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Nuestros fotógrafos

Lunes, 18 de abril de 2011 20:38

En los tantos años de este diario, cada día, como las innumerables notas y publicidad plasmadas en los diferentes estilos que se fueron proponiendo al lector buscando claro está, una mejor y más ágil manera de informar, también fue indispensable el acompañamiento de las mejores fotos que nuestros artistas gráficos pudieran ofrecer.

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En los tantos años de este diario, cada día, como las innumerables notas y publicidad plasmadas en los diferentes estilos que se fueron proponiendo al lector buscando claro está, una mejor y más ágil manera de informar, también fue indispensable el acompañamiento de las mejores fotos que nuestros artistas gráficos pudieran ofrecer.


Por lo tanto, en este espacio se pretende hacer un pequeño reconocimiento a estos compañeros que para los que escribimos la información, complementan nuestro trabajo.


El primero de nuestros fotógrafos fue Ramón Fernández (ya jubilado), cuando esta pujante empresa era apenas una agencia de El Tribuno de Salta y funcionaba en el edificio del Monoblock "H", antes que este diario se inaugurara como tal por la visión empresarial de jujeños y salteños; y luego junto a Hugo Fernández, que sin ser hermanos, fueron brindando invalorable aporte, aclaro, con todo un plantel de hijos de esta provincia.


Y en este reconocerlos, debemos agregar que allá por el año "81 se sumó otro Fernández, Germán, con quien conformaron un trío que afrontó todos los embates de la requisitoria de la información y la necesidad de estar "en todas partes al mismo tiempo". Así fueron y vinieron otros pocos, como José Rodríguez "Pitufo" estuvo algunos años adquiriendo experiencia y demostrando sus cualidades profesionales, y Graciela Menacho actual editora de fotografía en diario Clarín. Luego, en el año "96 con solo 20 años, Juan Fernández hijo de don Ramón o "Sardina", se sumó al staff para traer la fuerza joven de la iniciativa, el arte y la calidad fotográfica de la actualidad. Y de igual forma como "la última adquisición" de esta sala de fotografía fue Federico Albarracín que también con su juventud y sabiduría adquirida en los libros y la práctica hacen a diario que estas páginas tengan la calidad que nuestros lectores requieren.


En cuanto a la evolución de la fotografía nuestros profesionales podrían escribir libros de interesante sapiencia adquirida con las ganas e inventiva de hacer todo de la mejor forma, como la rica experiencia de Hugo Fernández que abrazó esta profesión para siempre, apenas contaba con 12 años, junto a su tío don Robustiano Durán.


En los comienzos de este diario, ya se contaba con una cámara de 35mm., blanco y negro porque aún no aparecía el color en la gráfica y más adelante se iniciarían con las diapositivas.


En el cuarto oscuro, en el rollo de 36 exposiciones la consigna era ocupar solo las necesarias, pero debía ser cortado en el cuarto oscuro sin una pizca de luz ¿cómo hacían?, no lo pueden explicar. Además, debe tenerse en cuenta que por la importante cantidad de fotografía que se usa en un diario, las exposiciones son también de un número asombroso, tema por el cual la película se compraba en tambores de 30 metros y debían cortar lo suficiente para rebobinar los tamborcitos de 36 exposiciones que re-usaban las veces que necesitaban.


El revelado, era "todo un tema" porque tanto para el revelado como para el fijado se usaban muchas drogas, cinco para uno y tres para el otro proceso, pero venían en polvo y se usaban balanzas para pesar las drogas que según el tipo debía usarse 50,25 o 1 gramo para el compuesto de cinco litro de agua a temperatura para la disolución del preparado. Otra cosa era el fijador se preparaban con otros tipos de droga como el sulfito de sodio y sulfito y hasta una pizca de ácido acético necesario para sacar "la grasa" que quedaba en el negativo y proceder al secado. Luego aparecieron los líquidos ya preparados listos para usar.


Los detalles son muchos pero cada paso era toda una ciencia que al no contar con los elementos necesarios para su proceso, como un simple termómetro, nuestros fotógrafos "brujos" como le decían los porteños, solo usaban el dedo para medir la temperatura o mirar al cielo para ver a que velocidad debían sacar la foto.


Por las tantas experiencias recogidas y "secretos de la profesión" aprendidos, cada uno de nuestros fotógrafos fueron recibiendo innumerables reconocimientos y premios otorgados a nivel provincial y nacional.
 

Una anécdota


De las santísimas anécdotas que guardan en sus memorias nuestros fotógrafos, la que aún hoy se recuerda son aquellas que cada vez que van a cubrir algún partido o visita de funcionarios nacionales, se ven las diferencias de las cámaras y sus desmesurados teleobjetivos. Claro que a la hora de elegir una fotografía de calidad, los mismos profesionales porteños, con admiración deben pedirle alguna toma a los nuestros porque, "son brujos", ya que de solo quince tomas que sacan, tienen la mejor de los diecisiete rollos que sacan los foráneos colegas.