Pasando unos minutos de las 21 y apremiado por los aplausos de un público impaciente, un juego de haces de luz dio paso a la figura -completamente de negro y con saco gris- de Sergio Dalma. Inició el show con los temas "La buena suerte" y “Tú y yo”. El cantante abrió su diálogo con los salteños, destacando la buena atención que reciben siempre del personal del Teatro Provincial, donde es la tercera vez que se presenta, además de destacar la excelente gastronomía de que se disfruta por estos lares. “Yo creo que si nos quedamos unos días más vamos a tener que comprar unas tallas más de pantalón”, bromeó. “Cualquier músico tiene sus influencias y en mi caso fueron muy claras, escuchaba canciones italianas y por ello los Vía Dalma de los que ya estamos grabando el tercero”, explicó. “¡Sergio, te quiero dar un abrazo!”, lo interrumpió una fan a grito pelado. “¡Pues espero que sea bonito!”, la premió él con una sonrisa. Luego continuó con un tema que regalaba por primera vez sobre un escenario argentino: “Sábado por la tarde”. Instauró un momento íntimo, sentado como un muchacho sobre el escenario y transido por tonos italianos en sus recuerdos de infancia.
Continuó con “Mi libre canción” y luego con el clásico de Eros Ramazzotti “Cosa más bella que tú”. El entusiasmo de los asistentes que coreaban al unísono el tema sin perder una línea lo llevó a efectuar una de esas maniobras que ponen en alerta a la seguridad de un espectáculo, se bajó del escenario e intentó avanzar por el pasillo de la derecha. El amor de las fanáticas lo recolocó en su sitio y aprovechó para parafrasear la letra y piropear a la ciudad: “Salta, ¡gracias por existir!”.
Tras unos breves minutos en que dejó el escenario retornó con una versión de “Esta chica es mía”, muy personal y en la que su voz quebrada e inmensa cobró protagonismo. “Me habían dicho que a la gente en Salta le gusta cantar así es que lo haremos a capela”, propuso, y los fans respondieron con un estribillo a vivo pulmón. “A veces pienso cómo devolver el cariño que me han dado a lo largo de todos estos años de carrera y a mí me sale mejor cantando. Recuerdo la primera vez que vine a esta tierra y todo lo que siento por dentro lo voy a brindar acá (por el show)”, afirmó para seguir con “En lo bueno y en lo malo”, de su álbum “De otro color”.
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Pasando unos minutos de las 21 y apremiado por los aplausos de un público impaciente, un juego de haces de luz dio paso a la figura -completamente de negro y con saco gris- de Sergio Dalma. Inició el show con los temas "La buena suerte" y “Tú y yo”. El cantante abrió su diálogo con los salteños, destacando la buena atención que reciben siempre del personal del Teatro Provincial, donde es la tercera vez que se presenta, además de destacar la excelente gastronomía de que se disfruta por estos lares. “Yo creo que si nos quedamos unos días más vamos a tener que comprar unas tallas más de pantalón”, bromeó. “Cualquier músico tiene sus influencias y en mi caso fueron muy claras, escuchaba canciones italianas y por ello los Vía Dalma de los que ya estamos grabando el tercero”, explicó. “¡Sergio, te quiero dar un abrazo!”, lo interrumpió una fan a grito pelado. “¡Pues espero que sea bonito!”, la premió él con una sonrisa. Luego continuó con un tema que regalaba por primera vez sobre un escenario argentino: “Sábado por la tarde”. Instauró un momento íntimo, sentado como un muchacho sobre el escenario y transido por tonos italianos en sus recuerdos de infancia.
Continuó con “Mi libre canción” y luego con el clásico de Eros Ramazzotti “Cosa más bella que tú”. El entusiasmo de los asistentes que coreaban al unísono el tema sin perder una línea lo llevó a efectuar una de esas maniobras que ponen en alerta a la seguridad de un espectáculo, se bajó del escenario e intentó avanzar por el pasillo de la derecha. El amor de las fanáticas lo recolocó en su sitio y aprovechó para parafrasear la letra y piropear a la ciudad: “Salta, ¡gracias por existir!”.
Tras unos breves minutos en que dejó el escenario retornó con una versión de “Esta chica es mía”, muy personal y en la que su voz quebrada e inmensa cobró protagonismo. “Me habían dicho que a la gente en Salta le gusta cantar así es que lo haremos a capela”, propuso, y los fans respondieron con un estribillo a vivo pulmón. “A veces pienso cómo devolver el cariño que me han dado a lo largo de todos estos años de carrera y a mí me sale mejor cantando. Recuerdo la primera vez que vine a esta tierra y todo lo que siento por dentro lo voy a brindar acá (por el show)”, afirmó para seguir con “En lo bueno y en lo malo”, de su álbum “De otro color”.
Los músicos
Siempre la cara visible de un músico es él mismo, mientras que un conjunto de técnicos y músicos elevan el show que se presenta para que llegue impecable allí justo donde anidan los mejores sentimientos de los espectadores. “Hay gente que nace con un don y este maestro es un orfebre de la música y hasta hace sus propios instrumentos. Quiero que le brindéis un aplauso a Jorge Alberto D'Amico, en guitarrras y voces, desde Mar del Plata”, solicitó, y a lo largo del espectáculo fue presentando a los otros cinco músicos que lo acompañaban: en dirección musical y pianos, Jorge Villaescusa; en guitarras y voces: José Luis Sánchez; en bajo: José Vera; en batería: Cristian Constantini; y en percusiones y voces: Alicia Araque. En varios momentos transformó a la musa de las letras en Salta, como en “Solo para ti”, cuyo verso final: “Salta, solo para ti...”, fue celebrado con aplasusos.
El clima de fervor fue in crescendo con “Mi historia entre tus dedos” y “La fuerza de la vida”.
De novela
“Ahora nos vamos a poner nostálgicos, y siempre que lo hago me pongo un poco tontorrón. Preparen al novio y al marido, pues que iba a decir 'cojan' a la pareja y es que allá en España decimos unas cosas tan raras... Y mientras sacan a su pareja a bailar hay un gallego que les canta esto”, introdujo el catalán el tema “El mundo”, que fue cortina del éxito de Telefé “Dulce amor” y que lo revivió en los corazones de las argentinas. La noche iba avanzando imperceptiblemente durante un espectáculo que invadió los sentidos. Se sucedieron “No despertaré”, “Te amo”, “Se empieza nuevamente”, “Soy un italiano”. Sobre el escenario no se veía a un cantante cumpliendo una gira, sino a un hombre de ánimo lúdico y entrega infinita y él solicitó lo mismo. Interrumpió la música, dio señales de fatiga y reclamó: “Tantos días esperando llegar a Salta y es verdad que siempre en Salta fue uno de los conciertos más alegres... y bueno siempre se vive del recuerdo... ¿Por qué los de arriba no saltan?”. El público respondió acompañándolo con “Fuego en el fuego” y “La noche es casi perfecta”. “Son una tremenda energía de gozo, gracias, Salta, muchas gracias”, se despidió él. “¡Una más y no jodemos más!”, gritaba el público y él volvió para no defraudar con “Bailar pegados”, y otros dos temas más. Pidió y obtuvo un espectáculo íntimo, desmesurado y excelso, tal como debe ser la sustancia del más puro amor.