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13 de Mayo,  Jujuy, Argentina
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Le puso la firma a la cultura y la historia de Jujuy

Lunes, 01 de septiembre de 2014 00:00
RAÚL CALIZAYA CONOCIDO POR SU SAPIENCIA RECIBIENDO EL PREMIO SAN SALVADOR EL AÑO PASADO
No sólo puso su firma para certificar la autenticidad de documentos y rúbricas de otros, sino también en innumerables acontecimientos culturales fundamentales de Jujuy. Por eso el homenaje merecido por su fructífera vida, un día después de su entierro, merece un lugar en la sección cultural de nuestro matutino.
Sí, toda la provincia lo conoció como "el escribano" Raúl Calizaya, pero lo cierto es que aún en su estudio, se podía respirar una vida dedicada a la investigación histórica, cultural, musical, folclórica y antropológica de Jujuy.
Sus acciones relacionadas con la cultura le coparon la misma cantidad de tiempo y dedicación que su trabajo en la profesión de escribano, y la de maestro nacional (que fue su primer título obtenido).
El querido y reconocido escribano, falleció el sábado pasado. Llevaba en sus espaldas, más de ocho décadas, que sin dudas no fueron desperdiciadas. La voz y el conocimiento de Calizaya eran material de consulta siempre, en cada decisión fundamental relacionada a la historia de Jujuy. Fue convocado en sesiones del Concejo Deliberante para tratar temas como el homenaje al gaucho jujeño, en los actos de aniversario de su ciudad natal, La Quiaca, porque quién mejor que él para contar la historia desconocida de su tierra.
Si bien se fue de La Quiaca en la década del 60', nunca perdió contacto con sus necesidades. Incluso, en 1981 fue intendente municipal de la ciudad fronteriza. También fue Ministro de Gobierno de Jujuy en 1982 y en 1985 fue elegido Convencional Constituyente, para la reforma de la Constitución Provincial.
En los actos relacionados a fechas históricas, su presencia era un sello; en publicaciones culturales, su participación era enriquecedora; y en fiestas folclóricas, su palabra engalanaba los contenidos de fondo.
Sin dudas se fue un ciudadano que cumplió con su misión. En una entrevista que otorgó al diario digital Jujuy al Momento, dejó claro su horizonte en la vida: "No solamente tenemos que brindarnos en la faz profesional en nuestra vida, porque cumplimos con una función y una misión social. De ahí que viene la necesidad de vincularse con las instituciones, con las inquietudes de las comunidades, de los pueblos y los intereses de la provincia". Y Raúl Calizaya lo hizo.
Fuera de su faz profesional, dejó aportes como los números publicados de la revista Alero Coya, que hablaba de Jujuy, su historia, sus paisajes, su profundidad; también tiene en su haber un ensayo sobre el origen de la zamba "La Yaveña", que supo exponer en un congreso nacional de folclore; y fue colaborador de el suplemento dominical de El Tribuno de Jujuy, Literarte, donde publicaba su columna "La morada de Panthy Aru"; entre otras acciones destacadas de su vida.
Nació en la ciudad fronteriza de La Quiaca, el 17 de marzo de 1931.
Desarrolló una intensa actividad en Jujuy, fue escribano de Gobierno, desde 1962 hasta 1963 y director de la Comisión de Cultura de La Quiaca, en 1971. Durante su gestión, se habilitaron el Museo Arqueológico y el Centro de Investigaciones del Folclore en esa ciudad.
El año pasado recibió el Premio San Salvador que otorga la municipalidad capitalina a ciudadanos destacados.
Falleció el sábado y sus restos descansan en el "Jardín del Castillo".

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No sólo puso su firma para certificar la autenticidad de documentos y rúbricas de otros, sino también en innumerables acontecimientos culturales fundamentales de Jujuy. Por eso el homenaje merecido por su fructífera vida, un día después de su entierro, merece un lugar en la sección cultural de nuestro matutino.
Sí, toda la provincia lo conoció como "el escribano" Raúl Calizaya, pero lo cierto es que aún en su estudio, se podía respirar una vida dedicada a la investigación histórica, cultural, musical, folclórica y antropológica de Jujuy.
Sus acciones relacionadas con la cultura le coparon la misma cantidad de tiempo y dedicación que su trabajo en la profesión de escribano, y la de maestro nacional (que fue su primer título obtenido).
El querido y reconocido escribano, falleció el sábado pasado. Llevaba en sus espaldas, más de ocho décadas, que sin dudas no fueron desperdiciadas. La voz y el conocimiento de Calizaya eran material de consulta siempre, en cada decisión fundamental relacionada a la historia de Jujuy. Fue convocado en sesiones del Concejo Deliberante para tratar temas como el homenaje al gaucho jujeño, en los actos de aniversario de su ciudad natal, La Quiaca, porque quién mejor que él para contar la historia desconocida de su tierra.
Si bien se fue de La Quiaca en la década del 60', nunca perdió contacto con sus necesidades. Incluso, en 1981 fue intendente municipal de la ciudad fronteriza. También fue Ministro de Gobierno de Jujuy en 1982 y en 1985 fue elegido Convencional Constituyente, para la reforma de la Constitución Provincial.
En los actos relacionados a fechas históricas, su presencia era un sello; en publicaciones culturales, su participación era enriquecedora; y en fiestas folclóricas, su palabra engalanaba los contenidos de fondo.
Sin dudas se fue un ciudadano que cumplió con su misión. En una entrevista que otorgó al diario digital Jujuy al Momento, dejó claro su horizonte en la vida: "No solamente tenemos que brindarnos en la faz profesional en nuestra vida, porque cumplimos con una función y una misión social. De ahí que viene la necesidad de vincularse con las instituciones, con las inquietudes de las comunidades, de los pueblos y los intereses de la provincia". Y Raúl Calizaya lo hizo.
Fuera de su faz profesional, dejó aportes como los números publicados de la revista Alero Coya, que hablaba de Jujuy, su historia, sus paisajes, su profundidad; también tiene en su haber un ensayo sobre el origen de la zamba "La Yaveña", que supo exponer en un congreso nacional de folclore; y fue colaborador de el suplemento dominical de El Tribuno de Jujuy, Literarte, donde publicaba su columna "La morada de Panthy Aru"; entre otras acciones destacadas de su vida.
Nació en la ciudad fronteriza de La Quiaca, el 17 de marzo de 1931.
Desarrolló una intensa actividad en Jujuy, fue escribano de Gobierno, desde 1962 hasta 1963 y director de la Comisión de Cultura de La Quiaca, en 1971. Durante su gestión, se habilitaron el Museo Arqueológico y el Centro de Investigaciones del Folclore en esa ciudad.
El año pasado recibió el Premio San Salvador que otorga la municipalidad capitalina a ciudadanos destacados.
Falleció el sábado y sus restos descansan en el "Jardín del Castillo".

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