Con un gran corazón solidario y la firme convicción de querer ayudar a los que menos tienen, un grupo de personas decidió aportar parte de su tiempo, su trabajo y sobretodo su afecto y compromiso para atender a cerca de trescientas personas que, por diferentes circunstancias, no cuentan con un plato de comida, ropa para vestirse y hasta un techo donde vivir.
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Con un gran corazón solidario y la firme convicción de querer ayudar a los que menos tienen, un grupo de personas decidió aportar parte de su tiempo, su trabajo y sobretodo su afecto y compromiso para atender a cerca de trescientas personas que, por diferentes circunstancias, no cuentan con un plato de comida, ropa para vestirse y hasta un techo donde vivir.
Se trata del comedor "12 Apóstoles", un grupo de más de 60 voluntarios que, movilizados por el propio llamado de Cristo quien los exhorta a "dar de comer" a los más necesitados, conformaron este espacio que ya tiene seis años de vida y que todos los viernes del año asiste a una importante cantidad de personas en situación de calle, una tarea loable, digna de ser reconocida y celebrada.
Hace varios años, por iniciativa del grupo de Oración "María Reina de la Paz y la Santa Cruz", que se reúne todos los domingos en la capilla San Martin de Porres de Alto Comedero, se creó el comedor.
En un comienzo el grupo comenzó a prestar servicio sólo con 12 servidores, razón por la cual se lo denominó "12 Apóstoles", rememorando además el episodio bíblico de la multiplicación de los panes en que Jesucristo ordena a sus discípulos que "den de comer" a la multitud.
De este modo el grupo comenzó a prestar servicio en una casa ubicada en calle Senador Pérez, donde comenzaron a atender a gente en situación de calle.
Allí se los recogía, bañaba, vestía y se les daba de comer, pero lamentablemente con el tiempo perdieron el lugar y debieron continuar el trabajo recorriendo las calles de la ciudad pero esta vez sólo para brindar comida.
Viendo la necesidad de contar con un espacio y las ganas puestas por este grupo de voluntarios, el director del Hogar Escuela, cedió la cocina de la institución para que los días viernes puedan preparar la comida, y luego distribuirla en el parque San Martín.
Desde entonces cada viernes, a partir de las 15 los voluntarios se reúnen para preparar la comida y a las 18 se trasladan al frente para distribuirla ente la gente.
Gran demanda
Cintia Ortega, servidora de "12 Apóstoles", comentó que al comedor se acercan numerosas personas en situación de calle, especialmente hombres y algunas mujeres con niños.
Debido a la gran demanda de comensales que reciben cada semana aseguró que se preparan dos ollas de guiso de cien litros cada una, veinte litros de jugo y otros 20 de postre, ya que se sirven porciones para trescientas personas.
Respecto a la preparación de la comida, indicó que siempre se sirve un plato fuerte, pan que es donado por panaderías, jugo y algún postre.
Si bien aseguró que dentro del grupo de servidores hay algunos nutricionistas que guían la elaboración de los alimentos tratando de que sea variado y nutritivo, lamentablemente no siempre se puede porque los medios no lo permiten.
"Generalmente se trata de ofrecer comidas que sean nutritivas aunque a veces eso se dificulta porque nosotros nos adaptamos a la materia prima con la que contamos, además a los hermanos de la calle es como que los satisface más comer un guiso, ya sea de arroz, de fideo, y con un postre que puede ser anchi, arroz con leche, es decir, nos adaptamos a los fondos que conseguimos y las donaciones que recibimos de la comunidad", señaló más adelante.
Para la distribución del alimento, se utilizan bandejas y cucharas descartables, muchas de las cuales forman parte de las donaciones que realiza la comunidad; en ocasiones, también se emplean botellas descartables de gaseosas las cuales cortadas por la mitad ofician como plato la parte inferior y como vaso la mitad superior, ya que no siempre cuentan con bandejas descartables o bien no alcanzan para todos los comensales.
Cabe destacar que al no contar con un espacio donde distribuir la comida, los voluntarios trasladan las ollas llenas hasta el parque San Martín, donde la gente hace fila para recibir su porción, la cual comen parados o bien sentados en algún espacio verde del parque.