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Brasil le pelea al COVID-19 y ahora al dengue y al sarampión

Los responsables de la salud están complicados por brotes de tres infecciones.
Martes, 19 de mayo de 2020 02:40

La situación es complicada para los médicos porque los tres primeros virus provocan síntomas similares en los primeros días de la enfermedad. Además, la población presenta una baja inmunidad contra la infección a la piel que ya tiene brotes en las cinco regiones del país.

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La situación es complicada para los médicos porque los tres primeros virus provocan síntomas similares en los primeros días de la enfermedad. Además, la población presenta una baja inmunidad contra la infección a la piel que ya tiene brotes en las cinco regiones del país.

Lejos aún del pico de coronavirus y a las puertas del invierno austral, Brasil camina hacia una tormenta perfecta con la curva del COVID-19 al alza, el inicio de la temporada de influenza, el final de la de dengue y brotes activos de otros virus que creía superados, como el sarampión. Mientras se llenan las unidades de cuidados intensivos de los hospitales, el presidente Jair Bolsonaro sigue enfrascado en una "guerra política" contra las medidas de aislamiento de los gobiernos regionales y a favor de la vuelta a la normalidad. En esa cruzada ya han caído dos ministros de Salud en menos de un mes: Luiz Henrique Mandetta, defensor acérrimo de las cuarentenas, y Nelson Teich, que se negó a recomendar la cloroquina para todo tipo de pacientes con coronavirus, como desea el líder ultraderechista. Los dos eran médicos y ahora, con la curva en plena escalada exponencial, la cartera de Salud está en manos, de forma interina, de Eduardo Pazuello, un general del Ejército sin experiencia en el área.

Hasta el domingo pasado, Brasil registraba 241.080 casos confirmados y 16.118 muertes por coronavirus, y varios gobernadores y alcaldes relatan altos índices de ocupación de las unidades de cuidados intensivos, que amenazan con el colapso del sistema de salud público. El pico está previsto que se alcance en las próximas semanas, aunque el coronavirus no será la única emergencia sanitaria a la que tendrá que hacer frente el precario sistema brasileño de salud pública.

Combinación explosiva

La expansión del coronavirus, que llegó a Brasil en febrero, se produce en medio de otros brotes infecciosos que ya venían preocupando a las autoridades sanitarias.

El país ahora está superando el pico de dengue, transmitida por el mosquito Aedes aegypti, que también es portador del virus del zika, la fiebre amarilla y el chikunguña, que suele ser en abril y mayo. Según el último boletín del Ministerio de Salud, en lo que va del año se han notificado 676.928 casos probables de dengue, con una tasa de incidencia de 322 casos por 100.000 habitantes, y 265 decesos.

"Perspectivas muy malas''

Mauricio Lacerda, investigador de la Fundación de Amparo a la Investigación del Estado de San Pablo (Fapesp), trabaja en el hospital de Rio Preto aseguró que "las perspectivas son muy malas'' de cara al invierno. "Aquí en el hospital ya tenemos pacientes de influenza, de COVID-19 y de dengue, y tuvimos muertes por las tres. Es una situación muy complicada" y que "sobrecarga demasiado" la red pública, afirmó.

A todo esto hay que añadirle también brotes de sarampión que continúan activos en cinco regiones. El sarampión está volviendo a Brasil, presenta una cobertura de inmunización baja y puede ser un problema más", advierte Massuda.

En 2019, hubo en todo el país 18.200 casos de sarampión y 15 muertes''.

 

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