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Extraño animal mató cuarenta cabras en Salta

Martes, 04 de noviembre de 2014 01:30
Tribuno de Salta- En apenas dos noches una familia de productores caprinos sufrió la furia criminal de un ser extraño, que acabó con cuarenta cabras a las cuales mató cercenándoles la garganta.
El misterioso caso que puso en vilo a los productores de la localidad de Coronel Cornejo, distante a poco más de 20 kilómetros de la ciudad de Tartagal, se produjo en la noche del sábado y la del domingo.
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Los puesteros no pudieron explicarse por qué la media docena de perros que cuidaban el rebaño no ladró para advertir a los moradores sobre la presencia de algo extraño.
La familia de Jaime Villalba no sale de su asombro por lo que sucedió a metros de la vivienda donde dormían el cuidador del puesto y su familia. Cuarenta animales caprinos de gran porte fueron muertos con lesiones idénticas que todos presentan a la altura de la garganta.
El puesto de la familia Villalba se ubica a unos 2 kilómetros al norte de Coronel Cornejo y su propietaria tenía pensado vender los chivitos para las fiestas de fin de año. "No sabemos qué pasó pero el sábado, cuando el cuidador se levantó, se dio con que había 16 animales muertos dispersos por el patio, todos con las mismas heridas en el cuello", dijeron, y agregaron: "Durante la noche de la primera tormenta fuerte del viernes yo lo escuché al caschi que lloró y rasguñó la puerta. Ya estaba oscuro y abrí para dejarlo entrar; en eso vi que algo o alguien saltaba el cerco como yendo hacia el monte. Era enorme y muy ágil, tal vez un jaguar. Si fuera un puma con hambre también se los hubieran comido; además, los perros lo hubieran atacado", afirmaron.
Carnívoro, ágil y silencioso: en una sola noche alrededor de la vivienda del cuidador, a pesar de seis perros, el predador eliminó 16 cabras. En el segundo ataque mató a 24 animales. "Jugó con ellas e hizo unos números que son casi un mensaje a nuestra familia", dijeron los dueños del emprendimiento pecuario.
"Lo extraño es que no hayan balado cuando estaban en peligro, eran casi doscientos animales", dijeron los puesteros a El Tribuno. "No vamos a alarmar a nadie, pero para matar 40 cabras de gran porte, porque no atacaron a las más chicos ni las crías, tiene que ser un animal o criatura poderosa y rápido para atrapar y matar en una pequeña circunferencia a los animales sin que éstos se desbanden y balen de terror", dijeron aún espeluznados por el cuadro de mortandad.
Todo el misterio para la familia Villalba tuvo dos episodios, el sábado a la mañana incineró en un pozo los primeros 16 caprinos que aparecieron muertos, sin imaginar que el día domingo otros 24 animales más aparecerían sin vida sobre su guardapatio, con extrañas dentelladas en la garganta pero sin que las heridas provocaran que se desangren, otro detalle que no pasó desapercibido. "Solo una dentellada feroz pudo haber hecho eso", dijeron.
Una guardia armada, para la noche
Nadie se imagina qué pudo haberle sucedido. "Nos quedan varios animales aún, así que vamos a hacer una guardia toda la noche para saber qué es lo que los atacó tan silenciosamente, si es un animal le damos de comer plomo", dijo uno de los cuidadores.
"Descartamos que sean perros o animales salvajes. Quizás sea alguna persona que no nos quiere o alguna almita o sino es un predador. Es la primera vez que nos sucede algo así tan aterrador", dijo ayer la propietaria de la majada diezmada.
Un críptico
Todo el relato de la familia damnificada por el ataque de un predador lleva al camino de un críptico, es decir, una criatura de existencia en la cultura de las personas pero de existencia real no probada. Allí se encuentran, entre otras, el ucumar y el chupacabras.
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Tribuno de Salta- En apenas dos noches una familia de productores caprinos sufrió la furia criminal de un ser extraño, que acabó con cuarenta cabras a las cuales mató cercenándoles la garganta.
El misterioso caso que puso en vilo a los productores de la localidad de Coronel Cornejo, distante a poco más de 20 kilómetros de la ciudad de Tartagal, se produjo en la noche del sábado y la del domingo.
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Los puesteros no pudieron explicarse por qué la media docena de perros que cuidaban el rebaño no ladró para advertir a los moradores sobre la presencia de algo extraño.
La familia de Jaime Villalba no sale de su asombro por lo que sucedió a metros de la vivienda donde dormían el cuidador del puesto y su familia. Cuarenta animales caprinos de gran porte fueron muertos con lesiones idénticas que todos presentan a la altura de la garganta.
El puesto de la familia Villalba se ubica a unos 2 kilómetros al norte de Coronel Cornejo y su propietaria tenía pensado vender los chivitos para las fiestas de fin de año. "No sabemos qué pasó pero el sábado, cuando el cuidador se levantó, se dio con que había 16 animales muertos dispersos por el patio, todos con las mismas heridas en el cuello", dijeron, y agregaron: "Durante la noche de la primera tormenta fuerte del viernes yo lo escuché al caschi que lloró y rasguñó la puerta. Ya estaba oscuro y abrí para dejarlo entrar; en eso vi que algo o alguien saltaba el cerco como yendo hacia el monte. Era enorme y muy ágil, tal vez un jaguar. Si fuera un puma con hambre también se los hubieran comido; además, los perros lo hubieran atacado", afirmaron.
Carnívoro, ágil y silencioso: en una sola noche alrededor de la vivienda del cuidador, a pesar de seis perros, el predador eliminó 16 cabras. En el segundo ataque mató a 24 animales. "Jugó con ellas e hizo unos números que son casi un mensaje a nuestra familia", dijeron los dueños del emprendimiento pecuario.
"Lo extraño es que no hayan balado cuando estaban en peligro, eran casi doscientos animales", dijeron los puesteros a El Tribuno. "No vamos a alarmar a nadie, pero para matar 40 cabras de gran porte, porque no atacaron a las más chicos ni las crías, tiene que ser un animal o criatura poderosa y rápido para atrapar y matar en una pequeña circunferencia a los animales sin que éstos se desbanden y balen de terror", dijeron aún espeluznados por el cuadro de mortandad.
Todo el misterio para la familia Villalba tuvo dos episodios, el sábado a la mañana incineró en un pozo los primeros 16 caprinos que aparecieron muertos, sin imaginar que el día domingo otros 24 animales más aparecerían sin vida sobre su guardapatio, con extrañas dentelladas en la garganta pero sin que las heridas provocaran que se desangren, otro detalle que no pasó desapercibido. "Solo una dentellada feroz pudo haber hecho eso", dijeron.
Una guardia armada, para la noche
Nadie se imagina qué pudo haberle sucedido. "Nos quedan varios animales aún, así que vamos a hacer una guardia toda la noche para saber qué es lo que los atacó tan silenciosamente, si es un animal le damos de comer plomo", dijo uno de los cuidadores.
"Descartamos que sean perros o animales salvajes. Quizás sea alguna persona que no nos quiere o alguna almita o sino es un predador. Es la primera vez que nos sucede algo así tan aterrador", dijo ayer la propietaria de la majada diezmada.
Un críptico
Todo el relato de la familia damnificada por el ataque de un predador lleva al camino de un críptico, es decir, una criatura de existencia en la cultura de las personas pero de existencia real no probada. Allí se encuentran, entre otras, el ucumar y el chupacabras.

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