Que manejar en nuestra ciudad es lo más parecido a correr un rally urbano, no es novedad. Que a veces, en las horas pico, hay que armarse de santa paciencia para poder llegar a destino, tampoco. Además, las manifestaciones y bloqueos de calles que cualquiera y con cualquier motivo realizan en cualquier momento, ya son moneda corriente.
Pero alguien, quizá si despertaran las autoridades municipales, debería comenzar a pensar en tratar de resolver el tema.
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Que manejar en nuestra ciudad es lo más parecido a correr un rally urbano, no es novedad. Que a veces, en las horas pico, hay que armarse de santa paciencia para poder llegar a destino, tampoco. Además, las manifestaciones y bloqueos de calles que cualquiera y con cualquier motivo realizan en cualquier momento, ya son moneda corriente.
Pero alguien, quizá si despertaran las autoridades municipales, debería comenzar a pensar en tratar de resolver el tema.
Ayer, el caos se multiplicó durante toda la mañana, convirtiendo el centro de San Salvador de Jujuy en un infierno. Los inefables colectiveros imponiendo la ley de la selva, remises y taxis compartidos empujando a todos los demás, los automovilistas al borde de un ataque de nervios, y bicicletas y motocicletas por las aceras, conformaron un panorama terrible.
Los motivos fueron dos: el acto del “Día de la Policía”, (merecida, emotiva y lucida ceremonia realizada en la plaza Belgrano), que derivó en el cierre de todas las calles que la rodean; el otro motivo fue la grave falta de criterio de los funcionarios municipales del área, que no saben o no quieren adoptar los recaudos para evitar el escándalo, con un diagrama de circulación alternativo, o al menos colocando suficientes inspectores de tránsito en las esquinas, donde nadie respeta prioridades, los semáforos quedan de adorno y algunos conductores parecen andar a la caza de los peatones. Habrá que ir pensando en realizar todos los actos públicos que se puedan trasladar, a otros escenarios más abiertos y menos conflictivos. O al menos, coordinar entre policía provincial y municipal, un ordenamiento mínimo para que la ciudad siga funcionando. Ayer, gracias a Dios, no fue necesario que cruzaran el centro, una autobomba, un patrullero o una ambulancia, pero en muchas esquinas quedaron los vidrios rotos de ópticas y plásticos de los automóviles. Y miles de personas no pudieron llegar a tiempo a sus citas, perdieron horas de trabajo y hasta terminaron contagiados innecesariamente de una suerte de histeria urbana que -en algún momento- se deberá evitar. O al menos atenuar.
Frente a Educación
En Güemes y Senador Pérez también hubo un corte debido al reclamo del Polo Obrero al Ministerio de Educación.
Reclamaban el presunto incumplimiento oficial en torno a los capacitadores. La medida sumó más caos al tránsito matutino.