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Se fue el decano del periodismo jujeño

Lunes, 22 de septiembre de 2014 00:00
RODOLFO TITO CEBALLOS, APASIONADO PERIODISTA.
Rodolfo Irineo Ceballos nunca dejó de hacer periodismo. Tenía 91 años y la pasión intacta. Ayer, a cinco días de su partida, apareció publicado en Pregón, el diario en el que profesó el oficio, el último artículo que escribió vinculado con los empréstitos forzosos a partir de 1810.
Riguroso en sus investigaciones, incisivo y frontal, Tito fue un ardiente periodista que incursionó con éxito en medios gráficos, radiales y televisivos. Tenía una personalidad arrolladora, era respetuoso y hacía un culto de la caballerosidad.
Era frecuente verlo a media mañana en la confitería Carena tomando un café siempre en la misma mesa, rodeado de empresarios, políticos y personalidades de la cultura que se acercaban a conversar con él. Dialogar con este respetable hombre de las letras era un placer, al igual que la lectura de sus escritos, sobre todo los literarios y los vinculados con el Jujuy de antaño.
De gran ductilidad, tenía la capacidad de producir textos periodísticos e investigaciones históricas y al mismo tiempo conmover con prosas plenas de poesía. Su exquisita sensibilidad se percibe en su libro "En Jujuy comienza la patria" cuando dice: "Tierra de leyenda y opulenta de paisajes por la bendición de Dios, Jujuy está ubicada entre la luz del cielo y el alma de la tierra".
A los 15 años de edad abrazó el periodismo. En la década de los 50 comenzó a trabajar en el diario Pregón, donde ejerció la coordinación general de la Redacción y en los últimos tiempos tenía a su cargo la primera plana del suplemento dominical. También por catorce años dirigió la revista Acción económica.
En 1992, por sus investigaciones históricas, sociales y políticas mereció el premio al Mejor investigador periodístico otorgado por la Revista Artes y Letras. En 1996 recibió la medalla de oro instituida por los familiares de Macedonio Graz, el primer periodista jujeño que fundó el diario El Orden en 1856. En 1996 el Centro de Estudios Políticos y Sociales de Tucumán le entregó la distinción "Iris Marga", en el rubro Prensa. En 1999, cuando apareció su primer libro "Jujuy en la Memoria", el Concejo Deliberante capitalino lo reconoció como "ciudadano comprometido con su tierra y su gente", al tiempo que se lo distinguió con un diploma de honor por su actuación como jurado en la entrega de los Premios a la Cultura, organizado por el complejo educativo "José Hernández". En 2000 recibió el Premio San Salvador, el más importante que otorga la Municipalidad capitalina. En 2001 publicó su segundo libro, titulado "En Jujuy comienza la Patria". Ese mismo año la Universidad Católica de Salta le otorgó medalla de plata y diploma en reconocimiento a su trayectoria tanto en Jujuy como en Salta. En 2002 fue distinguido con el Premio Santa Clara de Asís, que otorga la Liga de Madres de Familia, y en 2004 la Cámara de Diputados de la Nación lo designó "Mayor Notable. En 2005 presentó su tercer libro titulado "Jujuy en la Historia". En 2006, en el marco del Día del Periodista, la Guarnición Ejército Jujuy le entregó una urna conteniendo un "cazador", única distinción anual otorgada por la fuerza; mientras que para la misma fecha en 2011, el Gobierno de Jujuy le entregó una plaqueta como distinción a su trayectoria. Ese mismo año, el Senado de la Nación reconoció su trayectoria como escritor y decano del periodismo jujeño. En 2012 fue condecorado por el Consejo Supremo de la Cofradía de la Bandera Nacional de la Libertad Civil, con medalla y diploma de honor.
También militó en la política, resultando electo diputado provincial de la Unión Cívica Radical en 1958, cargo al que renunció para seguir siendo periodista. En 1962 fue nuevamente electo diputado, cuando se produjo el golpe militar contra el presidente Frondizi. Ya en 1986 fue presidente del bloque de convencionales constituyentes del Movimiento Popular Jujeño que sancionó la nueva Constitución provincial.
Rodolfo Ceballos no dejó nada librado al azar. Su última voluntad se cumplió a rajatabla. No quería una despedida pomposa ni discursos. Y así fue, sus restos fueron inhumanos a pocas horas del deceso en un cementerio capitalino. Fue una ceremonia íntima en la que estuvieron sus familiares más cercanos.
Lo vamos a extrañar.

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Rodolfo Irineo Ceballos nunca dejó de hacer periodismo. Tenía 91 años y la pasión intacta. Ayer, a cinco días de su partida, apareció publicado en Pregón, el diario en el que profesó el oficio, el último artículo que escribió vinculado con los empréstitos forzosos a partir de 1810.
Riguroso en sus investigaciones, incisivo y frontal, Tito fue un ardiente periodista que incursionó con éxito en medios gráficos, radiales y televisivos. Tenía una personalidad arrolladora, era respetuoso y hacía un culto de la caballerosidad.
Era frecuente verlo a media mañana en la confitería Carena tomando un café siempre en la misma mesa, rodeado de empresarios, políticos y personalidades de la cultura que se acercaban a conversar con él. Dialogar con este respetable hombre de las letras era un placer, al igual que la lectura de sus escritos, sobre todo los literarios y los vinculados con el Jujuy de antaño.
De gran ductilidad, tenía la capacidad de producir textos periodísticos e investigaciones históricas y al mismo tiempo conmover con prosas plenas de poesía. Su exquisita sensibilidad se percibe en su libro "En Jujuy comienza la patria" cuando dice: "Tierra de leyenda y opulenta de paisajes por la bendición de Dios, Jujuy está ubicada entre la luz del cielo y el alma de la tierra".
A los 15 años de edad abrazó el periodismo. En la década de los 50 comenzó a trabajar en el diario Pregón, donde ejerció la coordinación general de la Redacción y en los últimos tiempos tenía a su cargo la primera plana del suplemento dominical. También por catorce años dirigió la revista Acción económica.
En 1992, por sus investigaciones históricas, sociales y políticas mereció el premio al Mejor investigador periodístico otorgado por la Revista Artes y Letras. En 1996 recibió la medalla de oro instituida por los familiares de Macedonio Graz, el primer periodista jujeño que fundó el diario El Orden en 1856. En 1996 el Centro de Estudios Políticos y Sociales de Tucumán le entregó la distinción "Iris Marga", en el rubro Prensa. En 1999, cuando apareció su primer libro "Jujuy en la Memoria", el Concejo Deliberante capitalino lo reconoció como "ciudadano comprometido con su tierra y su gente", al tiempo que se lo distinguió con un diploma de honor por su actuación como jurado en la entrega de los Premios a la Cultura, organizado por el complejo educativo "José Hernández". En 2000 recibió el Premio San Salvador, el más importante que otorga la Municipalidad capitalina. En 2001 publicó su segundo libro, titulado "En Jujuy comienza la Patria". Ese mismo año la Universidad Católica de Salta le otorgó medalla de plata y diploma en reconocimiento a su trayectoria tanto en Jujuy como en Salta. En 2002 fue distinguido con el Premio Santa Clara de Asís, que otorga la Liga de Madres de Familia, y en 2004 la Cámara de Diputados de la Nación lo designó "Mayor Notable. En 2005 presentó su tercer libro titulado "Jujuy en la Historia". En 2006, en el marco del Día del Periodista, la Guarnición Ejército Jujuy le entregó una urna conteniendo un "cazador", única distinción anual otorgada por la fuerza; mientras que para la misma fecha en 2011, el Gobierno de Jujuy le entregó una plaqueta como distinción a su trayectoria. Ese mismo año, el Senado de la Nación reconoció su trayectoria como escritor y decano del periodismo jujeño. En 2012 fue condecorado por el Consejo Supremo de la Cofradía de la Bandera Nacional de la Libertad Civil, con medalla y diploma de honor.
También militó en la política, resultando electo diputado provincial de la Unión Cívica Radical en 1958, cargo al que renunció para seguir siendo periodista. En 1962 fue nuevamente electo diputado, cuando se produjo el golpe militar contra el presidente Frondizi. Ya en 1986 fue presidente del bloque de convencionales constituyentes del Movimiento Popular Jujeño que sancionó la nueva Constitución provincial.
Rodolfo Ceballos no dejó nada librado al azar. Su última voluntad se cumplió a rajatabla. No quería una despedida pomposa ni discursos. Y así fue, sus restos fueron inhumanos a pocas horas del deceso en un cementerio capitalino. Fue una ceremonia íntima en la que estuvieron sus familiares más cercanos.
Lo vamos a extrañar.

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