¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

26°
28 de Marzo,  Salta, Centro, Argentina
PUBLICIDAD

Un caballo de Troya en el mundo global

Sabado, 11 de febrero de 2017 00:30
Con las medidas anunciadas, el presidente Donald Trump se propone retirar a su país del escenario mundial y cerrar sus fronteras. Se trata de una decisión trascendente, cuyas consecuencias son imprevisibles. Por lo pronto, no se puede descartar la posibilidad de un descalabro, dado que el Gobierno estadounidense, por esta vía, echa por tierra los esfuerzos globales que se iniciaron después de la Segunda Guerra Mundial. Ese proceso globalizador fue conducido por EEUU para construir instituciones cuyos objetivos fueran, precisamente, principios de aceptación global.
No solo la economía, sino la política internacional se encuentran frente a un océano de incertidumbre. Donald Trump y su equipo encarnan un brote de super populismo desde, justamente, el corazón del espíritu republicano. Sus posiciones ponen en riesgo valores de solidaridad, tolerancia, respeto por los derechos humanos y hasta la misma racionalidad en el análisis de los hecho objetivos. Sus primeros pasos generan dudas sobre las futuras relaciones con China y Rusia, abren peligrosos flancos en Medio Oriente y arrojan alarma para el futuro de Europa.
No es aventurado afirmar que, de continuar aplicando medidas ya bien conocidas por todos nosotros - que estos esfuerzos mundiales realizados hasta ahora por el país del norte, con la claudicación de Washington, dejarán como único referente al segundo país en importancia económica y comercial en el mundo, que es China.
Con notables reflejos y aprovechando el vacío geopolítico, el presidente Xi Jinping mostró en el Foro de Davos su intención de levantar las banderas del libre comercio, la globalización, y la libertad financiera, los mismos principios que resignó Estados Unidos. Así, Beijin dio el puntapié inicial para liderar la nueva economía global.

Mito y realidad del mundo global

Es evidente que la realidad de la economía global de no hace más de 50 años es totalmente distinta a la de hoy; los cambios tecnológicos, de sociedades y en el comercio, entre otros, han sido muy importantes y dinámicos en el mundo. Como datos ilustrativos podemos mencionar que las exportaciones de todos los países representan el 30% de sus producciones totales, número que en el año 2000 era el 25% y en 1990 fue del 20%, cifra que explica la gran cantidad de cadenas globales de valor que fabrican partes en diversos países y en otros los arman para comercializarlos en el mundo.
En 1970 teníamos 7.000 compañías multinacionales, ya en 1990 eran 24.000 y hoy existen 110.000 de las cuales el 25% de las empresas que exportan en el mundo son Pymes, realmente un fenómeno hasta ahora inédito.
No es mi intención marearlos con números, pero es importante que sepamos que la integración en el mundo cada vez es más importante y que el 25% del consumo privado está compuesto por productos importados y que el 28% del valor de las exportaciones que realizan los países, son componentes importados.
Este nuevo orden económico internacional ha generado grandes desequilibrios Y provocó la relocalización en países con bajo costo de mano de obra de las industrias manufactureras, generando un proceso de desindustrialización y aumento de la desigualdad social en los países que podríamos llamarlos del primer mundo. Ahora debemos tener presente que cada vez será mayor la cantidad de personas cuyos trabajos serán obsoletos provocado por la robotización y la inteligencia artificial.
Uno de los temas más importantes tratados en el último Foro de Davos fue la discusión y determinación de los efectos que generaron estos cambios en la producción y el compromiso de buscar un nuevo paradigma para resolver estos desequilibrios.

La globalización en EEUU

Donald Trump prefiere mirar para adentro de su país y, preocupado por la pérdida de puestos de trabajo industriales, se propone revertir este proceso generado por la globalización: El y su equipo saben que en este proceso en muy corto plazo disminuirá aún más el trabajo bien remunerado y de alta productividad como los que genera la industria en los países desarrollados.
El éxito de las compras y ventas on line (Mercado Libre, Amazon, Embay, etcétera) produce cada vez más desocupados en el mundo, explica que el comercio y los servicios no crecerán como lo puede hacer la industria y el campo, y es justamente a estos sectores hacia donde apunta el gobierno de Trump para que la industria manufacturera vuelva a su territorio.
Recordemos que a partir de la década de los 70, después de la crisis del petróleo, EEUU decidió tercerizar la producción de bienes porque no tenía suficiente energía para consumir y producir; no figuraban las energías alternativas en la proporción que hoy son utilizadas, se adicionaba así un alto valor del capital, en un mundo que no estaba saturado de dólares.
La realidad de los Estados Unidos en particular hoy es distinta: tienen energía suficiente, la robótica permite reducir costos en personal en forma significativa aumentando su productividad y son muy bajos los costos del dinero y la distribución.
El "just in time" cambio los hábitos de distribución y fabricación acercando la producción a los centros de consumo, esto permite modificar muy rápido los diseños de los mercados, cada vez más exigentes.
Se estima que existen inversiones de norteamericanos en el mundo cercanas a los 2 billones de dólares; por todas estas razones, la era Trump apuesta a reindustrializar este país, decisión considerada estratégica analizando el futuro y los hábitos de producción y consumo que vienen.

Cerrar la frontera con México

Para recuperar y crear nuevos puestos de trabajo en la industria manufacturera, será difícil lograr que las compañías estadounidenses radicadas en México y el ejemplo también es válido para China, levanten sus instalaciones y las trasladen a los EEUU, lo que podría ocurrir es que estas empresas produzcan en forma automática más cantidad en los Estados Unidos. Si se grava con más aranceles la producción de México, los costos de los bienes aumentarían y eso perjudicaría al consumidor.

Hoy, el mercado manda

La discusión, que podríamos llamar "global" gira en torno de si realmente se materializarán las medidas prometidas y en alguna manera instrumentadas por el gobierno de Trump. Una cosa es prometer en campaña y la otra llegar a instrumentarlas. Sin ir más lejos, la recuperación de los puestos de trabajo de la industria manufacturera que se fueron a México o China, teniendo en cuenta el gran proceso de automatización industrial. Muchos de estos trabajos se terminaron y los otros son los que el gobierno quiere recuperar. Tenemos que analizar los costos de los mismos ya que si los importes que actualmente un trabajador cobra en estos países son pagados en los EEUU no permitirían al trabajador cubrir sus necesidades mínimas.
Un estudio del McKinsey Global Institute dijo que el 60% de los empleos manufactureros de los Estados Unidos serán total o parcialmente automatizados en los próximos años. Cerrar la economía como pretende Trump es muy difícil por la interdependencia que existe en la producción y venta de bienes pero si es válido el querer repatriar parte de los capitales que están en el exterior y que los mismos produzcan en los EEUU.
Solo resta analizar y esperar para ver que este accionar sirve para afianzar su liderazgo político en regiones donde su compromiso fue mayor y que le dieron el triunfo o si realmente es una visión estrategia del cambio de paradigma en la economía global.
..
.
.
.
.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla
Con las medidas anunciadas, el presidente Donald Trump se propone retirar a su país del escenario mundial y cerrar sus fronteras. Se trata de una decisión trascendente, cuyas consecuencias son imprevisibles. Por lo pronto, no se puede descartar la posibilidad de un descalabro, dado que el Gobierno estadounidense, por esta vía, echa por tierra los esfuerzos globales que se iniciaron después de la Segunda Guerra Mundial. Ese proceso globalizador fue conducido por EEUU para construir instituciones cuyos objetivos fueran, precisamente, principios de aceptación global.
No solo la economía, sino la política internacional se encuentran frente a un océano de incertidumbre. Donald Trump y su equipo encarnan un brote de super populismo desde, justamente, el corazón del espíritu republicano. Sus posiciones ponen en riesgo valores de solidaridad, tolerancia, respeto por los derechos humanos y hasta la misma racionalidad en el análisis de los hecho objetivos. Sus primeros pasos generan dudas sobre las futuras relaciones con China y Rusia, abren peligrosos flancos en Medio Oriente y arrojan alarma para el futuro de Europa.
No es aventurado afirmar que, de continuar aplicando medidas ya bien conocidas por todos nosotros - que estos esfuerzos mundiales realizados hasta ahora por el país del norte, con la claudicación de Washington, dejarán como único referente al segundo país en importancia económica y comercial en el mundo, que es China.
Con notables reflejos y aprovechando el vacío geopolítico, el presidente Xi Jinping mostró en el Foro de Davos su intención de levantar las banderas del libre comercio, la globalización, y la libertad financiera, los mismos principios que resignó Estados Unidos. Así, Beijin dio el puntapié inicial para liderar la nueva economía global.

Mito y realidad del mundo global

Es evidente que la realidad de la economía global de no hace más de 50 años es totalmente distinta a la de hoy; los cambios tecnológicos, de sociedades y en el comercio, entre otros, han sido muy importantes y dinámicos en el mundo. Como datos ilustrativos podemos mencionar que las exportaciones de todos los países representan el 30% de sus producciones totales, número que en el año 2000 era el 25% y en 1990 fue del 20%, cifra que explica la gran cantidad de cadenas globales de valor que fabrican partes en diversos países y en otros los arman para comercializarlos en el mundo.
En 1970 teníamos 7.000 compañías multinacionales, ya en 1990 eran 24.000 y hoy existen 110.000 de las cuales el 25% de las empresas que exportan en el mundo son Pymes, realmente un fenómeno hasta ahora inédito.
No es mi intención marearlos con números, pero es importante que sepamos que la integración en el mundo cada vez es más importante y que el 25% del consumo privado está compuesto por productos importados y que el 28% del valor de las exportaciones que realizan los países, son componentes importados.
Este nuevo orden económico internacional ha generado grandes desequilibrios Y provocó la relocalización en países con bajo costo de mano de obra de las industrias manufactureras, generando un proceso de desindustrialización y aumento de la desigualdad social en los países que podríamos llamarlos del primer mundo. Ahora debemos tener presente que cada vez será mayor la cantidad de personas cuyos trabajos serán obsoletos provocado por la robotización y la inteligencia artificial.
Uno de los temas más importantes tratados en el último Foro de Davos fue la discusión y determinación de los efectos que generaron estos cambios en la producción y el compromiso de buscar un nuevo paradigma para resolver estos desequilibrios.

La globalización en EEUU

Donald Trump prefiere mirar para adentro de su país y, preocupado por la pérdida de puestos de trabajo industriales, se propone revertir este proceso generado por la globalización: El y su equipo saben que en este proceso en muy corto plazo disminuirá aún más el trabajo bien remunerado y de alta productividad como los que genera la industria en los países desarrollados.
El éxito de las compras y ventas on line (Mercado Libre, Amazon, Embay, etcétera) produce cada vez más desocupados en el mundo, explica que el comercio y los servicios no crecerán como lo puede hacer la industria y el campo, y es justamente a estos sectores hacia donde apunta el gobierno de Trump para que la industria manufacturera vuelva a su territorio.
Recordemos que a partir de la década de los 70, después de la crisis del petróleo, EEUU decidió tercerizar la producción de bienes porque no tenía suficiente energía para consumir y producir; no figuraban las energías alternativas en la proporción que hoy son utilizadas, se adicionaba así un alto valor del capital, en un mundo que no estaba saturado de dólares.
La realidad de los Estados Unidos en particular hoy es distinta: tienen energía suficiente, la robótica permite reducir costos en personal en forma significativa aumentando su productividad y son muy bajos los costos del dinero y la distribución.
El "just in time" cambio los hábitos de distribución y fabricación acercando la producción a los centros de consumo, esto permite modificar muy rápido los diseños de los mercados, cada vez más exigentes.
Se estima que existen inversiones de norteamericanos en el mundo cercanas a los 2 billones de dólares; por todas estas razones, la era Trump apuesta a reindustrializar este país, decisión considerada estratégica analizando el futuro y los hábitos de producción y consumo que vienen.

Cerrar la frontera con México

Para recuperar y crear nuevos puestos de trabajo en la industria manufacturera, será difícil lograr que las compañías estadounidenses radicadas en México y el ejemplo también es válido para China, levanten sus instalaciones y las trasladen a los EEUU, lo que podría ocurrir es que estas empresas produzcan en forma automática más cantidad en los Estados Unidos. Si se grava con más aranceles la producción de México, los costos de los bienes aumentarían y eso perjudicaría al consumidor.

Hoy, el mercado manda

La discusión, que podríamos llamar "global" gira en torno de si realmente se materializarán las medidas prometidas y en alguna manera instrumentadas por el gobierno de Trump. Una cosa es prometer en campaña y la otra llegar a instrumentarlas. Sin ir más lejos, la recuperación de los puestos de trabajo de la industria manufacturera que se fueron a México o China, teniendo en cuenta el gran proceso de automatización industrial. Muchos de estos trabajos se terminaron y los otros son los que el gobierno quiere recuperar. Tenemos que analizar los costos de los mismos ya que si los importes que actualmente un trabajador cobra en estos países son pagados en los EEUU no permitirían al trabajador cubrir sus necesidades mínimas.
Un estudio del McKinsey Global Institute dijo que el 60% de los empleos manufactureros de los Estados Unidos serán total o parcialmente automatizados en los próximos años. Cerrar la economía como pretende Trump es muy difícil por la interdependencia que existe en la producción y venta de bienes pero si es válido el querer repatriar parte de los capitales que están en el exterior y que los mismos produzcan en los EEUU.
Solo resta analizar y esperar para ver que este accionar sirve para afianzar su liderazgo político en regiones donde su compromiso fue mayor y que le dieron el triunfo o si realmente es una visión estrategia del cambio de paradigma en la economía global.
..
.
.
.
.
PUBLICIDAD
PUBLICIDAD
PUBLICIDAD