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Su tierra pide tener el valor de decir no a la ilegalidad

Domingo, 27 de julio de 2014 00:00
El Papa nuevamente elige el sur, la periferia, para llevar aliento y esperanza a los habitantes de esta localidad cercana a Nápoles, castigada también por la mala administración y la corrupción, por la colusión entre el narco y los políticos.

Francisco pidió ayer a los italianos que se nieguen a cualquier tipo de ilegalidad, durante su visita de cuatro horas a la ciudad en la que ofició una misa por su patrona, Santa Ana.

"Vuestra tierra solicita ser tutelada y preservada, pide tener el valor de decir que no a cualquier tipo de corrupción e ilegalidad, todos sabemos qué nombre tiene esta corrupción y esta ilegalidad, y os pide a todos ser siervos de la verdad y asumir en cada situación el estilo de vida del Evangelio", afirmó el Sumo Pontífice. Estas palabras resonaron en la región de Campania, donde actúa la organización mafiosa Camorra.

En una misa que ofreció en la plaza de Carlos III, frente al Palacio Real de Caserta, donde ya estuvo san Juan Pablo II el 23 de mayo de 1992, Francisco instó a los fieles católicos a "decir no al mal, a la violencia y a la vejación" para vivir, así, "al servicio de los otros y en favor de la legalidad y del bien común".

Estas fueron las reflexiones del máximo representante de la Iglesia católica realizadas un mes después de aquel discurso duro, dirigido contra las organizaciones criminales italianas, en el que Bergoglio excomulgó a los mafiosos durante su visita a Calabria, el pasado 21 de junio.
Según lo programado, luego de la ceremonia el Papa retornaría al Vaticano. Pero volverá a Caserta, 48 horas después, mañana, esta vez, para encontrarse con un amigo, el pastor evangélico Giovanni Traettino, a quien conoció en Buenos Aires en el año 2006.

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El Papa nuevamente elige el sur, la periferia, para llevar aliento y esperanza a los habitantes de esta localidad cercana a Nápoles, castigada también por la mala administración y la corrupción, por la colusión entre el narco y los políticos.

Francisco pidió ayer a los italianos que se nieguen a cualquier tipo de ilegalidad, durante su visita de cuatro horas a la ciudad en la que ofició una misa por su patrona, Santa Ana.

"Vuestra tierra solicita ser tutelada y preservada, pide tener el valor de decir que no a cualquier tipo de corrupción e ilegalidad, todos sabemos qué nombre tiene esta corrupción y esta ilegalidad, y os pide a todos ser siervos de la verdad y asumir en cada situación el estilo de vida del Evangelio", afirmó el Sumo Pontífice. Estas palabras resonaron en la región de Campania, donde actúa la organización mafiosa Camorra.

En una misa que ofreció en la plaza de Carlos III, frente al Palacio Real de Caserta, donde ya estuvo san Juan Pablo II el 23 de mayo de 1992, Francisco instó a los fieles católicos a "decir no al mal, a la violencia y a la vejación" para vivir, así, "al servicio de los otros y en favor de la legalidad y del bien común".

Estas fueron las reflexiones del máximo representante de la Iglesia católica realizadas un mes después de aquel discurso duro, dirigido contra las organizaciones criminales italianas, en el que Bergoglio excomulgó a los mafiosos durante su visita a Calabria, el pasado 21 de junio.
Según lo programado, luego de la ceremonia el Papa retornaría al Vaticano. Pero volverá a Caserta, 48 horas después, mañana, esta vez, para encontrarse con un amigo, el pastor evangélico Giovanni Traettino, a quien conoció en Buenos Aires en el año 2006.