PERICO (Corresponsal). Se presentó en el Teatro Estación Perico la obra teatral "La edad de la ciruela", interpretada por el grupo Mareaje de Santiago del Estero.
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PERICO (Corresponsal). Se presentó en el Teatro Estación Perico la obra teatral "La edad de la ciruela", interpretada por el grupo Mareaje de Santiago del Estero.
Esta obra fue ganadora de la Fiesta Provincial del Teatro Santiago del Estero 2010, que el deleite de los espectadores que estuvieron en la sala teatral periqueña.
Esta presentación fue en el marco del Programa de Teatro del NOA, gira regional, organizado por el Instituto Nacional del Teatro.
Las integrantes del elenco son Valeria Dioli, Mariel Tenreyro, Ana Yapur, Edith Paz, Antonella Casagrande, Emilse Suárez, Andrea Avila y María Batalla.
Justamente el director Luis Lobo, comentó que "estamos muy agradecidos con el pueblo de Perico por que nos recibieron muy bien. Son muy amables y fue un placer actuar aquí, con esta obra estamos hace un año y nos preparamos para un certamen nacional en donde vamos a representar a nuestra provincia. Con esta obra queremos dejar un mensaje claro en donde el autor se refiere especialmente a lo que es vivir en el exilio, estar lejos de todo y perder muchas cosas. Nos hace pensar sobre el tiempo, la distancia, la vida, la muerte y esperamos haber llegado a los presentes a quienes agradecemos los aplausos".
Al finalizar la presentación la directora de cultura de Perico, Yolanda Carattoni y el grupo de gestión del teatro entregaron reconocimientos a cada uno de los integrantes de este grupo como recuerdo y reconocimiento de su paso por esta ciudad. La obra es un juego sobre el tiempo y la edad, una tragicomedia que deambula por los borrosos límites de la soledad y la ridiculez. Pero fundamentalmente es una representación de la memoria. En “La edad...” hay mujeres pájaros que no pueden volar, madres árboles que dan frutos que se pudrirán, hermanas del alma que se aman con rabia y ratas que hablan.
Eleonora escribe a su hermana, Celina, porque su mamá está a punto de morir. A partir de ese acto, que quizás nunca ocurra, se desencadena la acción principal de la obra: recordar. La memoria es el campo de batalla de estas dos hermanas distanciadas en el presente: cada carta es el preámbulo de un nuevo recuerdo, y cada recuerdo cierra una herida y abre otra, porque la pieza es una gota que cae en medio de abrazos no dados y no recibidos, de risas que permanecen en silencio en un para siempre efímero.