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Entre Ríos también es tierra de buenos vinos

Jueves, 24 de enero de 2013 11:43

 En 1934 una disposición legal prohibió una actividad que tenía amplio sustento en Entre Ríos: la vitivinicultura. El gobierno de Agustín P. Justo terminó con más de 30 emprendimientos, cultivos y bodegas, que progresaban sobre las costas del río Uruguay, al impedir -mediante una ley- la comercialización del producto. Aseguran muchos que el poderoso lobby de los viñateros de Cuyo y de las provincias cordilleranas incidió en una determinación que liquidó la actividad.

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 En 1934 una disposición legal prohibió una actividad que tenía amplio sustento en Entre Ríos: la vitivinicultura. El gobierno de Agustín P. Justo terminó con más de 30 emprendimientos, cultivos y bodegas, que progresaban sobre las costas del río Uruguay, al impedir -mediante una ley- la comercialización del producto. Aseguran muchos que el poderoso lobby de los viñateros de Cuyo y de las provincias cordilleranas incidió en una determinación que liquidó la actividad.

Tendrían que pasar varias décadas hasta que en 1998 una nueva legislación desreguló la actividad, permitiendo que algunos soñadores, en Entre Ríos, comenzaran a pensar en recorrer una vez más el camino de sus abuelos europeos. Entre estos nuevos pioneros estuvo Jesús Vulliez, heredero de esas tradiciones.

La historia del vino en Entre Ríos

Descendiente de aquellos inmigrantes que llegaron a la provincia en el siglo XIX -fundamentalmente francesa, suiza y piamonteses- Vulliez recuerda que el establecimiento donde funciona la bodega en la actualidad es el mismo que fue construido en 1874 y fue uno de los tantos que quedó abandonado luego de la aplicación de la nefasta legislación.

"Sólo permitían hacer vino para la familia, pero negando cualquier posibilidad de comercializarl. De esta manera los dueños fueron abandonando sus bodegas, terminando con la vitivinicultura de la provincia". Muchos años después, cuando una nueva ley permitió volver a soñar, Vulliez se decidió “a recuperar el proyecto de mis abuelos. De esta manera en el 2002 plantamos cinco hectáreas, y hoy la producción llega a 40.000 botellas. Esperamos de acá a cuatro años llegar a 100.000 botellas" señaló.

La bodega Vulliez Sermet ha recibido premios y medallas en diversos concursos internacionales. En las 5 hectáreas están plantadas distintas variedades: Chardonnay en blancos y en tintos: Malbec, Merlot, Cabernet Sauvignon, Tannat, Syrah y Sangiovesse, en tintos. La mitad de esa superficie se encuentra implantada en la propia finca y la otra mitad en otro establecimiento situado a 20 Km. Todo el vino se elabora con uva de producción propia. La bodega está equipada con la tecnología necesaria para elaborar vinos de alta gama.

Esta bodega está enfocada al turismo, es por esto que cuenta con tres cabañas en el lugar para que las visitas puedan disfrutar de la bodega y sus alrededores. Posee también un espacio para realizar fiestas, reuniones empresariales, en carpas o en la casona. Además se realizan degustaciones de vino dirigidas por el enólogo de la bodega con cena y música.

Los viñedos en Entre Ríos

Los primeros viñedos se iniciaron en el siglo XIX. En Colonia San José y Concordia en la década de 1860; en Victoria y Federación en la década de 1870. A partir de 1880 el gobierno provincial implementó medidas de estímulo a la producción. El éxito del plan se vio reflejado en el incremento del área cultivada con un total de 2.509 hectáreas empadronadas en el Segundo Censo Nacional de 1895.

En el orden nacional, la producción vitivinícola entrerriana ocupó el 4º lugar en el Censo Nacional de Viñas de 1907 con una extensión de más de 4.000 hectáreas.

En Victoria se producía buen vino blanco. El renombrado “Blanco Victoria” de los señores Vela y Martino tuvo muy buena aceptación en toda provincia y hasta en Buenos Aires.

En 1887 los vinos victorienses fueron distinguidos en la primera exposición de Paraná, galardonando el departamento con la denominación de “La Champagne Entrerriana”.

La crisis del siglo XX

En 1934, la Ley Nacional Nº 12.137 dispuso la creación de la Junta Reguladora de Vinos. El fin de este organismo fue desanimar la actividad para fomentar a la región de Cuyo como única productora de vinos.

Su actuación entre 1935 y 1943 representó para los entrerrianos un período muy triste. Los vitivinicultores recuerdan con dolor escenas que hieren sus sentimientos más profundos, cuando pasaban los inspectores perforando toneles de vinos, destruyendo alambiques o arrancando las vides de la tierra.

Casi 80 años después hay 40 emprendedores en distintos puntos del territorio provincial dedicados a esta actividad, que permitió recuperar la historia de la producción de vinos en Entre Ríos.

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