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Momento de decisiones y consensos

Sabado, 25 de noviembre de 2017 00:00

Es importante que las cuentas nacionales se vayan equilibrando: es prioritario e imprescindible que el déficit fiscal baje y el Gobierno debe instrumentar los medios para que eso ocurra en todo el país. La inversión tiene un requisito: la seguridad jurídica, política y fiscal. Nadie arriesga sin un mínimo de garantías. Ni los inversores extranjeros, ni cada uno de nosotros en su vida privada. Con una presión tributaria que figura entre las más altas de Latinoamérica, condicionada por impuestos distorsivos que imposibilitan costos y precios competitivos; habiendo disminuido nuestras exportaciones en más de un 20% en estos últimos años, la situación de la economía de nuestro país no solo no es de las mejores, sino que tiende a retroceder y a "sacarnos del mundo". La estrategia de "encerrarnos para vivir con lo nuestro", tanto como la de llegar a primer mundo por un atajo nos han costado caras: el 30% de pobreza, el desmadre del empleo, y la ausencia de horizontes hacen que la Argentina, que en los años sesenta era la vanguardia de América Latina, hoy sea un país encerrado neuróticamente en el pasado, fabricando pobreza y frustraciones, mientras que los países vecinos resuelven sus crisis y tiran para delante. Hace falta un cambio de rumbo, que debe orientarse hacia la sensatez, sin nuevo mitos redentores.

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Es importante que las cuentas nacionales se vayan equilibrando: es prioritario e imprescindible que el déficit fiscal baje y el Gobierno debe instrumentar los medios para que eso ocurra en todo el país. La inversión tiene un requisito: la seguridad jurídica, política y fiscal. Nadie arriesga sin un mínimo de garantías. Ni los inversores extranjeros, ni cada uno de nosotros en su vida privada. Con una presión tributaria que figura entre las más altas de Latinoamérica, condicionada por impuestos distorsivos que imposibilitan costos y precios competitivos; habiendo disminuido nuestras exportaciones en más de un 20% en estos últimos años, la situación de la economía de nuestro país no solo no es de las mejores, sino que tiende a retroceder y a "sacarnos del mundo". La estrategia de "encerrarnos para vivir con lo nuestro", tanto como la de llegar a primer mundo por un atajo nos han costado caras: el 30% de pobreza, el desmadre del empleo, y la ausencia de horizontes hacen que la Argentina, que en los años sesenta era la vanguardia de América Latina, hoy sea un país encerrado neuróticamente en el pasado, fabricando pobreza y frustraciones, mientras que los países vecinos resuelven sus crisis y tiran para delante. Hace falta un cambio de rumbo, que debe orientarse hacia la sensatez, sin nuevo mitos redentores.

Apretar el cinto

El gobierno del presidente Macri, consciente de esta situación, ha planteado una serie de reformas, que debatirán en el Congreso. Existen gastos cuyos montos son significativos y que el Gobierno buscará reducir. Entre los más elevados que inciden en el crecimiento del déficit figuran gastos que corresponden a los siguientes rubros:

a) Sistema previsional.

b) Intereses de la deuda externa e interna.

c) Subsidios estatales especialmente a la energía y transporte.

d) Gastos de funcionarios políticos.

Se estima que la necesidad de financiamiento para el próximo año sin hacer los ajustes propuestos por el Poder Ejecutivo Nacional ascendería a US$ 35.000 millones. El déficit se financia con endeudamiento externo en dólares y, en algunos casos, interno, pero siempre se traduce en mayor deuda pública, de año por año. Macri, en su propósito de convocar a inversores, sabe muy bien que los ejecutivos que piensan invertir en nuestro país primero necesitan observar un avance real y concreto de que se están equilibrando las cuentas nacionales; es decir no gastar más de lo que se recauda y que la inflación disminuya

Incertidumbres

Tiene muy claro el obstáculo que supone la dependencia del crédito externo, sabiendo que esta forma de financiar el bache fiscal no es sustentable en el tiempo. Y tiene un agravante, ya que pueden suceder dos cosas: la primera que los organismos de crédito o inversores en deuda argentina decidan que ya es mucho pedir y aumenten sus pretensiones o busquen otras con menor riesgo; y segunda, el riesgo de un cambio busco en las tasas de interés.
El presidente Donald Trump ha designado al abogado Jerome Powell como el nuevo presidente de la Reserva Federal de los EEUU, el dato sobre la suerte de esas tasas es clave.
Se puede especular sobre la posibilidad de que se siga manteniendo la línea sensata que llevaba hasta ahora esta institución, y que si se deciden cambios, estos serían graduales; concretamente, en lo referido a la suba de tasas de interés que hasta hoy es una incógnita, si aumentaran, perjudicarían a nuestro país con el incremento de nuestros compromisos de la deuda en dólares.

Ahora o nunca

El Presidente sabe, después del triunfo en las pasadas elecciones, que es el momento para lograr ajustes consensuados con sindicatos, gobernadores y empresarios, ahora en discusión en el Congreso Nacional. También sabe que a la oportunidad “la pintan calva”.
De aprobarse las medidas propuestas referidas al recorte del gasto público se propone implementarlo de inmediato sin hacer grandes anuncios, entre ellos figuran:

a) Aumento en las tarifas de luz, gas y agua en todo el país; en Capital Federal y Gran Buenos Aires, gradualmente.

b) Cambiar la fórmula de actualización de jubilaciones, pensiones y asignaciones sociales (ajustes que involucran a 17 millones de personas). Un rubro voluminoso y de altísima sensibilidad.

c) Recortes en los gastos de personal de la administración pública nacional, según versiones de funcionarios se hará un plan global de revisiones puntuales y periódicas.

d) Reestructuración de los cargos políticos para eficientizar el trabajo de cada ministerio, secretaria, subsecretaria y direcciones

e) La obra pública bajará el ritmo de aporte y crecimiento previo a las elecciones.

f) Reforma para blanquear al personal informal o en negro y bajar el costo laboral en las empresas, consensuadas entre el gobierno, sindicatos y empresarios.

g) Disminución de subsidios al transporte y energía.

 Paralelamente a la disminución del gasto público debemos observar lo que está haciendo el Banco Central para bajar la inflación: cuando se terminó de contar el último voto, Federico Sturzenegger, su presidente, aumentó las tasas de interés cercanas al 30% anual, coincidiendo con varios analistas en que si la inflación no baja seguirá aumentando en los próximos meses la tasa de referencia.
Sabemos que con una tasa de interés tan alta corre riesgo el crecimiento, implicara que de ser así costara mantener los niveles de desarrollo que venimos teniendo. Si se prioriza bajar la inflación por lo menos a niveles de 1,1% mensual que sería el objetivo para el próximo año con aumentos de sueldos que no superen el 15% anual, aplicando los ajustes planteados y con la tasa de interés tan elevada, dudo que el crecimiento de nuestra economía del 3,5% anual proyectada será impulsada por el consumo interno.
El pacto de los gobernadores y el Gobierno nacional para disminuir la presión fiscal buscando tener precios competitivos merece otra nota. Cuando empiecen a moverse los cerros y podamos ver si “se acomodan los melones”.

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