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Género: no queremos más, queremos lo mismo

Sabado, 25 de noviembre de 2017 00:00

La idea de igualdad estructural es una noción que requiere que el Estado lleve adelante políticas afirmativas, de acción positiva, con el fin de desmantelar las situaciones que provocan el sometimiento de grupos sistemáticamente excluidos

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La idea de igualdad estructural es una noción que requiere que el Estado lleve adelante políticas afirmativas, de acción positiva, con el fin de desmantelar las situaciones que provocan el sometimiento de grupos sistemáticamente excluidos

Hablar de paridad molesta. Molesta porque incomoda, cuestiona elementos que considerábamos incuestionables. Porque visibiliza lo invisibilizado. Porque distingue "diferencia" de "jerarquía". Porque discute la división sexual del trabajo. Porque presenta al género como una forma de relación construida social y culturalmente a partir de estereotipos.

Estudiamos, trabajamos y usamos pantalones. Sí, hemos avanzado, pero también nos matan por ser mujeres y es complejo el camino de la construcción de una sociedad más justa y equitativa. La paridad en la representación política es un paso imprescindible entre muchos para la consagración de la verdadera igualdad.

Presidencia de las comisiones de la Honorable Cámara de Diputados, Poder Judicial y Corte Suprema, Poder Ejecutivo Nacional y fórmula presidencial, órganos colegiados, cargos públicos electivos, asociaciones sindicales, asociaciones profesionales, función pública y autoridades partidarias. Esta lista, que pareciera ser una enumeración del sector público de gobierno, es en realidad un reducido inventario de los espacios de participación en los que desde hace varios años la paridad de género es un reclamo permanente. La perseverancia y el trabajo de diputados de diferentes bloques y espacios partidarios nos encuentran hoy, afortunadamente, celebrando la aprobación de este proyecto. No hay excusas y sobran las evidencias. Más de una década después de que se aprobara la paridad en Francia, son nueve los países de todo el mundo que han introducido en sus legislaciones electorales disposiciones que consagran la participación paritaria de hombres y mujeres.

Varios países de la región, inspirados inicialmente en la exitosa experiencia argentina, avanzaron hacia reformas electorales que permitieron mejorar la representación en los parlamentos con la incorporación de mujeres y de hombres en un 50% de manera alternada y secuencial en las listas partidarias. Pero más allá de los resultados sustantivos para justificar la presencia de mujeres y hombres en forma igualitaria en los puestos de decisión, aquí lo fundamental es que se trata de una cuestión de justicia. Hombres y mujeres tenemos idénticos derechos de participar en forma equilibrada en el ámbito de la representación políti ca.

 

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