En un marco donde la fiesta fue única y celebrada por todos, se realizó el I Festival Rock al Norte en nuestra ciudad.
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En un marco donde la fiesta fue única y celebrada por todos, se realizó el I Festival Rock al Norte en nuestra ciudad.
Con una hermandad notable sobre y fuera Del escenario, hicieron su presentación Las Pastillas del Abuelo, El Bordo, Kapanga y LPQLP todos artistas que desde Buenos Aires trajeron su música para compartir en una gira llena de satisfacciones.
Banderas y carteles eran el marco festivo pero sobre todo mucho corazón, se hacía notar en el vivo que las cuatro bandas regalaron al público jujeño. Tocaron juntos en un escenario que despertó su espíritu rock, que se apoderó de la atmósfera. La gente disfrutó de una noche genial, de lindos momentos y donde se escucharon mil canciones. “Tantas escaleras”, “Enano” y “Viejo karma” de Las Pastillas entre otros éxitos, fueron cantados a más no poder por la marea de seguidores del “Pity” Fernández y compañía.
Con todo el sentimiento en cada canción, la interpretación fue sobresaliente en cada uno de ellos. Así como momentos antes, lo había hecho Kapanga con sus temas divertidos y adelantando un poco los festejos, que se vendrán por los veinte años en la música que pronto llegarán.
“El universal”, “Ahí viene Ramón” y una fantástica “Miro de atrás” junto a Ale Kurz de El Bordo, fueron las canciones que más se destacaron.
Así el “Monito” fue la figura más carismática y se hizo su lugar.
Otra de las bandas que ofrecieron una genial actuación fue El Bordo, formación que está hace muchos años y que superó las expectativas de lo soñado, en los tiempos que se dieron. Con la química intacta de hace tiempo, presentaron algunas de sus canciones de su disco “Hermanos” ante la mirada jujeña.
Ale Kurtz y sus amigos-hermanos regalaron un espectáculo fiel a su estilo, con mucha energía en escena.
“Así”, “La banda”, “Volando”, “Soñando”, “Lejos” e “Instinto” se escucharon en versiones fuertes, que salieron a la luz para no olvidarse más.
Las bandas se escucharon muy bien. Cada una con un estilo muy particular, pero sin dejar de estar hermanadas ya que todas comparten una relación que va más allá de lo laboral y alcanza la amistad.
El grupo humano de artistas fue exquisito de ver, escuchar y admirar. Prevaleció una energía genuina, una alegría que se concentró en un gran espectáculo musical donde se notó el trabajo constante y en el que, por supuesto, dieron todo de sí.
Lo mismo pasó con los LPQLP. La banda surgida del under porteño que también quiso estar presente y abrió una noche plena de sorpresas.
Así es como la música fue como el aire, en aquella noche de festival. Aire que se respiraba a cada segundo y donde todos bailaban al ritmo de las guitarras inquietas y listas en sus marcas para despegar a otra dimensión.
Lo mismo pasó con las canciones, que fueron un viaje a otros tiempos y un revivir permanente de recuerdos.