¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

17°
25 de Abril,  Jujuy, Argentina
PUBLICIDAD

Laberintos humanos. Hidalgo & Del campo

Sabado, 11 de agosto de 2012 17:34

Hidalgo, el tío de ese tal Gutiérrez que contó mi historia, escribió también un largo poema en el que los gauchos Chano y Contreras se encontraban, y uno al otro le contaba como había sido la fiesta del 25 de mayo de 1822. Dicen que fue lo último que escribió, me dijo Juan Moreira mientras relojeaba su cuchillo, acaso para agarrarlo y tajearme.

Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla

Hidalgo, el tío de ese tal Gutiérrez que contó mi historia, escribió también un largo poema en el que los gauchos Chano y Contreras se encontraban, y uno al otro le contaba como había sido la fiesta del 25 de mayo de 1822. Dicen que fue lo último que escribió, me dijo Juan Moreira mientras relojeaba su cuchillo, acaso para agarrarlo y tajearme.

La cosa es que después, siguiendo el mismo estilo, Estanislao del Campo escribe otro poema en el que un gaucho le cuenta a otro lo que ve en un teatro. Casi lo mismo que Hidalgo, con el mismo estilo gauchesco pero más trabajado, porque don del Campo era ya un escritor de escritorio, pero también criticado por sus colegas por el sólo hecho de escribir como hablaba el pueblo, siguió Moreira.

Lo que contó del Campo trataba de como el Diablo tentaba a un doctor, y el doctor le pedía una mujer. Fíjese usté que torpe ese hombre, en vez de pedirle un buen caballo, le pide una mujer. Cosas de él, en todo caso, pero el tema es que ese Del Campo era cuñado de Gutiérrez, así que se imagina que entre un tío como Hidalgo y un cuñado como este, tiene más derecho que usté a hablar de mi, y para pior haciéndome quedar mal como usté lo hizo, dijo Moreira al tiempo que desclavaba su cuchillo del teclado de mi note book para lastimarme la cara.

La roja sangre cayó por mi cachete con su tibio espanto, al tiempo que la Rosa Colque, la mujer de ojos negros que escapaba de Moreira, gritó asustada. Y este es sólo el comienzo, me dijo Moreira, porque lo espera algo pior.

Temas de la nota