Cuando parecía que Gimnasia iba a sufrir una dura derrota en casa, que lo dejaba afuera de toda conversación, la reacción de los muchachos llevó a que en dos minutos empataran el partido y casi se quedaran con los tres puntos ante Instituto. Sin embargo, también es cierto que la fortuna le guiñó un ojo en la última acción del encuentro disputado anoche en el estadio “23 de Agosto”. Klimowicz ganó en lo alto, cabeceó al gol y de la nada apareció el brazo salvador de Bangardino para evitar el 4 a 3 final para “la gloria”. Increíble.
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Cuando parecía que Gimnasia iba a sufrir una dura derrota en casa, que lo dejaba afuera de toda conversación, la reacción de los muchachos llevó a que en dos minutos empataran el partido y casi se quedaran con los tres puntos ante Instituto. Sin embargo, también es cierto que la fortuna le guiñó un ojo en la última acción del encuentro disputado anoche en el estadio “23 de Agosto”. Klimowicz ganó en lo alto, cabeceó al gol y de la nada apareció el brazo salvador de Bangardino para evitar el 4 a 3 final para “la gloria”. Increíble.
Todo arrancó mal para el “lobo”. Es que a los 7 minutos un tiro libre impecable de Torresi vulneró al “Uno” local. Con el gol a su favor, los cordobeses se pararon mejor en la cancha. En realidad, con un superpoblado mediocampo, no dejaron que los volantes “albicelestes” se asociaran con el enganche Gustavo Britos, algo que derivó en que los delanteros Gustavo Balvorín y Darío Benedetto no tuvieran peso en el área.
Encima, vía contragolpe, Yedro tocó el balón con la mano y el árbitro Pablo Díaz no dudó en cobrar el penal. Fue Zapata quien lo cambió por festejo.
El “lobo” fue decidido a buscar el descuento, pero no pudo con su falta de ideas, abusando demasiado de los pelotazos. Igual, Torres estuvo cerca de marcar.
En el complemento, el gol de penal de Balvorín -falta de Erpen a Benedetto- abrió las esperanzas del público jujeño. El tanto de Klimowicz, al anticiparse a Machado, fue un baldazo de agua helada. Además, la bengala que cayó en el campo de juego, afectando a Torres y Erpen al mismo tiempo, hubiese tenido consecuencias graves si el referí consideraba que no estaban dadas las condiciones para seguir.
Un centro perfecto de casi mitad de cancha de Iuvalé encontró bien ubicado a Balvorín, quien de cabeza marcó el tres a dos y apenas un rato más tarde Benedetto se sacó la mufa de encima. De volea puso el tres a tres, siendo un premio a su búsqueda constante.
Balvorín estuvo cerca de anotar el cuarto y en el minuto 48 Bangardino evitó el festejo de Klimowicz.
Gimnasia se fue aplaudido por su actitud y entrega, pero sabe que sumar de a uno ya no le sirve.