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Por el narcopolicía de Tartagal relevaron a jefes de la Comisaría 42

El sargento Marcelo Flores fue detenido con 135 kilos de cocaína en su poder.Ya tendría antecedentes. El Ministerio de Seguridad suspendió a sus superiores.
Viernes, 24 de noviembre de 2017 00:00

La detención de un narcopolicía que llevaba 135 kilos de cocaína, en Profesor Salvador Mazza, derivó ayer en el relevo de la cúpula de la Comisaría 42, de la ciudad de Tartagal, donde el efectivo arrestado se desempeñaba como chofer.

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La detención de un narcopolicía que llevaba 135 kilos de cocaína, en Profesor Salvador Mazza, derivó ayer en el relevo de la cúpula de la Comisaría 42, de la ciudad de Tartagal, donde el efectivo arrestado se desempeñaba como chofer.

De acuerdo a la información que se conoció ayer en la norteña ciudad, el jefe de la Comisaría 42, comisario Francisco Calermo, fue relevado de su cargo, y junto a él otros policías con rango y cargos de jerarquía también habrían sido suspendidos por disposición del Ministerio de Seguridad de la Provincia.

La agitada jornada arrancó muy temprano para la Policía en el norte.

A las 5.10, gendarmes del Escuadrón 61 Salvador Mazza, que estaban apostados en la ruta nacional 34, en la zona conocida como La Balanza de Arenales, detuvieron la marcha de un automóvil conducido por un policía.

Se supo que cuando los gendarmes le quisieron requisar el vehículo el sargento Marcelo Flores se negó a facilitar el trámite, aduciendo que era miembro de la Policía de la Provincia, ya que se desempeñaba como chofer en la Comisaría 42 de la ciudad de Tartagal.

Ante la insistencia de los gendarmes y la llegada de un jefe a cargo del puesto de control de la fuerza federal, el efectivo no tuvo más opción que acceder a la inspección. Al abrir el baúl encontraron varias cajas de productos de limpieza encintadas completamente.

El policía, a esa altura, ya se mostraba nervioso.

Al abrir las cajas los gendarmes hallaron 130 paquetes rectangulares, tipo "ladrillos".

Ante testigos, secuestraron la carga e hicieron el narcotest, que confirmó que se trataba de cocaína. En total pesaron 135,680 kilogramos.

También secuestraron una pistola semiautomática marca Browning de 9 milímetros, y el automóvil Chevrolet Corsa en el que transitaba el narcopolicía, y que sería de su propiedad. Tras informar al Juzgado Federal de Tartagal, su titular, el doctor Carlos Martínez Frugoni, ordenó que el sargento quedara detenido e incomunicado, a la espera de la audiencia indagatoria.

Trascendió ayer que en el ámbito policial de Tartagal ya había sospechas acerca de que Flores podía tener vínculos con narcotraficantes, pero no se tomó ninguna medida.

Suspensión

Solo pocas horas después del arresto del policía, el ministro de Seguridad de la Provincia, Carlos Oliver, confirmó la suspensión inmediata del sargento Flores y la apertura de un expediente ante la Oficina de Asuntos Internos -que depende la Secretaría de Seguridad- para darle la baja de la fuerza de seguridad provincial.

En la tarde, aunque no se informó oficialmente, se supo que el jefe de la Comisaría 42, Francisco Calermo, había sido relevado de su cargo, al menos mientras dure la investigación que se abrió internamente dentro de la fuerza. Antes de ser el jefe de la comisaría, Calermo había estado al frente de la Brigada de Investigaciones de Tartagal. La misma suerte que él habrían corrido varios miembros de la 42, aunque sus nombres no trascendieron hasta anoche.

Nueve casos este año

En lo que va del año son 60 los policías a quienes se les iniciaron expedientes para darles de baja por distintos motivos. De ese total, nueve están involucrados en narcotráfico, se confirmó desde Seguridad.

El ministro Oliver dijo que en la cartera a su cargo se sigue trabajando internamente "para detectar cualquier tipo de incumplimiento policial con intervenciones judiciales y exoneraciones de la fuerza".

Resultado de ese trabajo son los 60 pedidos de baja por hechos como excesos injustificados de carpeta médica, abandono de servicio, excesos policiales, violencia familiar, narcotráfico, entre otros casos.

"Tenemos una policía fuerte, institucionalmente ha mostrado resultados positivos en la lucha contra el narcotráfico y en ese camino seguiremos", aseguró Oliver.

Una dependencia “caliente”

Con el arresto del agente que llevaba 135 kilos de cocaína y la suspensión de sus jefes, la comisaría 42 de Tartagal volvió a estar en el centro de atención de quienes luchan contra el narcotráfico en el norte y contra la infiltración de bandas delictivas en la fuerza de seguridad provincial.
Apenas se conoció el caso, ayer en la norteña ciudad se recordó que el 2 de agosto tres gendarmes del Escuadrón 54 Aguaray que realizaban un control en la ruta provincial 46, cerca del paraje Acambuco, fueron heridos al enfrentarse a dos policías de la comisaría 42 y un civil que transportaban cocaína en una camioneta Hilux y en un automóvil. Se cree que llevaban unos 100 kilos. Dos gendarmes salvaron sus vidas al arrojarse de la camioneta en la que eran llevados secuestrados, y el tercero simuló estar muerto.
Los policías involucrados en ese caso son los cabos Sebastián Alejandro Ortiz (30 años) y René Gareca (56), quienes aún hoy están prófugos de la Justicia.
Casi cuatro meses después de este hecho, el sábado 19 de noviembre del año pasado, durante la tarde hubo otro enfrentamiento entre dos gendarmes y cuatro hombres -tres de ellos policías-, también cerca de Acambuco. Los efectivos y el civil iban en dos motos y al huir de los gendarmes abandonaron tres mochilas. Al revisarlas, en su interior hallaron 50 kilos de cocaína.
Los policías eran de apellido Hoyos, Gallardo y Gutiérrez, y el civil era hermano del primero. Los efectivos se desempeñaban uno en la comisaría 42 de Tartagal y los otros dos prestaban servicio en las localidades de Dragones y Coronel Cornejo.

El policía detenido

Marcelo Flores tiene 42 años, es sargento y hasta ayer trabajaba como chofer en la comisaría 42 de la ciudad de Tartagal. Trascendió que si bien es oriundo del sur provincial, hace varios años está radicado en Profesor Salvador Mazza, donde “lleva una vida más bien austera, incluso aún no tiene casa propia”, dijo una fuente. Desde allí viaja a diario a Tartagal para trabajar. En enero de este año tuvo un accidente en la ruta 34 cuando iba a la ciudad, en el que falleció un aspirante a policía que viajaba con él.

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