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Dios mío pasó con éxito por el Teatro Mitre

Lunes, 25 de agosto de 2014 00:00
<p>EN ESCENA/ ANA ES LA PSICÓLOGA QUE ENCARNA LA ACTRIZ Y LEYRADO, EL PACIENTE.</p>

Bajo el nombre "Dios mío" y sobre las tablas de la sala principal del Teatro Mitre los afamados actores Thelma Biral y Juan Leyrado protagonizan la obra que supo conmover y hacer reír al público jujeño que celebró el histrionismo de los artistas, las reflexiones y la puesta en escena. La historia tan cómica como reflexiva ahonda en las problemáticas del hombre actual como las consecuencias de sus actos en la conservación de la vida en el mundo. Se trata de la obra de la escritora Anat Gov, que los actores que arribaron al suelo jujeño supieron dar vida con mucha avidez, tocando temas tan viscerales como la fe, las creencias, y las dificultades humanas desplegadas en una sesión de terapia. Ana es la psicóloga que encarna la actriz y Leyrado representa al paciente, que es nada menos que Dios. La historia va tomando forma cuando accede a dar terapia a un paciente quien termina confesando que es el todopoderoso y necesita de su ayuda. La sesión se sucede con inesperadas estrategias de la incrédula psicóloga que pone a prueba al especial paciente para tratar de salvar con él al mundo. Entonces surgen en sus preocupaciones las consecuencias del proceder "humano" que fuera desvirtuándose poco después de la creación, y que hicieron de este mundo un lugar contaminado, dañado.En la terapia también surgen problemáticas existenciales del hombre, que se inician con los de la misma psicóloga por su supuesto descreimiento ante impotencia por su dolor y soledad, signado por el cuidado de su hijo autista, muy bien representado por Sebastián Masturini. La crisis del paciente develó muchas de las debilidades del hombre, desde el egoísmo, la necesidad del amor, miedos, fragilidad, el desapego, y otros conflictos internos propios de lo humano. Cada escena se transitó a través del talento de los actores que supieron crear el clima necesario, la expresión justa, y con una expresividad corporal que hacen de la puesta un contenido equilibrado, intrigante y por momentos cómicos, que supieron cautivar al público. La escenografía como los efectos especiales sirvieron para materializar la magnificencia que caracteriza al creador, su poder en comparación a la del hombre. La puesta fue contundente, dando cuenta de la experiencia de los actores, que confirmaron la precisión de su arte sobre las tablas, que el público jujeño agradeció pese a un exabrupto de la actriz molesta por la cobertura fotográfica que sorprendió, desconcentró pero no empañó su presentación.

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Bajo el nombre "Dios mío" y sobre las tablas de la sala principal del Teatro Mitre los afamados actores Thelma Biral y Juan Leyrado protagonizan la obra que supo conmover y hacer reír al público jujeño que celebró el histrionismo de los artistas, las reflexiones y la puesta en escena. La historia tan cómica como reflexiva ahonda en las problemáticas del hombre actual como las consecuencias de sus actos en la conservación de la vida en el mundo. Se trata de la obra de la escritora Anat Gov, que los actores que arribaron al suelo jujeño supieron dar vida con mucha avidez, tocando temas tan viscerales como la fe, las creencias, y las dificultades humanas desplegadas en una sesión de terapia. Ana es la psicóloga que encarna la actriz y Leyrado representa al paciente, que es nada menos que Dios. La historia va tomando forma cuando accede a dar terapia a un paciente quien termina confesando que es el todopoderoso y necesita de su ayuda. La sesión se sucede con inesperadas estrategias de la incrédula psicóloga que pone a prueba al especial paciente para tratar de salvar con él al mundo. Entonces surgen en sus preocupaciones las consecuencias del proceder "humano" que fuera desvirtuándose poco después de la creación, y que hicieron de este mundo un lugar contaminado, dañado.En la terapia también surgen problemáticas existenciales del hombre, que se inician con los de la misma psicóloga por su supuesto descreimiento ante impotencia por su dolor y soledad, signado por el cuidado de su hijo autista, muy bien representado por Sebastián Masturini. La crisis del paciente develó muchas de las debilidades del hombre, desde el egoísmo, la necesidad del amor, miedos, fragilidad, el desapego, y otros conflictos internos propios de lo humano. Cada escena se transitó a través del talento de los actores que supieron crear el clima necesario, la expresión justa, y con una expresividad corporal que hacen de la puesta un contenido equilibrado, intrigante y por momentos cómicos, que supieron cautivar al público. La escenografía como los efectos especiales sirvieron para materializar la magnificencia que caracteriza al creador, su poder en comparación a la del hombre. La puesta fue contundente, dando cuenta de la experiencia de los actores, que confirmaron la precisión de su arte sobre las tablas, que el público jujeño agradeció pese a un exabrupto de la actriz molesta por la cobertura fotográfica que sorprendió, desconcentró pero no empañó su presentación.