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Una sana y enriquecedora combinación

Jueves, 30 de agosto de 2012 10:42

Con el corazón agrandado del orgullo, los jujeños que estuvimos presentes en el concierto que unió a Gustavo Santaolalla con nuestra Orquesta Infanto Juvenil de la Provincia de Jujuy, entendimos que la música logra trascender generaciones, estilos, y fronteras, cuando se hace desde el alma, con pasión y mucho trabajo.
Esta especial presentación que tuvo su lugar en el Teatro Zapla de Palpalá, cerró de la mejor manera imaginada la programación de festejos por el Bicentenario del Éxodo Jujeño.

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Con el corazón agrandado del orgullo, los jujeños que estuvimos presentes en el concierto que unió a Gustavo Santaolalla con nuestra Orquesta Infanto Juvenil de la Provincia de Jujuy, entendimos que la música logra trascender generaciones, estilos, y fronteras, cuando se hace desde el alma, con pasión y mucho trabajo.
Esta especial presentación que tuvo su lugar en el Teatro Zapla de Palpalá, cerró de la mejor manera imaginada la programación de festejos por el Bicentenario del Éxodo Jujeño.

La carga emocional fue desbordante, al ver un maestro generoso de la música, reconocido a nivel internacional (y con buen mérito, no por sus logros comerciales), entregándose plenamente con su arte, a un público del interior ávido de ser tenido en cuenta, y a la experiencia de intercambio con nacientes talentos de la música de nuestra tierra.


En la primera parte el músico se sentó en el frente del escenario, ante un teatro colmado (que incluso mereció ordenar una platea en el exterior del teatro donde se transmitió en vivo el concierto para los que no consiguieron entradas). Con la intervención de Andrea Merenzon (productora artística del concierto) como moderadora, habló de sus orígenes, de su pasión por la música, de su forma de trabajar, incluso respondiendo algunas preguntas del público. Sin dudas, un momento de intimidad exclusivo con el artista, muy enriquecedor a los fines de este ciclo de conciertos que se propone el acceso más igualitario a la cultura en cada rincón del país. Recordemos que el plan Igualdad Cultural transmitió este concierto en vivo por internet y por la televisión Digital Argentina, lo mismo que el concierto que dio la semana pasada en San Juan, y el que dará dentro de unos días en Tecnópolis.

La velada siguió con varios temas que interpretó solo con su guitarra, eran las 21.47 del martes y entonces el deleite empezaba a calar en la platea, integrada por seguidores, y quizás muchos que estaban recién conociéndolo, descubriéndolo. Haciendo “La noche ya es día”, rockeando con “Ando rodando”, romántico con “Un poquito de tu amor”, o recordando su relación con Mercedes Sosa (a quien definió como un “tesoro nacional”) al hacer un tema de él que a ella le encantaba como es “Río de las penas”; Santaolalla le regaló un pedacito de su historia musical, a Jujuy en Palpalá. A cada aplauso, y ovación respondía con un agradecimiento humilde, llevando su mano al pecho.


Tras un breve intermedio, y con sus músicos vestidos de gala, la Orquesta Infanto Juvenil de la Provincia de Jujuy, que dirige el maestro Sergio Jurado, copó el escenario para lucir delicadeza, intensidad, fuerza, cadencia, belleza sin más, que denota el trabajo y el talento. Jurado, creador de esta formación en el año 2000 logró incluir a estos niños y jóvenes y otros tantos que ya pasaron por sus filas, en el mundo de la música, del arte, ese que abre caminos en la mente y en la sensibilidad, y les sirve para ser mejores personas.  Ya lo había anticipado Santaolalla, cuando habló de ellos (nuestros pequeños y jóvenes músicos que venían trabajando con él desde hace algunos días) “de todas las que escuché, esta orquesta es una de las que mejor suena”, y eso ya bastaba para que la satisfacción nos inunde, porque sí, porque son nuestros músicos, porque es nuestra orquesta, esa que ya nos representó a lo grande en escenarios nacionales y festivales internacionales. Esa que debe todos sus logros al trabajo de su director, de los músicos, de sus maestros.

Los chicos ejecutaron con alta calidad “Obertura de Guillermo Tell” de G. Rossini, comenzando con el estilo clásico, para luego empapar más los corazones del Jujuy patriota que veníamos enarbolando antes del 23 de agosto, cuando dedicaron sus acordes a “Festivaleando”, una selección de música jujeña (incluidos villancicos) y “Canto a Purmamarca”. Para esta parte folclórica se sumaron a los 150 integrantes de la Orquesta, otros tantos que entraron por el fondo de la platea al son de los erkes ceremoniosos de nuestra cultura, y adhirieron con charangos, quenas, sikus, y más instrumentos regionales.

En la conjunción de los instrumentos clásicos y los andinos, la belleza fue magistral, y sin dudas, la jujeñidad tocó el cielo cuando sonó “Guanuqueando”, obra del recordado maestro Ricardo Vilca. Su sólo nombre emociona, su obra aún más, y en manos de estos talentos de pocos años, más y más. La letra de esta melodía se había repartido entre el público, para que todos puedan acompañar a los más de 150 músicos, que entonaron a una voz esa pieza que es casi un himno al sentimiento jujeño.

Y ahora, más allá….

Andrea Merenzon se posicionó luego en el lugar de Sergio Jurado, y dirigió a nuestros músicos, para hacer dos obras impresionantes de Gustavo Santaolalla, “The Journey” (El viaje) y “De Ushuaia a La Quiaca”, con él como solista. Santaolalla se animó a retitular la obra anunciándola como “De Ushuaia a Palpalá”.
Santaolalla también regaló en esta entrega la interpretación de “Ronroco”, un tema de un disco, que nació por sugerencia de Jaime Torres hace muchos años, cuando se animó a mostrarle al maestro del charango lo que él mismo hacía con el instrumento. Comentó que tiene una técnica personal para ejecutar el charango, que Torres supo valorar.

Sobre el final, recordó que a los cinco años, dirigió por primera vez a sus compañeritos del jardín, que tocaban instrumentos. Haciendo un revival tomó los instrumentos del director, y el regalo fue otra pieza en manos de la orquesta jujeña, dirigida nada más y nada menos que por Santaolalla. En este tren llegó el “Carnavalito” que se ejecutó con tanta fuerza como fue posible, y fue el símbolo más nítido de semejante experiencia de conjunción e intercambio.

Cabe mencionar que los instrumentistas clásicos se dejaron llevar por el ritmo con algunas coreografías especialmente preparadas para seguir el espectáculo, al punto que los contrabajos bailaron el carnavalito girando sobre ellos mismos e intercambiando de músicos. Un gesto muy simpático para descontracturar la imagen de una orquesta, y dar la sensación de estar embebida de carnaval.
Santaolalla agradeció a los organismos oficiales que permitieron este concierto, Ministerio de Planificación y Secretaría de Cultura de la Nación, al municipio de Palpalá por el apoyo.
La velada fue incluida por la Comisión Provincial del Bicentenario del Éxodo Jujeño en la programación oficial de festejos de este 23 de agosto.

 

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