En el año en el que se celebra el centenario del natalicio del Cuchi Leguizamón, el Centro Cultural Kirchner se vistió el miércoles de fiesta y ofreció un concierto gratuito con un seleccionado de artistas destacados: la Orquesta Nacional de Música Juan de Dios Filiberto, dirigida por el platense Luis Gorelik; los pianistas Antonio Formaro y Adrián Iaies, el percusionista Facundo Guevara y la cantante Roxana Amed.
Con la imponente sala literalmente repleta, en la apertura se interpretó el Concierto para piano y orquesta en Mi mayor, Op. 12, de Ernesto Drangosch con Antonio Formaro como solista. La pieza, de extensión considerable, es interesante y fue ejecutada a la perfección. Con todo, hubiera sido más acertado inaugurar la reunión con una obra del salteño.
Lo que vino después, probablemente haya nacido hace tiempo en la imaginación de Adrián Iaies y Roxana Amed. En 2010, los músicos recrearon cuatro obras del Cuchi en la placa “Cinemateca Finlandesa”, donde homenajearon también a Charly García y a Carlos Gardel, entre otros. Siete años después, la fiesta fue para el Cuchi, con repasos de algunas de sus obras, con aires de jazz y en formato polifónico.
El “cuchicheo” arrancó con la cueca “La arenosa”, transitada por la Orquesta y el pianista Adrián Iaies, y el percusionista Facundo Guevara de manera memorable. Un comentario particular para Roxana Amed, que desborda talento y expresividad y es, sin dudas, una de las cantantes más llamativas y destacables de la música popular actual.
El programa continuó con la emblemática “Balderrama” y siguió con una pausa de Amed y una instrumental “Pannonica” , de Thelonious Monk. Luego el Cuchi no se detuvo y la Orquesta ofreció una contundente y profunda “Cartas de amor que se queman”. Ajena a la cinemateca finlandesa, llegó la “Chacarera del expediente“ y en seguida, de vuelta en ella, los pañuelos se agitaron en el corazón de los presentes con la “Zamba del laurel” y la “Zamba de Lozano”. Juegos de improvisación propios del jazz se hermanaron con los pentagramas del salteño, repensados a partir de arreglos de Gustavo “Popi” Spatocco.
En un aclamado bis, los músicos repitieron la “Chacarera del expediente”, que se fundió con los aplausos del público. Minutos antes de las 22, los pasillos del CCK seguían poblados de gente: algunos silbaban por lo bajo algunas notas de la “Zamba de Lozano”, comentaban su opinión sobre el concierto: “Qué lindo canta Roxana”, opinaba una veinteañera. “Es increíble cómo sonó todo”, afirmaba un joven con el estuche de un violín en la mano. Un matrimonio de adultos mayores sonreía en silencio mientras esperaba el ascensor. Tal vez recordarán algún baile de antaño, tal vez hayan escuchado al mismísimo Cuchi en alguna peña. Hoy, en su cumpleaños número cien, queda claro que su obra sigue calando hondo, cálida y familiar, como las siestas en Salta.
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En el año en el que se celebra el centenario del natalicio del Cuchi Leguizamón, el Centro Cultural Kirchner se vistió el miércoles de fiesta y ofreció un concierto gratuito con un seleccionado de artistas destacados: la Orquesta Nacional de Música Juan de Dios Filiberto, dirigida por el platense Luis Gorelik; los pianistas Antonio Formaro y Adrián Iaies, el percusionista Facundo Guevara y la cantante Roxana Amed.
Con la imponente sala literalmente repleta, en la apertura se interpretó el Concierto para piano y orquesta en Mi mayor, Op. 12, de Ernesto Drangosch con Antonio Formaro como solista. La pieza, de extensión considerable, es interesante y fue ejecutada a la perfección. Con todo, hubiera sido más acertado inaugurar la reunión con una obra del salteño.
Lo que vino después, probablemente haya nacido hace tiempo en la imaginación de Adrián Iaies y Roxana Amed. En 2010, los músicos recrearon cuatro obras del Cuchi en la placa “Cinemateca Finlandesa”, donde homenajearon también a Charly García y a Carlos Gardel, entre otros. Siete años después, la fiesta fue para el Cuchi, con repasos de algunas de sus obras, con aires de jazz y en formato polifónico.
El “cuchicheo” arrancó con la cueca “La arenosa”, transitada por la Orquesta y el pianista Adrián Iaies, y el percusionista Facundo Guevara de manera memorable. Un comentario particular para Roxana Amed, que desborda talento y expresividad y es, sin dudas, una de las cantantes más llamativas y destacables de la música popular actual.
El programa continuó con la emblemática “Balderrama” y siguió con una pausa de Amed y una instrumental “Pannonica” , de Thelonious Monk. Luego el Cuchi no se detuvo y la Orquesta ofreció una contundente y profunda “Cartas de amor que se queman”. Ajena a la cinemateca finlandesa, llegó la “Chacarera del expediente“ y en seguida, de vuelta en ella, los pañuelos se agitaron en el corazón de los presentes con la “Zamba del laurel” y la “Zamba de Lozano”. Juegos de improvisación propios del jazz se hermanaron con los pentagramas del salteño, repensados a partir de arreglos de Gustavo “Popi” Spatocco.
En un aclamado bis, los músicos repitieron la “Chacarera del expediente”, que se fundió con los aplausos del público. Minutos antes de las 22, los pasillos del CCK seguían poblados de gente: algunos silbaban por lo bajo algunas notas de la “Zamba de Lozano”, comentaban su opinión sobre el concierto: “Qué lindo canta Roxana”, opinaba una veinteañera. “Es increíble cómo sonó todo”, afirmaba un joven con el estuche de un violín en la mano. Un matrimonio de adultos mayores sonreía en silencio mientras esperaba el ascensor. Tal vez recordarán algún baile de antaño, tal vez hayan escuchado al mismísimo Cuchi en alguna peña. Hoy, en su cumpleaños número cien, queda claro que su obra sigue calando hondo, cálida y familiar, como las siestas en Salta.