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Fieles colmaron cementerios durante el Día de los Difuntos

Lunes, 03 de noviembre de 2014 00:00
<p>FAMILIA OCHOA/ LUISA Y MAURICIA, JUNTO A SUS HIJOS Y NIETOS, VISITARON A SUS HERMANOS FALLECIDOS.</p>

Ayer no fue un domingo más de visita en los cementerios. Nichos, mausoleos y sepulturas estuvieron rodeados por vivos colores florales, velas, cigarrillos, coca y todas las bebidas preferidas de quienes ya partieron de esta tierra. Todos estos elementos fueron colocados por las familias capitalinas que recordaron el Día de los Fieles Difuntos en las necrópolis de la ciudad.

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Ayer no fue un domingo más de visita en los cementerios. Nichos, mausoleos y sepulturas estuvieron rodeados por vivos colores florales, velas, cigarrillos, coca y todas las bebidas preferidas de quienes ya partieron de esta tierra. Todos estos elementos fueron colocados por las familias capitalinas que recordaron el Día de los Fieles Difuntos en las necrópolis de la ciudad.

Con diferentes costumbres pero compartiendo el mismo sentimiento de respeto y homenaje a sus difuntos, ayer diferentes generaciones de familias rodearon las tumbas de sus familiares para recordarlos. Algunos participaron de las misas, y otros simplemente asistieron a limpiar y embellecer con flores algunas de las sepulturas mientras repetían oraciones. Otras familias recordaron la fecha repitiendo las costumbres ancestrales típicas de la provincia que heredaron de sus antepasados, la mayoría del Norte. Este último es el caso de la las hermanas Luisa y Mauricia Ochoa, que junto a sus hijos y nietos se trasladaron hasta el cementerio Nuestra Señora del Rosario para visitar a sus hermanos fallecidos, no con tristeza, sino con oración en una especie de reencuentro. Además de flores y velas, las hermanas rodearon las tumbas con cigarrillos que fueron colocados en la tierra encendidos, mientras el resto de la familia bebía cerveza y gaseosa. Las hermanas cuidadosamente también quemaron las puntas de las hojas de coca, para que el difunto pueda sentir el sabor mediante el humo que se esparce en el ambiente. Con el mismo fin derramaron algunas bebidas en la tierra que rodea la sepultura. "Es un día familiar. Cuando terminamos de rezar, levantamos las ofrendas y quemamos una parte de ellas en una ollita, todo bien cortadito. Con eso finaliza la tradición y es para que con las ofrendas quemadas, los difuntos se lleven algo de lo que les preparamos a través del humo", explicó Mauricia al tiempo que aclaró que todo es un homenaje para el difunto. Las hermanas relataron que sus costumbres fueron adquiridas por sus abuelos oriundos de Santa Catalina, y Mauricia agregó que hoy sus hijos no están demasiado dispuestos a continuar con la tradición, pero esperan que cuando ambas estén "bajo tierra" puedan ser recibidas cada 2 de noviembre con este ancestral ritual.

Las costumbres varían según cada familia, pero lo común es el gran respeto al "finadito" y recordarlo con alegría. Las costumbres varían según cada familia, pero lo común es el gran respeto al "finadito" y recordarlo con alegría.

Repitiendo las acciones de otros grupos, más adelante se encontraba la familia Párraga. Luisa, una de las mujeres de la familia, indicó que ayer sus hermanos e hijos se congregaron para repetir la tradición que su abuelo les dejó y que consiste en "rezar y arrepentirse de que en vida uno no estuvo a su lado". Luisa además dijo que sus abuelos siempre les dijeron que el 2 de noviembre, es una especie de "cumpleaños" para sus familiares fallecidos, porque vuelven en esa jornada para pasar tiempo en la tierra y por lo tanto debe ser un día de homenaje, siendo recibidos en un ambiente festivo pero respetuoso. En el caso de la familia Párraga, relataron que luego de limpiar lo primero en compartir es la chicha, bebida típica que era del gusto del fallecido, al igual que el vino. La familia además colocó algunas ofrendas sobre la lápida y finalmente rezó un rosario por su eterno descanso, y también por el de las almas olvidadas.

En un día sin lluvia, fenómeno que se repitió años anteriores durante la jornada, también Bernardina Chauque recordó otro valor importante, lo fundamental de la unión familiar. La viuda visitó a su esposo junto a la familia, dijo que llega cada año bien temprano para pasar la mañana y al mediodía levantar las ofrendas dedicadas a su esposo desde hace tres años. Junto a ella, su hijo Carlos Párraga, manifestó que él y sus hermanos siempre recuerdan el día en conjunto y creen que el Día de los Fieles Difuntos está dedicado a quienes ya partieron pero también es una oportunidad para fortalecer los lazos familiares.