El libro denominado “Lineamientos para un plan de conservación y usos sustentables de vicuñas en Jujuy”, presentado recientemente sintetiza la propuesta de manejo de la vicuña elaborado por el grupo de investigación Vicam. Allí se refleja la experiencia en captura, esquila y liberación de 106 ejemplares realizados en 2012, y las posibilidades de un aprovechamiento adecuado que pueden hacer productores puneños avalados por la ley.
“El libro surgió como una propuesta para entregar a la provincia para concretar el Plan de Conservación y uso de vicuñas para que haya un marco legal más concreto y más específico para poder controlar el tema de la utilización de la especie, además de su conservación que ya está regulada por leyes en la provincia de Jujuy”, explicó Yanina Arzamendia, investigadora del Conicet y docente de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Jujuy (Unju), del Grupo de Investigación (Vicam).
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Vicam es un grupo de investigadores de distintos lugares del país que pertenecen a Ciencia y Técnica de la Nación, trabaja en torno a vicuñas desde hace muchos años dirigidos por la doctora Viviana Bilá.
Los lineamientos surgieron para reglamentar la Ley de Plan de Uso Sustentable de Vicuñas que salió en 2009, que establece que la vicuña se puede utilizar manteniendo su condición de silvestría, que se aproveche para que se conserve. La idea es permitir su uso dentro de un plan y de cierta regulación, para lo cual hay que reglamentar, ya que la normativa establece que los pobladores de la Puna son los únicos beneficiarios del posible uso de la vicuña.
Esta ley supone que para ello que tendrán que dejar un 10 % al Estado para que sea usado como un fondo de conservación de la fauna silvestre, y que van a tener que adaptarse a un plan de manejo que la provincia dictamine.
Por ello surgió la propuesta de los lineamientos basados en la investigación que el grupo dirigido por Viviana Bilá realiza desde hace 20 años. Las investigaciones estudian tanto la biología básica de la especie como la biología y la ecología en función del manejo sustentable.
“Esto es capturar las vicuñas, esquilarlas y volverlas a largar a su medio natural”, explicó Arzamendia al sintetizar el manejo que se realiza.
Enfatizó en que los pobladores andinos, en el marco de un convenio internacional, son los beneficiarios porque convivieron y permitieron que se salve de la extinción, a la que habría estado expuesta en la década del "60 en virtud de la caza.
Actualmente la provincia aumentó en forma considerable la población de vicuñas que habría pasado de alrededor de mil en la década del "60 a 30.000 vicuñas estimadas, ya que en el censo del 2006 había cerca de 24.000 vicuñas. “La cantidad de vicuñas es muy variable, por lo cual no todas las áreas tienen la posibilidad de que la especie sea utilizable. Hay lugares donde se tendrá que hacer conservación estricta para que la población aumente, y otros donde van a tener que esperar unos años para poder hacer un manejo que sea sustentable”, precisó. Para que esto se concrete falta esperar y cuidarlas. Dijo que quienes realizan esta propuesta consideran que debieran existir tantos planes de manejo como comunidades y grupos de productores que quieran reunirse para poder utilizar la especie.