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Dejan afuera del Ballet Folklórico a una bailarina por estar embarazada

Brenda González, quien ingresó al cuerpo de baile provincial en 2017, denunció discriminación ante el Inadi. Otros dos integrantes del grupo aseguran que también fueron excluidos de manera irregular.
Lunes, 15 de abril de 2019 01:56

Una denuncia que ingresó el 5 de abril en la delegación local del Inadi puede llegar a sacudir la legalidad y transparencia del último concurso público para la cobertura de los cargos de bailarines del Ballet Folklórico de la Provincia General Martín Miguel de Gemes.

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Una denuncia que ingresó el 5 de abril en la delegación local del Inadi puede llegar a sacudir la legalidad y transparencia del último concurso público para la cobertura de los cargos de bailarines del Ballet Folklórico de la Provincia General Martín Miguel de Gemes.

La bailarina Brenda Magalí González sostuvo ante el organismo que dirige Álvaro Ulloa que por estar embarazada fue discriminada en el proceso selectivo del cuerpo de baile y la dejaron afuera del mismo. Con un embarazo de cinco meses, y por "la presión y miedo ante la posibilidad de perder el trabajo", como explicó la joven de 30 años a El Tribuno, se presentó en el concurso que se realizó el mes pasado para poder continuar en su puesto en el ballet, el que obtuvo en 2017 con la segunda calificación más alta.

Las audiencias para ingresar o renovar en los 16 puestos del Ballet Folklórico se realizan cada dos años. Desde que se incorporó a ese grupo, Brenda, por su calidad como bailarina, pudo ser solista en varias presentaciones. La última vez que protagonizó una fue en febrero pasado, en un número de tango, en el que ya se la veía con la panza prominente propia de su condición de gravidez y aún así la actuación fue eximia, según se puede ver en el video de esa jornada que la bailarina acercó para esta nota.

Fue justamente en esa especialidad, el tango, en la que desaprobaron a Brenda durante la segunda instancia evaluativa del concurso. "Todo una contradicción porque es en esa disciplina donde mejor me desenvuelvo y especializo", explicó la bailarina.

Según fuentes consultadas en el área de Cultura de la Provincia, es en la Secretaría de la Función Pública donde están revisando el caso de Brenda. Una de las argumentaciones que barajan para intentar explicar el escándalo que significa dejar afuera de un trabajo a una mujer embarazada, a contramano de leyes laborales básicas y de los Derechos del Niño por nacer, es que ninguna autoridad del ballet y del jurado del concurso conocía la situación de Brenda.

Esa salida se cae primero por el obvio hecho de que salta a la vista un embarazo de cinco meses. Además, la bailarina se encargó de avisar a Recursos Humanos su situación. En un nota que presentó a esa dependencia, y que fue recibida el 11 de febrero, Brenda solicitó el pago de la asignación prenatal, para lo cual adjuntó el correspondiente certificado médico.

Incluso la directora del ballet, Alejandra Barboza, había mantenido una reunión con Brenda a fines de enero donde le había dado tranquilidad ante la proximidad del concurso.

"Me dijo que es consciente de mi trabajo y desempeño durante estos casi dos años, que soy excelente bailarina y profesional y que iba a protegerme de todas las formas posibles", recordó la artista

En cuanto a los méritos de la bailarina, que fueron evaluados por la subjetividad de los jurados, ni siquiera para ese punto hay explicación ya que Brenda no pudo acceder a la devolución de la prueba en la que fue, insólitamente, desaprobada.

"Me excluyeron en una instancia que es mi fuerte (el tango), a raíz de una circunstancia completamente ajena a lo técnico", sostuvo Brenda González y recordó que en esa prueba le pidieron ayuda para que dirija a otro concursante.

En el limbo

La toma de posesión de cargo de Brenda con el ballet vence en agosto, cerca de la fecha de nacimiento de su hijo. La incertidumbre que atraviesa no es solo por su futuro laboral sino también por la falta de cobertura de un obra social que le espera junto con su bebé. Por una cuestión reglamentaria, la bailarina tampoco podría presentarse en el próximo concurso para ingresar al cuerpo de baile, en 2021, porque superaría la edad permitida. A la par de la denuncia ante el Inadi, la joven presentó un recurso de impugnación contra el concurso del Ballet Folklórico también por discriminación.

Afuera por la edad y por una lesión

Los bailarines salteños Mariano Ponca y Leonardo Chávez se golpearon de lleno con la crueldad de un sistema en el que la alta exigencia se confunde muchas veces con un trato indigno y deshumanizante, que roza lo ilegal.

Al igual que Brenda González, los dos artistas quedaron en total desamparo luego del último concurso para cubrir los cargos del Ballet Folklórico de la Provincia. 

En el caso de Mariano, el 1 de abril cumplió ocho años en el cuerpo de danzas salteño en el que estuvo desde su creación, pero ese aniversario fue el último porque ni siquiera lo dejaron participar en el certamen de selección.

Tuvo una terrible lesión en su rodilla derecha (rotura de ligamento cruzado) el 5 de noviembre pasado durante un ensayo del Ballet en el escenario principal de la Casa de la Cultura, que lo obligó a someterse a una cirugía de la que aún no se recuperó. Todavía con la cobertura de la ART no pudo audicionar para mantener su puesto, por lo que pasó a ser uno de los tantos desempleados de esta provincia.

Es padre de tres hijos y su condecorada carrera como bailarín (hace dos años ganó el certamen nacional “Argentina Baila”) quedó truncada sin prácticamente ninguna posibilidad de retomarla, ya que por sus 31 años no podrá volver a concursar para ingresar al mayor cuerpo de baile folclórico de Salta.

Para Leonardo la cosas son igual de difíciles. También con una carrera destacada dentro del Ballet Folklórico desde 2011, de un día para otro se quedó sin nada y una hija por mantener.

A pesar de que en el concurso de 2017 quedó primero en el orden de méritos, este año no fue aprobado sin saber por qué ya que tampoco le dieron una devolución sobre su performance.
De todas maneras, sabe cuál es la razón de su rechazo: la edad. Denunció ante el Inadi que lo discriminaron por tener 30 años, lo que no se acomoda a las expectativa de los directores del ballet.
 

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