropa con la que después encontré a mi hija en el río. Me acompañó hasta la casa de la Gaturra y le pregunté si era cierto que ella estuvo con Daniela ahí. “Sí”, me dijo.

¿Quién es el “viejo Álvarez”?
El viejo les da plata, les da droga, las tiene en su casa; les hace hacer toda clase de cosas, las hace limpiar, cocinar, abusa de ellas y no las deja salir. Algunos vecinos me dijeron que esos días escucharon gritos de una chica pero que no llamaron a la policía porque cada vez que llaman, la policía nunca va. También fui a la casa del gordo Julio, pero me dijo que hacía cinco días que no la veía. Yo no me di cuenta que él también estaba implicado en la muerte de mi hija. Entonces pedí en la comisaría que me ayuden a entrar a la casa del viejo Álvarez. Recién a las 22 fuimos, miraron y ella no estaba. Claro, mi hija ya había fallecido el jueves, el día que yo había puesto la denuncia. Ese domingo perdí las esperanzas de encontrarla viva. El martes siguiente, a la 1 de la tarde, me llama mi hermana y me avisa que habían encontrado el cuerpo en el río.

¿Qué le reclama a la Fiscalía?
Pido que haga hacer más estudios. Una persona que lleva cinco días muerta no está como ella apareció. Era casi todo hueso, le faltan las manos y de las rodillas para abajo. Tenía algo de carne, el cerebro, el ojo derecho y algo de pelo. Fui muchas veces, yo quería respuestas y él me decía que no se podía saber nada. Contraté a dos peritos que después de estudiar el caso me dijeron que a mi hija no le hicieron más estudios que el ADN para saber que era Daniela. No estudiaron si tiene golpes en el cráneo, si hay otro ADN en la ropa, si la ropa tiene un balazo o un corte, si la metieron en ácido o la hicieron hervir. No hicieron ninguna autopsia con mi hija, ni inspección ocular en las casas de los implicados. Y yo creo que tengo el derecho a saber cómo murió mi hija. A mí me quedan cuatro meses para saber qué pasó con mi hija, si no ellos van a quedar en libertad porque están detenidos por dichos y testimonios, no por pruebas.

¿Quiénes son?
El gordo Julio, Chiqui y Chuli, no le sé los nombres, solo los apodos. Y Álvarez, pero por drogas, no por mi hija. Si no hacen los estudios, en cuatro meses ellos pueden pedir la libertad porque no tengo pruebas.

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