La obstrucción de una cañería de cloacas en la esquina de Belgrano y Canónigo Gorriti provocó ayer un olor nauseabundo en toda la zona de influencia, generado por los excrementos y el fluido cloacal que salieron a la superficie y quedaron esparcidos a lo largo de la principal arteria del centro capitalino. El aire se tornó irrespirable para los ocasionales transeúntes y automovilistas, pero más lo sufrieron los trabajadores de las oficinas públicas y privadas que funcionan en las inmediaciones y los vecinos del lugar.
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La obstrucción de una cañería de cloacas en la esquina de Belgrano y Canónigo Gorriti provocó ayer un olor nauseabundo en toda la zona de influencia, generado por los excrementos y el fluido cloacal que salieron a la superficie y quedaron esparcidos a lo largo de la principal arteria del centro capitalino. El aire se tornó irrespirable para los ocasionales transeúntes y automovilistas, pero más lo sufrieron los trabajadores de las oficinas públicas y privadas que funcionan en las inmediaciones y los vecinos del lugar.
El desperfecto se hizo visible cerca de las 11 cuando de repente comenzó a salir por una de las tapas de la red troncal de cloacas una gran cantidad de líquidos y materia fecal, que de manera vertiginosa inundó las adyacencias con un fuerte olor. Con sus rostros tapados a la mitad y con evidentes signos de descompostura, los peatones transitaron la zona sorteando los restos de materia fecal desparramados por más de 100 metros, hasta la intersección de Argañaraz, donde el cruce de vehículos expandió sus efectos.
Desde Agua de los Andes confirmaron que se trató de una contingencia producida por una obstrucción en la red cloacal. Un comunicado de la empresa encargada del servicio dio cuenta que el taponamiento fue ocasionado por la acumulación de residuos que depositan los usuarios en los inodoros de los domicilios particulares y públicos.
Por ello mismo, la compañía recomendó a los usuarios no arrojar elementos que obstruyan las cañerías y recordó que los conductos están exclusivamente preparados para recibir la materia generada por la actividad fisiológica de los seres humanos.
Restos de plásticos, colillas de cigarrillos, cartones y pedazos de blister de máquinas de afeitar, son algunos de los elementos que colaboran, y colaboraron en este caso puntual, a la obstrucción del conducto.
También se aclaró desde la compañía que no hubo roturas de cañerías, de la red ni de colectoras. A media hora de ocurrida la obstrucción, un equipo de tareas de Agua de los Andes se presentó en el lugar y solucionó el problema, aunque los excrementos diseminados a lo largo de más de una cuadra quedaron expuestos a los rayos del sol.
Los restos fueron recogidos por una cuadrilla de operarios de Limsa, que además utilizaron desinfectantes y agua a presión.