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28 de Marzo,  Salta, Centro, Argentina
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“Más importante que la técnica es la conexión espiritual con la música”

El pianista israelí Shai Rosenboim, por primera vez en Sudamérica, actuará con la Orquesta Sinfónica de Salta hoy, a las 21, en la Casa de la Cultura.
Jueves, 07 de junio de 2018 10:41

El Mozarteum Argentino Filial Salta presenta hoy, a las 21, en la sala Juan Carlos Dávalos de la Casa de la Cultura, “Paraíso”, un concierto de la Orquesta Sinfónica de Salta, bajo la batuta de Noam Zur, y del que participará el pianista israelí Shai Rosenboim.

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El Mozarteum Argentino Filial Salta presenta hoy, a las 21, en la sala Juan Carlos Dávalos de la Casa de la Cultura, “Paraíso”, un concierto de la Orquesta Sinfónica de Salta, bajo la batuta de Noam Zur, y del que participará el pianista israelí Shai Rosenboim.

Las entradas para asistir a “Paraíso” continúan en venta en la boletería de Caseros 460.

En una entrevista que concedió a El Tribuno, Rosenboim contó que este es su primera visita a Sudamérica y que vino invitado por su mejor amigo, el maestro Noam Zur, director titular de la Orquesta Sinfónica de Salta. Reveló que con Zur se conocieron mientras cursaban su formación -uno en conducción de orquesta y el otro piano- en la Academia de Música de Tel Aviv. “Allí muy rápidamente descubrimos que teníamos algo en común: una increíble, ilimitada y extremada pasión por la música. Como dijo el maestro Leonard Bernstein: ‘Todo depende de la gente involucrada’, pero hay varios ejemplos de pianistas y directores de orquesta que son mejores amigos como Arthur Rubinstein y sir John Barbirolli, y Arturo Benedetti Michelangeli y Sergiu Celibidache, y Maurizio Pollini y Claudio Abbado. Mucho depende de la conexión entre las personas, de que descubran que tienen muchas cosas en común y esto es lo hermoso que nos une”, contó Rosenboim. De hecho, esa amistad y admiración que se profesan se traduce en una mancomunidad de ideas sobre el escenario. “Cuando toco con Noam nunca lo miro ni él a mí, todo es intuición y sentimientos. Nos conectamos de esa forma”, definió. Añadió que su primer ensayo con el cuerpo orquestal salteño lo había sorprendido agradablemente. “Me gustó mucho porque siento que las personas que la componen son muy apasionadas. Creo que la pasión es lo primordial, la primera y más importante de las cosas al hacer música. Ser un profesional toma mucho tiempo y esfuerzo y no siempre es bien recompensado. Por ello, la razón de que la gente lo hace es porque siente dentro de sí y fuertemente que no puede hacer otra cosa. Yo escuché las grabaciones de los conciertos que Noam dio con esta orquesta y cuando suena la última nota siempre se escucha el aplauso cerrado. Creo que ese es el mejor premio que se puede escuchar al final”, destacó.

Una de las visiones con que fue creada en 2000 la Orquesta Sinfónica de Salta fue la democratización de la música clásica. Rosenboim dijo saber de los numerosos reconocimientos que la Orquesta recibió por su labor durante estos años, pero puso de relieve su política de acercamiento a la comunidad con conciertos didácticos y actuaciones en diversos barrios capitalinos y localidades del interior provincial. “Esto es muy hermoso y creo que en cierta manera me acerca todavía más a ellos porque también es mi misión. A veces a la gente le asusta un poco el acercarse a la música clásica, dicen que puede ser muy complicada, larga y que es difícil acceder a ella. Pero creo que el ejemplo más importante es que esta música se convirtió en una lengua franca alrededor del mundo”, señaló.

Luego evocó el poder de la música adoptada de forma tácita para un entendimiento común entre personas que no comparten la misma lengua o cultura. “Viví en China catorce años y China se convirtió en un imperio de la música clásica. Estoy seguro de que Mozart durante su vida no tuvo nada que ver con China, pero los pianistas chinos fueron capaces de tomar esta música y hacerla propia. Aquí en Sudamérica tenemos otros ejemplos de ello como a (los chilenos) Rosita Lenard y Claudio Arrau, a (la argentina) Martha Argerich, que fueron capaces también de tomar esta música de Europa central, muy lejana a ellos, y hacerla propia. No creo que la lejanía geográfica sea lo importante, sino lo humano”, detalló. Por último, se refirió al repertorio que interpretará esta noche y que escogió porque volviendo la vista sobre el hombro pudo ver que estas piezas redefinieron trayectos de su vida como músico.

Relató que había empezado a estudiar piano a los 8 años, más que nada por una inquietud lúdica, pero pronto descubrió entre los casettes de su madre el “Concierto para piano y orquesta N° 18 de Mozart” y halló por entero su vocación por la carrera pianística. “Me recuerdo en mi cuarto, acostado en la cama, debajo de las frazadas, con los auriculares puestos, escuchando una y otra vez este concierto y diciéndome a mí mismo que debía ser el mejor pianista que pudiera ser para tocar esta pieza”, dijo. Mientras que la “Fuga ricercata a 6 voces Nº 2 de Ofrenda Musical de Bach” la descubrió cuando tenía 15 años tocada por el pianista ruso Sviatoslav Richter.

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