El papa Francisco aprovechó ayer su intervención en la II Conferencia Internacional sobre Nutrición que se celebra en Roma para reiterar que con el actual sistema económico, donde prevalece la ganancia, es difícil luchar para acabar con el hambre.
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El papa Francisco aprovechó ayer su intervención en la II Conferencia Internacional sobre Nutrición que se celebra en Roma para reiterar que con el actual sistema económico, donde prevalece la ganancia, es difícil luchar para acabar con el hambre.
Como en todos sus discursos sobre pobreza, Francisco denunció en la sede de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) que "la lucha contra el hambre y la desnutrición se ve obstaculizada por la prioridad del mercado y por la preeminencia de la ganancia". Y ello porque así se "han reducido los alimentos a una mercancía cualquiera, sujeta a especulación, incluso financiera".
"Vivimos en un mundo donde los intereses nacionales están condicionados frecuentemente por reducidos grupos de poder", dijo el papa argentino.
Francisco intervino en esta conferencia donde representantes de 160 países del mundo debaten en la FAO el mal reparto de los alimentos que provoca que 805 millones de personas pasen hambre, pero otros 500 sufran de obesidad.
A todos ellos y a la comunidad internacional invitó a saber escuchar el llamado de esta Conferencia: "Dar de comer a los hambrientos para salvar la vida en el planeta", dijo.
En su primera visita a un organismo de la ONU, el Papa subrayó en su discurso, que fue interrumpido en varias ocasiones por los aplausos: "El hambriento está ahí, en la esquina de la calle, y pide carta de ciudadanía, ser considerado en su condición, recibir una alimentación de base sana".
"Nos pide dignidad, no limosna", fue otra de las máximas aplaudidas en la FAO.
Para combatir el hambre, el Papa citó como reto el de la solidaridad "en una sociedad donde crece el individualismo y la división".
En su discurso, Francisco también lanzó un nuevo llamamiento para la protección del planeta y se preguntó: "¿Somos libres de presiones políticas y económicas para cuidarlo y evitar que se destruya?". "Dios siempre perdona, los hombres perdonan a veces, la Tierra no perdona nunca", advirtió el Papa, citando la frase de un anciano que conoció.